miércoles 12 de junio de 2013, 16:41h
Artur Mas, presidente de la "Generalitat" de
Cataluña ha empezado a recular en su desnortada deriva separatista. Lo
que hasta hace un par de meses presentaba como ineluctable: la
convocatoria de un referéndum con arreglo a la ley o al margen de la
ley-ése era el tenor de la machada- ya no está tan claro. Apenas hace
tres o cuatro ruedas de prensa, todavía se le llenaba la boca hablando
del "derecho a decidir", el eufemismo acuñado para no hablar
abiertamente de la independencia de Cataluña y todavía hace menos tiempo
-fue la semana pasada- viajó a París para en un acto de deslealtad sin
precedentes a intentar (sin éxito) entrevistarse con el ministro galo de
Defensa.
La política es tornadiza, cambia o se adapta según las
circunstancias, pero hay cambios y cambios.¿Qué ha pasado en los últimos
días para que Mas haya decidido cambiar su papel de Moisés camino del
Monte Nebo, frontera de la Tierra Prometida? ¿Por qué el martes, en su
última aparición pública, parecía haberle robado el discurso a Durán
Lleida, el socio al que venía ninguneando? ¿Qué le ha empujado a pasar
de comprometerse a convocar la consulta (caiga quien caiga) a decir que
tiene intención de agotar la legislatura? No es un misterio :es una
encuesta. Mejor dicho, varias y todas ellas coincidentes. Alguna se ha
publicado en la prensa barcelonesa -nada sospechosa de animadversión a
CiU, más bien todo lo contrario-, y otras encargadas para el consumo
interno de los responsables actuales del "Govern de la Generalitat". Es
la clave. La clave del aparatoso declive de Convergencia en la
intención de voto de los ciudadanos.
Tan aparatoso como que en todos los sondeos pasa de ocupar la
primera posición -con mayoría relativa- a la segunda y muy por detrás de
Esquerra Republicana que es partido que bajo la dirección de Oriol
Junqueras les ha birlado la cartera. ERC le saca entre diez y doce
escaños a CiU, lo cual equivale a decir que en intención de voto la
coalición habría perdido mas de 20 escaños, en menos de un año, desde
que Artur Mas cometió un error de libro al analizar el significado de la
multitudinaria manifestación del 11 de Septiembre (que la propia
"Generalitat" se había encargado de animar y financiar) y
decidió convocar elecciones. Perdió diez escaños cuando su objetivo era
la mayoría. Ahora el gobierno que preside, ni tiene Presupuesto. Las
encuestas también dicen que son muchos los simpatizantes de CiU que no
quieren seguir a Mas en la aventura separatista y ya no lo disimulan; la
voz de Duran Lleida parece resumir mejor sus aspiraciones políticas.
Luego está la otra cara de la cuestión. La cara que se le ha quedado a
Artur Mas al comprobar que le ha hecho el trabajo político a ERC,
socios de circunstancia, pero socios a la manera de la rana y escorpión.
Y, ya se sabe cual es la naturaleza de éste tipo de arácnidos. Mas está
reculando pero no hace falta ser profeta para avizorar que,
políticamente hablando, está más que liquidado.