martes 18 de junio de 2013, 11:48h
Sánchez Gordillo aún no ha agotado los minutos de gloria mediática
profetizados por Warhol para los individuos contemporáneos. Y no sólo por las
ocupaciones de fincas a otros famosillos a mayor gloria de los titulares. De
hecho el verano puede ser muy caliente en Marinaleda a medida que Sánchez
Gordillo se revuelva contra la Ley de Reforma de la Administración Local. Ya la
ha calificado de "terrorismo democrático" y de "fascismo centralista",
animando a los alcaldes y concejales de
IULV-CA a echarse a la calle. Me resisto a transcribir otras expresiones de su
floreado lenguaje político. La nueva ley minará las bases del poder político de
muchos alcaldes en ayuntamientos pequeños al fiscalizar las cuentas municipales
y limitar tanto los gastos como el personal que se puede contratar.
El PSOE
quiere presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la ley; supongo que
argumentará los artículos 137 y 140 de la C.E. donde se garantiza la autonomía
de los municipios. También CC.OO. anunció su oposición ante la prevista
reducción de empleo en las administraciones locales. Se pretende suprimir un 31
% de los concejales actuales, es decir, 21.338, y el 82 % de los restantes sólo
cobrarán las dietas por desempeñar sus funciones. El número de asesores o
directores de área no podrá superar el de concejales, y el número de estos se
fijará en función del tamaño del municipio. Se exigirán a los ayuntamientos unos
mínimos de eficiencia; aquellos que no cumplan y que tengan menos de 20.000
habitantes, traspasarán sus competencias a la diputación provincial.
Pongamos, por ejemplo, Manilva, en la provincia de Málaga. Tiene
14.391 habitantes y ha sido gobernada, salvo breves paréntesis, por IU. Según
informa el ABC andaluz su alcaldesa, Antonia Muñoz, tiene una causa abierta en
el juzgado nº 5 de Marbella por más de 70 contrataciones presuntamente
irregulares, incluyendo a la hija de la regidora, una prima de la concejala de
Bienestar Social, Francisca López, y otros familiares varios de la corporación.
Carga todos sus gastos, también, a la Visa del ayuntamiento. Como los
islandeses paga hasta un café o un helado con la tarjeta. Manilva tiene una
deuda de más de 50 millones de euros con la Seguridad Social y con Hacienda,
pero con la nueva ley no podría tener más de cinco trabajadores, los fijados
para los municipios de 10.001 a 15.000 habitantes.
O veamos el caso de Marinaleda. Tiene 2.786 almas (con perdón del
Materialismo Histórico). El Gobierno pretendía suprimir los ayuntamientos de
menos de cinco mil habitantes, pero las presiones de la Federación de
Municipios, liderada por el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, del
Partido Popular, han descafeinado la reforma. Aun así se prevé una limitación
de los cargos de dedicación exclusiva para los pequeños ayuntamientos. En el
caso de aquellos como Marinaleda, de 2.001 a 3.000 habitantes a dos asalariados,
lo cual, junto con la fijación de un techo de gastos, socava muchas de las
bases clientelares de los munícipes.
Sánchez Gordillo ya lleva más de treinta años como alcalde absoluto de
Marinaleda, siendo objeto de varias denuncias por parte del solitario concejal
opositor socialista, quejoso por no recibir información ni ser convocado a unos
plenos que no se celebran a pesar de los dictados de la ley. Tampoco parece
claro, según el concejal denunciante, el destino de 826.000 euros otorgados a
Marinaleda por el gobierno andaluz entre 2011 y 2012.
Es a la fiscalización de estas finanzas por instancias superiores a lo
que se enfrentan Sánchez Gordillo o Antonia Muñoz una vez aprobada la Ley de
Reforma de la Administración Local. Por supuesto no son sólo algunos
ayuntamientos de IU los que temen la nueva ley, también muchos socialistas,
independientes y populares, pero la mayoría de estos últimos se deben a la
disciplina de partido.
No parece muy aventurado predecir un desafío a la Reforma de la
Administración Local por parte de Sánchez Gordillo, contraponiendo la
legitimidad de su elección por el pueblo con la del Legislativo, Ejecutivo y
Judicial a nivel estatal. Fuentes de potestad, jerarquía normativa o primacía
sobre las normas de ámbito local. Es un planteamiento no muy distinto de los
bramidos nacionalistas vasco y catalán cuando no les gusta lo que decide la
representación de la mayoría de los españoles en Madrid. Pero en el caso de
Marinaleda se trata más de una lealtad personal, no muy alejada del atavismo
clientelar de la "devotio ibérica", que del patrioterismo agitado por
populistas como Mas. Verano caliente, interesante escenario y un nuevo frente
para el gobierno.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
22149 | B T-M - 18/06/2013 @ 20:28:31 (GMT+1)
Citando de memoria a Pla cada vez que le contaban una idea brillante, solución mágica, o utopía delirante "¿Y esto quien lo paga?". Mucho dinero para los administradores y poco para los administrados, señor Kroker, tiene usted razón. Antes de llorar por otros servicios municipales habría que asegurar la financiación de la Sanidad Pública, la Educación Pública y las pensiones. Todo lo demás es farfolla, como gustan de decir con salero y propiedad en esa Andalucía de mis amores.
22141 | kroker - 18/06/2013 @ 17:16:56 (GMT+1)
En 1972 se hizo en Inglaterra y Gales una reorganización administrativa, en la que se pasó de 1.400 entidades locales a 422. En Escocia se pasó de 430 a 53. La base se constituía por una población mínima de 200.000 habitantes, los Distritos, y las agrupaciones de estos, los Condados variaban según su la adscripción (fuente: R. Parada, La Organización Territorial). Eso es una reforma de la Administración pública, si lo que pretendemos en España, es cambiar unos cuantos nombres para que todo continúe igual, mal andamos. Tema recurrente en el catedrático citado, es la hipertrofia de la Administración española, que no por ser un tema tan manido, no deja de seguir vigente con toda su crudeza.
De mis impuestos pago la Corporación Municipal (y eso si además no hay una mancomunidad, que haberlas las hay), el Cabido Insular, el Gobierno de Canarias, el Gobierno de España, y las Instituciones de la UE. Demasiadas bocas para tan poca teta. Yo no creo en el principio de subsidiariedad, si este no va acompañado, primero de su ficha financiera, y segundo de los controles del que pone las "perras". Eso de que el dinero público no es de nadie, es digno de ser puesto en las puertas de Soto del Real, como escarnio de muchos (por algo estás aquí).
Es probable que de las administraciones antes citadas (menos UE), no nos sobre ninguna, pero desde luego lo que no puede ser, es que todas ellas se pisen las competencias unas a otras. NI podemos, ni queremos seguir manteniendo este Estado, ni este estado de cosas.
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