jueves 20 de junio de 2013, 16:15h
Las múltiples y nunca ácidas conversaciones
que mantienen Rajoy y Rubalcaba quedaron rubricadas con la foto de
Moncloa. Se trataba de oficializar un pacto cara a la Cumbre Europea de
los próximos días 27 y 28. Este y no más es el asunto pactado entre
ambos aunque ambas partes creen que puede servir para abrir vías que
permitan nuevos acuerdos. Desde luego, asuntos pendientes y de
envergadura hay muchos y bueno seria que salieran adelante con el
acuerdo, al menos, de las dos grandes fuerzas políticas y ello por una
razón fundamental: los españoles nos merecemos ya a estas alturas un
mínimo de seguridad de manera que tengamos la certeza de que gobierne
quien gobierne, algunas cuestiones van a tener una cierta vocación de
permanencia. Basten dos ejemplos: la reforma de la Administración y las
pensiones, por no hablar, claro está, de Educación.
A día de hoy aventurar que la foto de ayer es premonitoria y otros
acuerdos en estos asuntos claves, es, de momento, escribir rayas en el
agua. El calendario avanza y el tiempo para llegar a nuevas
confrontaciones se acorta. Se acorta el tiempo y se acortan los márgenes
para el acuerdo.
Llegar a la foto de ayer no ha sido fácil ni para Rajoy ni para
Rubalcaba. El Presidente del Gobierno ha tenido que escuchar desde
dentro que con su mayoría absoluta no necesitaba "dar oxígeno" a
Rubalcaba y este sabe que no todos en su partido aplauden esta vocación
suya por llegar a acuerdos "con la derecha".
Soy de las que creo que el acuerdo con contenido, en principio,
siempre es más rentable para todos que el desacuerdo y en el caso que
nos ocupa indica que Rubalcaba ha logrado en el seno del PSOE varias
cosas. La primera de ellas y quizás la más importante es que esta
voluntad suya de acuerdo -de momento puntual y bien acotado- puede
proporcionar al PSOE una imagen de alternativa que estaba perdiendo a
chorros, ha logrado convertir en "silentes" a sus posibles competidores
por la secretaria general -"hasta después de las europeas, de primarias,
nada"- gracias también al concurso activo de Griñan, Patxi Lopez y
Javier Fernández, presidente de Asturias que en las últimas semanas se
han convertido en guardianes de los tiempos y puede servir -cuando del
PSOE se trata nada se puede dar por seguro-para que el socialismo
español, que atraviesa una de sus peores etapas, comience a recuperar
ese espacio de centro que es, mientras no se demuestre los contrario, el
que hay que conquistar si se quieren ganar las elecciones y Rubalcaba,
como es lógico, quiere ganarlas. El PSOE y el PP se pueden permitir el
lujo de pactar porque nadie les va a equivocar.
Ha habido quienes ven este pacto un claro afán de poner en valor
bipartidismo que es un sistema que, sin duda, tiene sus limitaciones
pero es el que predomina en las democracias más asentadas. ¿Se imagina
alguien un Gobierno de España formado por tres partidos?. Si esto es lo
que decidieran las urnas, será algo tan legítimo como lo es la actual
mayoría absoluta del PP o en su momento lo fueron las logradas por el
PSOE.
España no es un país para adolescentes ni los tiempos están para
bromas. España y los españoles necesitamos de nuevas medidas que aporten
eficacia, solidaridad, certezas, cohesión, prestigio institucional para
que todo ello se traslade a los ciudadanos en términos de bienestar,
mayores cotas de justicia, mas oportunidades para todos. En estos
momentos, el principal responsable de ir haciendo realidad todo esto es
el Gobierno y con él el Partido Popular que goza de una mayoría tan
absoluta como irrepetible pero cuando lo que está en juego, de verdad,
no es el número de votos a los que aspira -todos quieren muchos- sino el
futuro inmediato de España soy de las que ánimo, aun cuando muchos
critiquen tanto a Rajoy como a Rubalcaba, a que no se conformen con la
foto de ayer en Moncloa, que exploren la posibilidad de nuevos acuerdos
con el único límite de que ni uno ni otro traicionen sus propios
límites.