Las sentencias del maestro ciruela
lunes 17 de junio de 2013, 08:18h
Lo reconozco, tengo debilidad por Juan Manuel Sánchez Gordillo por
más que intento no hacer caso de sus reiteradas salidas de pata de
banco y sus continuas y desfasadas proclamas pseudorrevolucionarias y
sus mítines castristas. El alcalde de Marinaleda, diputado andaluz por
IULV-CA y líder del SAT y de la CUT-BAI acaba de participar en la XIX
Asamblea de su coalición celebrada este fin de semana en Sevilla donde,
tras volver a reivindicar la creación de un banco público de tierras
para
"hacer que la tierra sea de quién la trabaja" y el apoyo a la lucha del
SAT, con acciones "radicales para enfrentarse a la burguesía
terrateniente, la más inútil de Europa" como las que durante el pasado
verano se realizó una marcha por toda Andalucía en la que hubo
"expropiación temporal" de centros de Mercadona y Carrefour, "culpables
de la política de precios", y ante las que "todos los fariseos se
rasgaron las vestiduras", sin cortarse un pelo, ha afirmado: "A los
miembros del SAT "nos están persiguiendo como
ratas, nos tienen enganchados los teléfonos, con peticiones de cárcel y
multas por valor de 400.000 euros", por lo que ha animo a la Asamblea
de IULV-CA a proclamar "basta ya de represión" a estos "sindicalistas" y
defender que "queremos soberanía, ser dignos y que la Europa de los
Mercaderes se vaya al coño de su puta madre". (sic). Hombre, a lo mejor muchos no saben que la profesión de Gordillo,
que ha ejercido poco, es verdad, es la de maestro de escuela y que ese
lenguaje del "coño de su puta madre" que emplea para la "troika"
comunitaria quizás no sea el más apropiado por más que muchos españoles
estén de acuerdo con el fondo de su discurso. Claro que en Marinaleda
nunca se sabe por donde van los tiros educativos bajo la atenta mirada
de los posters del Ché Guevara.
El caso es que uno se plantea si Sánchez Gordillo, cuya coalición de izquierdas está sosteniendo al PSOE de Pepe Griñán y
compartiendo mesa y mantel del Consejo de Gobierno en el Palacio de San
Telmo, no tendría que ser tan explícito y claro en su vocabulario a la
hora de reivindicar una honestidad en la gestión pública de la Junta que
asuntos como los EREs fraudulentos están poniendo en entredicho, Porque
está bien y queda como muy progre eso de hablar de la burguesía
terrateniente y de los latifundios ante sus camaradas del PCA,
disfrazado con su pañuelo palestino, pero clama al cielo que no mande
también al "coño de su puta madre" a quienes le han robado en diez años
más de mil millones de euros, que se dice pronto, a los parados
andaluces, y que no han sido precisamente los terratenientes busgueses,
sino los amigos de su jefe de filas, Diego Valderas, de la
izquierda progresista y de los dos sindicatos mayoritarios. Y Gordillo
sabe de sobra que no son sólo los Guerrero, los Lanzas, los Trujillo o
los Viera, sino que la responsabilidad política va mucho más arriba. Si
quiere de verdad ser congruente con lo que piensa, lo primero que
tendria que hacer ante la XIX Asamblea de IULV-CA es dejar su cargo y,
junto a todos sus camaradas de la CUT-BAI, abandonar una coalición que
está sirviendo de soporte y colchón a numerosos personajes corruptos.
Claro que si lo hiciera, Gordillo perdería muy posiblemente su escaño en
el Parlamento andaluz y, con ello, los beneficios económicos que el
cargo conlleva. Y no están las cosas como para quedarse sólo con el
sueldo de alcalde.
Después de haber seguido su trayectoria política en los últimos treinta años, hay veces que uno se pregunta si Juan Manuel Sánchez Gordillo no
es sólo un mero producto de marketing que IULV-CA utiliza cada vez que
le viene bien para darle una impronta progresista y revolucionaria a una
coalición que ha perdido el norte al venderse al mejor postor
traicionando sus propios fundamentos, un tonto con balcones a la calle
capaz de engañar al New York Times o a la Televisión sueca o japonesa
que siguen contemplando Andalucía con los mismos ojos de los viajeros
románticos del siglo XIX tipo George Borrow, Teófilo Gautier o Washington Irving,
como una tierra tercermundista poblada por ricos terratenientes y
harapientos jornaleros, por bandoleros y por gitanas con la faca en las
ligas. Por desgracia para Andalucía esa es la imagen que proyecta
Gordillo en el exterior por más que su compañero de filas, Pepe Griñán nos
siga vendiendo que somos la California de Europa. Si es así, y no creo
que me equivoque demasiado, quien se tiene que ir de una vez al coño de
su puta madre, es el remedo cutre del Arafat de Marinaleda. Los
andaluces no nos merecemos representantes de esta calaña.