martes 25 de junio de 2013, 16:32h
La que tiene montada Wert con su peculiar cruzada por el 6,5 ha servido
para que algunos parlamentarios cuenten cómo fueron sus notas y hay
casos terribles dignos de un momento de reflexión. Sánchez Llibre, de
CiU, repitió el último curso de Bachiller "¡pero porque en aquella época
jugaba al fútbol!". No llegó a categoría de Cruiff, tampoco a la de
brillante alumno, pero como el chico tenía labia se abrió un prometedor
futuro en política que le ha llevado hasta Madrid no como equipo pero sí
como ciudad. José Luís Centella aprobó porque la "media" le compensó de
un suspenso en no sabemos qué. El mas aplicado es el presidente Jesús
Posada que a su Premio Nacional de Bachillerato añade la ristra de
cuarenta matrículas de honor, (¡cuarenta, Wert, para que veas!), y lo dice con esa tranquilidad que
suele tener el presidente del Congreso. Solo le faltó sacudirse una
mota de polvo de la hombrera. Rubalcaba tampoco fue mal alumno pero no
ha querido presumir de nota.
Ahora bien, ya que estamos en junio y es fecha de reconocer
méritos académicos no sabemos qué sacó Bárcenas en Selectividad pero sí
podemos afirmar que este tipo en Geografía del Despiporre debió ser un
hacha. A sus peculiares cuentas suizas también añade otras cuantas por
paraísos fiscales tan exóticos como Bahamas. Igual Wert no le hubiera
permitido estudiar Empresariales en una universidad pública por suerte
lo hizo en la de Comillas que es privada. Como compañero de clase
tampoco debió ser un prodigio según contaba este invierno Manuel Merino
que regenta el bar "El Jamón" en Badajoz y que compartió bachillerato
"con un tipo tímido que no se relacionaba mucho con nadie", (según dijo a
Europa Press Televisión en una entrevista). Pero, ¡ay amigo!, cuándo
despertó en él ese talento por amasar fortunas y por colocarla en
paraísos fiscales emergió una personalidad oculta que le llevó a la
riqueza.
Nos podemos preguntar si es mejor presumir de las cuarenta
matrículas de honor que atesora Jesús Posada o lo que "atesora" de
verdad Luís Bárcenas en esos paraísos fiscales en los que le reciben los
directores de las sucursales con collares hawaianos, le dan dos besos, y
si hiciera falta levantan la pierna como si celebraran un aurresku.
Igual que existe la inteligencia emocional existe la inteligencia fiscal
que tan lucrativa suele ser para quienes saben manejarla porque no está
al alcance de todo el mundo. Es aquello de que el chico parece un poco
lelo pero es muy listo para los negocios.
El cuadro de honor lo encabeza Jesús Posada, sin duda. Y el cuadro de
deshonor Luís Bárcenas que solo en "morro" ya tiene un sobresaliente
alto.