martes 16 de julio de 2013, 16:19h
Todo es cuestión de cálculos y a ciertas
horas conviene no meterse en matemáticas, lo dice el Ministerio del
Interior que previene a los jóvenes británicos en contra de esa moda
suicida de saltar de los balcones a las piscinas de los hoteles. De vez
en cuando el cálculo se hace a la ligera y en lugar de una bomba cayendo
al agua se escucha el crujir de un esqueleto deshuesado contra el
hormigón; fatal sin duda.
Nos podríamos preguntar si el PP ha calculado el daño que le puede
hacer Bárcenas y si le están dando la respuesta adecuada a la amenaza o
han optado por hacer "balconing" ante el peligro, a veces la ligereza
con la que se despachan las amenazas llevan a pensar que andan sobrados
de razones y que este bochorno estival de filtraciones y fotocopias no
les afecta cuando algo sí les toca. El malestar a las bravuconadas no se
resuelve a lo "Floriano" con una larga cambiada o con una manoletina
que por ceñidas siempre resultan muy vistosas, mas si se hacen en el
centro del albero. Si nadie en el PP está dispuesto a admitir que hubo
pagos oscuros que incluyeron comisiones ilegales entonces se la están
jugando en una actividad tan peligrosa como es el "balconing" electoral
que luego canta el CIS en las encuestas. El juez será quién diga qué
verdad hay en los papeles de Bárcenas pero la oportunidad que tiene el
PP de romper con el pasado es histórica, y si ese pasado incluye épocas
oscuras de Aznar también. Bárcenas puede mentir en su defensa, está en
su derecho, pero el PP se complica la vida y se vincula por desprecio al
destino de su antiguo contable. No se trata de una persona que pasaba
por allí si no de alguien que conocía el partido desde dentro y que fue
premiado con un escaño en el Senado en virtud a los méritos contraídos,
(aunque sus méritos se los llevó a Suiza que es dónde mejor cuidan estas
cosas). Y lo hizo delante de Arenas, Aznar, Rajoy, de todos los que
ahora reniegan de él pero le dejaron actuar porque hubo una época en la
que se creyeron elegidos para la gloria e intocables.
El ambiente en Génova es turbio, no hace tanto que Floriano
amenazaba con querellarse contra aquellos que publicaran informaciones
no adecuadas sobre el PP. Las voces críticas internas de Aguirre o de
Vidal Quadras se escuchan filtradas por las paredes, son las primeras
pero no las únicas. Lo aconsejable es caminar con casco como si
estuvieran puliendo la fachada de las manchas que dejan las palomas
capitalinas, a fin de cuentas Bárcenas en este momento es un agente
contaminador que va a emponzoñar todo aquello que pueda. El peligro está
en el desprendimiento pero no de cascotes si no de la verdad.