viernes 12 de julio de 2013, 16:19h
De todas las palabras puestas en circulación
por el "caso Bárcenas" -una trama sobre la que se proyecta la sombra de
la presunta financiación irregular del PP-, la más repetida es
"silencio". El principal, el más elocuente, el silencio de Mariano
Rajoy, presidente del PP y del Gobierno que en una extraña concepción
de lo que son las responsabilidades -y servidumbres- de un sistema
democrático ha decidido atrincherarse en un sorprendente mutismo con
blindaje parlamentario incluido que sí bien le pone a cubierto de las
preguntas incómodas de la oposición no rebaja el grado de suspicacia
instalado ya en el juicio de la opinión pública acerca de éste caso.
Ya digo que el silencio del Presidente es muy elocuente, pero hay
otros que también llaman la atención. Me refiero al de varios dirigentes
del PP cuyos nombres también aparecen en el ya famoso cuaderno de
Bárcenas. Asientos contables en los que fueron consignados supuestos
pagos de importantes sumas de dinero presuntamente percibidas por
quienes a la sazón (años 1998 y 99) formaban parte, junto a Mariano
Rajoy, del Consejo de Ministros presidido por José María Aznar.
Toda España conoce que en las hojas hoy en poder del juez Pablo
Ruz, aparecen consignados los nombres de Rodrigo Rato, Francisco Álvarez
Cascos, Javier Arenas y Jaime Mayor Oreja. Menos Álvarez Cascos, hoy
timonel de su solitaria travesía política asturiana, los otros tres
siguen formando parte del PP y Arenas y Mayor Oreja en niveles de
dirección.
Ante la aparición de un documento cuyos datos de ser falsos
suponen una imputación de un presunto cobro irregular de dinero ,¿por
qué no se han querellado contra Luis Bárcenas viso que el ex tesorero ha
reconocido ser el autor de los mencionados asientos contables? Que
Rodrigo Rato guarde silencio, puede encontrar cierta lógica visto que
tras su infausto paso por la presidencia de Bankia debe haber
desarrollado algún tipo de fobia hacia los tribunales, pero no es el
caso ni de Javier Arenas ni de Jaime Mayor Oreja. Los dos siguen en
política.
En el caso de Arenas en primera fila y despachando doctrina y
moralina a propósito de las conductas políticas ajenas. Qué extraña
afasia la de Javier Arenas, un ciudadano que cuando estalló el escándalo
Bárcenas dijo estar plenamente convencido de la honorabilidad del
tesorero. Claro que también el propio Rajoy dijo que jamás se
demostraría que Bárcenas no era inocente y ahora, en su nombre y para
vetar una comparecencia parlamentaria, Alfonso Alonso, el portavoz
popular, le llaman delincuente.