El sueldo medio en 2012 fue de 22.946 euros brutos
anuales según refleja el estudio elaborado por Adecco, que utiliza como fuente
datos del Instituto Nacional de Estadística. Desglosado en 14 pagas, las doce
ordinarias más dos extras, se traduce en 1.639 euros al mes antes de impuestos.
Pero este salario medio no es la muestra más real del comportamiento del mapa
de retribuciones de los trabajadores. La mediana, un dato diferente a la media
que indica la variable que más veces se repite, nos muestra que el sueldo más
común es de 16.000 euros brutos anuales. Dicho de otra manera, los mileuristas
son el grupo más numeroso.
Pero lo más importante es poner estas cifras en
perspectiva. Así, el estudio, que en este caso también cruza datos con la
central estadística europea Eurostat, señala que los españoles cobran de media
un 15,34% menos que los europeos. Los países con sueldos más elevados son
Noruega y Dinamarca, donde se superan los 3.500 euros mensuales. Mientras, en
otros lugares como Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, Finlandia y Holanda ganan un
34% más que en España.
Si la comparación se realiza con Alemania, el país con
menor salario dentro de este grupo, la diferencia es de 806 euros mensuales, un
33% mayor que la remuneración en nuestro país. Además, la brecha salarial entre
España y Reino Unido es de 706 euros mensuales, lo que implica que la
remuneración española es 30% más baja que la británica, una comparación que es
menos desfavorable cuando se efectúa con respecto a Francia (24% menos) o
Italia (15% menos).
Sin embargo, el nivel de la remuneración media
española es mayor a la de 12 países comunitarios. La diferencia mayor es con
Bulgaria, pues en España se cobra 5,5 veces más; Rumanía, donde el salario
español resulta cuatro veces mayor; y Lituania, al que multiplica tres veces.
Sin llegar a estas magnitudes, la ventaja salarial de España es asimismo muy
abultada en comparación con Portugal, cuyo salario supera en un 49,8%, unos 537
euros menos al mes; y con la República Checa, que tiene una remuneración un
55,5% inferior a la española, unos 896 euros al mes.
La fijación del salario toma como base los costes
laborales del país en cuestión, una de las variables que mide la competitividad
de las empresas. Noruega es el país en el que mayor es el coste por hora
trabajada (52, 61 euros). La siguen en la lista: Suiza (44,96 euros), Bélgica
(40,66 euros) y Suecia (40,46 euros). En Francia y Alemania ese coste por hora
también se situaría por encima de los 35 euros. Y en España, esa cifra es de
21, 88 euros, muy por debajo del fijado en otros países europeos. Lo que permite
concluir, con los datos en mano, que España es un país de salarios bajos.
Evolución a la baja
Precisamente, esos costes laborales han sufrido una
evolución históricamente negativa en los dos últimos trimestres contabilizados.
Según el INE, el coste salarial por trabajador y mes disminuyó un 1,4% en el
primer trimestre respecto al mismo periodo de 2012. Este descenso es el segundo
más pronunciado desde que comenzó a elaborarse esta encuesta, en el año 2000,
tras el retroceso del 3,2% experimentado en el último trimestre de 2012.
Bien es cierto que este último periodo prenavideño
estuvo muy condicionado por la reducción de la paga extra de los trabajadores
del sector público. No obstante, una vez superada esta variable que distorsiona
los datos reales comprobamos que las empresas están ajustando y recortando los
salarios. Uno de los pilares básicos de la última reforma laboral que están
recogiendo fielmente los convenios firmados en el último año.
Volviendo a la estadística del INE, del total del coste
laboral, el coste salarial (que comprende todas las remuneraciones, tanto en
metálico como en especie) se redujo un 1,8%, mientras que los otros costes
bajaron un 0,3%, hasta los 671 euros. El coste salarial ordinario, es decir,
sin pagos extraordinarios ni atrasados retrocedió un 0,5%, y el coste laboral
por hora efectiva se situó subió un 2,1%.
