lunes 24 de junio de 2013, 07:50h
Aprovechando
que el Pisuerga pasa por Valladolid, José
De la Cavada, esclarecido responsable
de Relaciones Laborales de la CEOE
-Confederación Española de Organizaciones Empresariales-, ha criticado recientemente los cuatro días de permiso que
el Estatuto de los Trabajadores otorga a
estos por defunción de un familiar de primer grado cuando es necesario
pernoctar, "porque hoy los
viajes ya no se hacen en diligencia".
Esta
propuesta -que no es la primera vez que ha sido apuntada por el directivo de la CEOE en estos
últimos meses- busca la reducción
del absentismo laboral en nuestro
país. Y todo, a pesar de que los últimos
datos apuntan a que la tasa de absentismo en España se redujo
medio punto en 2012 en el sector privado. No podía ser de otro modo en unos
momentos en que, por un lado, las facilidades otorgadas por la última reforma laboral del gobierno Rajoy ha dado alas a los empresarios para reajustar sus
plantillas al menor coste de los
últimos decenios y, por otro, la prudencia o el miedo (escoja Vd. mismo) han aconsejado a los
trabajadores no jugar con fuego y dejar
de enterrar a su abuela por quinta o
sexta vez.
Ejemplaridad
El
ejercicio de la empatía, tan
aconsejado en estos últimos tiempos
por psicólogos y sociólogos, no parece haber calado muy
hondo en el espíritu, sin duda
aguerrido, del alto representante de la
CEOE, ya que, por lo que dice, el señor De
la Cavada parece pensar que los
días que el Estatuto de los Trabajadores
otorga a los empleados por cuenta
ajena están más fundados en la necesidad de hacer frente a los tortuosos
caminos ibéricos y a los trasnochados medios de transporte que a
la de hacer frente a una nueva y
dolorosa realidad a la que debe
enfrentarse el afectado ante la
pérdida de un ser querido como es, sin duda, un padre, un esposo o un
hermano.
No
es exigible la empatía a la CEOE ni a sus dirigentes, pero sí un mínimo grado de
memoria y de conocimientos
jurídico laborales. Si para De la Cavada
el Estatuto de los Trabajadores arrastra un cierto afán proteccionista derivado
de los tiempos de Franco, no puede
aplicarse ese argumento a la firma
libre, pública y de mutuo acuerdo
como son los convenios colectivos
firmados ahora entre
empresarios y trabajadores.
Déjeme,
Sr. De la Cavada, recordar a la
institución que Vd. tan dignamente representa que sería
aconsejable que, mucho antes de intentar dar lecciones de moral
laboral, no estaría demás que se
aplicase antes en
tratar de que podamos
quitarnos de la memoria la
imagen tan poco edificante y ejemplarizante que suponen las prácticas
(no ya desde el punto de vista
laboral, sino también económico y hasta moral) que
llevaba a cabo Gerardo Díaz Ferrán, el antecesor, entre 2007 y 2010, del
presidente actual de la Confederación
de los patronos españoles, que, si no recuerdo mal, fue detenido en diciembre de 2012
por los presuntos delitos de alzamiento de bienes
y blanqueo de dinero y que cuenta
con un curriculum amplísimo en
presuntas estafas, coleccionismo
de querellas y driblings para evitar
embargos, que ya los querría para
sí Cristiano Ronaldo para librarse de las patadas de los defensas del equipo adversario. Ese, a mi modesto
entender, es un ejercicio previo y
prioritario para una
institución que debe predicar con
el ejemplo antes de exigir esfuerzos
adicionales, no siempre racionales, a
los trabajadores de las empresas representadas en su organización.
Con
propuestas como esta -lo siento, pero no puedo evitarlo- me vienen a la
memoria aquellos héroes de mi más tierna infancia que todos
conocíamos como Los Chiripitifláuticos (Valentina, Locomotoro y el Capitán Tan)
que nos proponían ideas tan
descabelladas como las del Sr. De
la Cavada, pero mucho más divertidas.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
|
|
|
|