Los efectos de la reforma laboral
Alarma en las empresas: 1,8 millones de trabajadores sin convenio a partir del lunes
viernes 05 de julio de 2013, 07:57h
Un año entero avisando y, al final, a
1.800.000 trabajadores les puede coger el toro. El Gobierno puso la primera
piedra con la reforma laboral de febrero de 2012 y la norma acabó de
concretarse en julio pasado. El objetivo era ganar flexibilidad, obligar a
empresarios y trabajadores a buscar nuevos marcos para adaptarse a la coyuntura
de crisis. Pero poner el mango de la sartén en manos de los empresarios está
causando efectos colaterales muy graves: más de 1.300 convenios en el aire. Así
las cosas, el Ejecutivo está muy preocupado y hace llamamientos a la paz. En
esta particular batalla, mientras los sindicatos ponen el grito en el cielo,
los empresarios muestran una extraña calma.
Este domingo
vence el plazo de un año dado en la reforma laboral para la prórroga automática
de los convenios colectivos. Es el final de la llamada ultraactividad. El
próximo lunes 8 de julio decaerán unos
1.320 convenios colectivos pendientes de renovación y denunciados, que afectan
a 1,8 millones de trabajadores. Esto significa que los convenios pueden desaparecer
y las condiciones de trabajo de los afectados, incluidos los salarios,
quedarían, si así lo reclaman las empresas, reguladas por los convenios de
ámbito superior, si existen, o por el Estatuto de los Trabajadores.
A fecha de diciembre del año pasado estaban en esta
situación 3.069 convenios, que afectaban a 5,4 millones de trabajadores. Los
sindicatos achacaban entonces la causa del bloqueo a la intención de los
empresarios de ganar tiempo y evitar así la actualización de los salarios. En 6
meses la problemática ha mejorado, pero más de un 40% siguen en peligro.
Hasta la reforma laboral, la
ultraactividad podía ser indefinida. Salvo pacto en contrario, un convenio
continuaba vigente mientras no se uno aprobara el nuevo que lo sustituyera. En cambio,
el límite a la ultraactividad es ahora una herramienta que pueden utilizar los
sectores y las empresas cuando no existe acuerdo y un mecanismo de presión
sobre los comités de empresa.
Los
sindicatos y la patronal firmaron un acuerdo para instar a que, en los
convenios colectivos donde se haya detectado un bloqueo, se recurra a los
mecanismos de solución autónoma de conflicto. O bien a pactar una prórroga para
seguir negociando a partir del 8 de julio.
Aún así, los
servicios jurídicos de los sindicatos no tienen del todo claro lo que pueda
pasar a partir del lunes y destacan la enorme complejidad de la nueva normativa
laboral. De hecho, ponen como ejemplo el caso de convenios en la hostelería,
cuyas negociaciones acabaron en una convocatoria de huelga durante varios días
de la campaña de Navidad. El conflicto terminó cuando centrales y patronales
del sector firmaron un preacuerdo dentro del Servicio de Solución Extrajudicial
de Conflictos. En está línea, los expertos jurídicos prevén un incremento de la
conflictividad y judicialización a partir de la próxima semana.
Juzgados colapsados
Precisamente,
Comisiones Obreras ya ha asegurado que llevará a los tribunales los casos de
los convenios que queden sin efecto el 7 de julio. "El día 8 no acaba
todo, lucharemos en los juzgados porque los derechos de los trabajadores no
pueden ser anulados", ha afirmado el secretario de Acción Sindical, Ramón
Górriz. Por su parte, el secretario general, Ignacio Fernández Toxo, augura que
se "colapsarán" los juzgados de lo social a causa de las reclamaciones
individuales que presentarán los empleados por pérdida de derechos.
La primera
prueba de esta conflictividad creciente se vivió ayer en el País Vasco. Los
sindicatos CCOO, LAB, UGT y ESK
convocaron un paro parcial de 4 horas durante la mañana y miles de trabajadores
salieron a las calles para demandar un giro radical de esta situación.
Ramón Górriz
ha recordado que desde el año 2012 ha habido tres sentencias del Tribunal
Superior de Justicia de Madrid que indican que el descuelgue de un convenio es
siempre temporal y negociado, que el empresario no puede prorrogarlo ni
establecerlo con carácter retroactivo y que nunca puede ir más allá de la
vigencia del propio convenio.
El
secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, ha insistido en que si el 8
de julio se produce una caída generalizada de los convenios colectivos
afectados, se producirá un fuerte aumento de la conflictividad que "no va
a haber quien la pare". Ferrer denuncia que hay "sectores
empresariales que soñaron que el 8 de julio decaía todo" y que están
"oponiendo resistencia" a la renovación de los convenios.
De forma
conjunta, los sindicatos han lanzado un llamamiento
al Gobierno para que "replantee" el límite a la prórroga automática
de los convenios. Según explican, el acuerdo entre las partes del pasado 23 de
mayo para dar salida a los convenios pendientes está teniendo un cumplimiento
"insuficiente", por lo que plantearán al Ejecutivo esta urgencia
coincidiendo con la revisión que tiene que hacer de la reforma laboral.
Llamamientos a la cordura
La
ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, considera que la
responsabilidad de evitar que queden sin efecto los convenios denunciados y en
fase de renovación es de los agentes sociales. De esta forma, la ministra hace
un llamamiento a patronal y sindicatos para "sumen esfuerzos" y
encuentren soluciones al bloqueo en el que se encuentran algunos convenios
colectivos.
Báñez confía en el "buen
hacer" de los interlocutores sociales y apela a su autonomía negociadora
para solventar esta situación, en la que descarta la intervención del Gobierno.
Mientras, las piezas se empiezan a mover en algunas
comunidades. Así, el Gobierno vasco va a elevar al Consejo Vasco de Relaciones
Laborales, la propuesta planteada por su lehendakari para que se prolongue la
ultraactividad de los convenios más allá del domingo.
Ayer el lehendakari y los responsables de las tres patronales
territoriales mantuvieron un encuentro donde Iñigo Urkullu les trasladó una
propuesta de acuerdo interprofesional de eficacia normativa en materia de
estructura y otros contenidos de la negociación colectiva de la Comunidad
Autónoma Vasca. Este planteamiento contempla la prevalencia sectorial y
provincial de los convenios territoriales y del País Vasco. Además recoge el
mantenimiento de la vigencia de los convenios sectoriales ya denunciados más
allá del 7 de julio. Urkullu también ha puesto sobre la mesa que sean
empresarios y sindicatos quienes marquen un nuevo plazo para la vigencia de los
convenios, aunque en su propuesta se apuesta por una ultractividad ilimitada.
La CEOE, muy tranquila
Sin embargo,
el presidente de la gran patronal ha afirmado que "de ninguna manera"
teme una oleada de conflictividad ante esta situación. Juan Rosell ha asegurado
que en las últimas semanas se están negociando "muchísimos convenios"
y que "no hay gran cantidad de incendios".
"Siempre
hay problemas cuando se acaba un convenio y se tiene que renovar, pero en estos
momentos no hay muchos convenios que tengan problemas importantes en la
negociación", ha subrayado Rosell, que cree que no hay motivos para
preocuparse por la posibilidad de que no se firmen.
En cuanto a
los convenios que sí están teniendo problemas para salir adelante y que Rosell
cree que son pocos, el dirigente de la CEOE ha animado a ponerlos sobre la mesa
para tratar de solucionar las dificultades.