Madrid opta por el turismo sanitario
jueves 20 de junio de 2013, 16:09h
Si el Tribunal Constitucional no lo remedia
la externalización (privatización) de seis hospitales públicos y 27
centros de Salud de la Comunidad de Madrid, es irreversible. Una vez que
ya se sabe quiénes son las tres empresas que han concursado para
gestionar un bien que no es patrimonio del partido en el Gobierno, en
este caso del PP, y sí de los ciudadanos madrileños, a los que nadie ha
consultado ni a los que se ha tenido en cuenta a la hora de llevar a
cabo una decisión de tan profundo calado social.
Una decisión partidista que pone patas arriba nuestro sistema
público de Salud. Una de las pocas joyas de la corona que quedan en pié,
y que corre el riesgo de desaparecer por ese afán privatizador que
tienen algunos políticos liberales, entre los que destaca el Consejero
de la Comunidad señor Lasquetty, que no contento con tomar una medida
tan controvertida como innecesaria, se permite el lujo de amenazar a los
lideres.
De la oposición, entre otros a Tomás Gómez, secretario general de
los socialistas madrileños, cuestionan una decisión de ese calibre sin
consensuarla con el resto de las fuerzas políticas de la Comunidad, y no
digamos ya, sin tener en cuenta las muchas propuestas que le hicieron
llegar de los distintos sectores de la salud pública.
Nada tengo contra la sanidad privada, con lo que no lo estoy de
acuerdo es que un sistema que hemos pagado entre todos, después de años
de cotización a la Seguridad Social, pase a manos privadas, que por lo
que parece son los únicos que saben como gestionar los hospitales.
Cuando todos sabemos que muchos de los que dirigen Ribera Salud y
Sanitas son gente que se formaron en las Administraciones Públicas, de
manera que si esa es la razón única para entregarles uno de los grandes
pilares del estado de bienestar, mal andamos.
Y si de lo que se trataba era de ahorrar, que ahorren, que
estoy segura que hay partidas de las que se puede recortar sin que eso
suponga menos servicios, menos pruebas, menos personal, y menos
tratamientos, que es lo que van a hacer por más que intenten vendernos
la privatización como un bien necesario.
Impedir la atención a los sin papeles para a cambio implantar el
turismo sanitario, es un sarcasmo, quizá porque soy incrédula y no creo
en los milagros ni en la magia, y si en la tozudez de los números.
Los hospitales no son un chicle que se pueda estirar a gusto del
consumidor, los hospitales tienen X camas, X quirófanos, X cirujanos, si
esas camas y esos quirófanos los van a utilizar los ricachones de otros
países, las listas de espera aumentaran considerablemente, y al final
los grandes perjudicados serán los de siempre, la gente humilde, los
trabajadores, que no pueden pagarse la atención privada ¿o no?.