martes 16 de julio de 2013, 16:16h
Hay que tener desparpajo pero sobre todo
tener un sentido de la ética política francamente bajo para decir, como
ha dicho, el alcalde Barcelona, Javier Trías, que su partido estaría
dispuesto a votar una moción de censura contra Mariano Rajoy si el
"candidato" elegido se compromete a favorecer una consulta sobre la
independencia en Cataluña.
A lo que parece al señor Trías le importa un pimiento que el caso
Bárcenas huela a podrido por todas partes, y que la situación política
de Mariano Rajoy esté, en este momento, lastrando a España. Ni siquiera
se plantea que adoptar alguna iniciativa parlamentaria, sea necesaria
por una cuestión de salud pública, para él lo único importante es que en
Cataluña se celebre un referéndum para decidir si quieren o no
continuar formando parte de España.
Las palabras de Xavier Trías ponen de manifiesto que para la gente
de Convergencia cada vez que pactan con el resto de los grupos lo hacen
a tanto la pieza. De poco le sirve a Josep Antoni Duran Lleida en su
labor de portavoz de CiU intentar dar siempre una dimensión de hombre de
Estado a cuanto hace o dice. Duran procura aunar los intereses de
Cataluña con los del resto de España, pero está claro que esa es una
política que responde a la visión de Unió, pero en ningún caso a la de
Convergencia. A los hechos, o mejor dicho a las palabras de unos y de
otros, me remito.
Lo cierto es que en estos momentos, con la que está cayendo,
Convergencia continua instalada en esa vieja frase de que hay de lo
suyo, y lo suyo no es otra cosa que el camino disparatado iniciado por
Artur Mas y que está agudizando la crisis política que a nivel general
padecemos en España.
Lo peor es que en estos momentos ni PSOE ni PP están sabiendo dar
una respuesta a los órdagos que plantean los nacionalistas catalanes.
Los socialistas porque creen que una política de concesiones sin fin
aplaca a los nacionalistas y los populares porque instalados en la
intransigencia se niegan a escuchar a los nacionalistas.
La relación del PSOE con el PSC empieza a resultar patética. Es
como esas parejas en las que uno actúa en plan primo de Zumosol
imponiendo su voluntad a la otra parte, diciendo que hace lo que quiere y
que mucho cuidadito con que no dejarle hacerlo, en realidad lleva a
cabo un continuo maltrato sicológico sin que la otra parte se atreva a
rechistar y solo haga que dedicar todas sus fuerzas a intentar evitar
que le abandonen. Pues así parecen PSC y PSOE. Naturalmente, por si cabe
alguna duda, el que actúa en plan prepotente es el PSC.
Realmente resulta admirable la paciencia de Rubalcaba para
intentar evitar el divorcio con los socialistas catalanes. El líder del
PSOE parece obviar que si se consumara la rotura no pasaría nada porque
el PSOE tiene capacidad para montar de inmediato una federación
socialista en Cataluña.
En cuanto al PP parecen no terminar de entender que instalarse en
una permanente política del NO a la larga no conduce a ninguna parte.
Hace falta firmeza, sí, pero también dialogo.
Eso sí, los hombres de Convergencia, como bien ha puesto de
manifiesto Xavier Trías no tienen más horizonte que convocar un
referéndum y poco les importa lo demás. La verdad es que las palabras de
Trías producen escalofríos por su falta de vergüenza política.