Otro agravante que señala el informe de Adecco es que
a pesar del aumento de un 0,5% en el salario medio bruto de 2012, el aumento de
los precios al consumo superó este avance salarial, por lo que en 2012 la
pérdida de poder adquisitivo fue de un 1,9%. En total, desde que comenzó la
crisis en 2008, el salario medio en España ha sufrido una caída en su poder
adquisitivo del 2,3%. En cambio, la evolución del poder de compra del salario
medio entre 2008 y 2012 resultó dispar: mientras que la retribución de los
empleados a jornada completa mejoró un 1,8% en los últimos cuatro años, la de
los que están a jornada parcial se redujo un 2%.
Diferencias disparatadas
A veces la estadística, que siempre pondera las
medias, se comporta como el árbol que nos impide ver el bosque. En un artículo
publicado recientemente por The Economist, tras analizar datos de la Federación
Europea de Empleadores, un empleado medio de una compañía grande española debió
trabajar hasta ocho días en 2012 para igualar la cifra obtenida por su
consejero delegado en apenas una hora: 594 euros de media. Esta cantidad se
dispara en el caso de los trabajadores de menor rango, que necesitan 21 días para
alcanzar la remuneración por hora de los altos directivos.
España ocupa la cuarta posición en el ranking de los
países europeos con la brecha salarial más pronunciada. Por delante quedan
países pertenecientes a la antigua URSS como Rumanía, Ucrania y Rusia, donde
las diferencias entre trabajadores y directivos son estratosféricas pese a lo
reducido de los sueldos. Así, un empleado medio rumano debe trabajar 13 días
para cobrar lo que su jefe en una hora, mientras que en el caso de los
empleados ucranianos y rusos esa cifra se sitúa en 11 días.
Una vez más, los países con mayor índice de desarrollo
(con los países nórdicos en cabeza) destacan por tener la brecha salarial más
baja, no sólo entre trabajadores y altos directivos sino también entre los empleados
de rango medio y bajo, donde la diferencia es mínima. En Noruega, un empleado
medio sólo necesita dos días de trabajo para cobrar lo que un alto directivo en
una hora; un trabajador de rango inferior necesitará un día más. Por debajo del
límite de cinco días aparecen Suiza, Islandia, Irlanda, Dinamarca y Alemania.
Indemnizaciones por despido
Más allá de los salarios, el FMI también pone el dedo
en la llaga con las indemnizaciones por despido. Los 45 días por año trabajado
ya han pasado a la historia. La reforma laboral de
Zapatero generalizó el
despido de 33 días, hasta entonces sólo contemplado en los contratos de fomento
del empleo, y la de Rajoy abrió tanto la mano con las causas objetivas
incluyendo la previsión de pérdidas, que muchas empresas se han acogido en el
último año al despido de 20 días. Cifra que se reduce a 12 porque el Fogasa se
hace cargo de los otros 8 restantes en muchos ERE.
Bien es cierto que en este apartado los españoles
todavía parten con ventaja frente a los países de su entorno. El caso más
similar es el de Portugal, con una indemnización de 20 días por año trabajado.
En Alemania a partir de los 6 meses se puede exigir 15 días por año trabajado
si la empresa tiene más de 15 trabajadores. En Reino Unido hay una indemnización
mínima, que deciden los jueces, si la estancia en el puesto supera los 2 años.
En Dinamarca el coste del improcedente oscila entre 3 y 6 meses de sueldo. En
Bélgica la ley obliga a comunicar el despido con 6 meses de antelación y se
indemniza en función del tiempo que el trabajador tarda en encontrar otro
empleo. En Italia hay dos casos diferentes. En empresas de más de 15 empleados
corresponden hasta 20 mensualidades pero sin derecho a subsidio de desempleo, y
en las de menos de 15 entre 2 y 6 mensualidades con 8 meses de paro. Por
último, en Francia depende del tiempo que haya permanecido el trabajador en la
empresa. Es una escala creciente que va desde 0,2 meses por un año trabajado
hasta 5,3 meses por 20 años.
Con todo, el Gobierno del PP sigue insistiendo en que
su reforma laboral es buena, porque ya está provocando ganancias de
competitividad vía salarios, ha frenado el aumento del paro y sus efectos
plenos se verán cuando la economía empiece a crecer. Opinión que no comparte el
presidente de la CEOE.
Juan Rosell ha manifestado en más de una ocasión que
Alemania es un buen ejemplo porque "realizó varias reformas a comienzos de
siglo y no acertó hasta la tercera o la cuarta".
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