Maquinación para robar la vida de las personas
miércoles 12 de junio de 2013, 16:28h
El reciente suicidio de un anciano en
Pontevedra, estafado y arruinado por las Obligaciones Subordinadas de
una caja nacionalizada y bajo el control del Gobierno, no habrá de caer
sobre la conciencia de quienes tramaron, ejecutaron, consintieron y
consagraron el despojo de los bienes de un millón de familias españolas,
pues esos malhechores carecen enteramente de ella. No pertenecen al
género de los bandidos sentimentales que se tatúan, en el brazo o en el
pecho, el clásico "amor de madre" o el nombre de la que un día les
rompió el corazón, ni al de los que sudan y tiemblan antes del atraco
por si les sale mal, ni al de los arrojados al delito por la droga o por
la mala estrella de haber venido al mundo y criarse en el arroyo, sino
al de los nacidos de la helada cópula entre lo peor de la política y de
la banca.
El juez Fernando Andreu de la Audiencia Nacional, una vez
desmontada exquisitamente la oposición de la Fiscalía a admitir a
trámite, junto al procedimiento que se sigue contra Bankia, las
querellas por la estafa de las Preferentes, abre la vía que a las
víctimas se les había negado hasta el momento, la que conduce a la
imputación, procesamiento y eventual castigo de quienes han perpetrado
presumiblemente el mayor robo al pueblo español de la historia reciente.
Porque eso, el término de la impunidad en uno de sus más señalados
santuarios, también ha de servir no sólo a los que por la vía civil
pugnan por recuperar lo que les sustrajeron, a menudo el producto del
trabajo de toda una vida, sino a la sociedad española en su conjunto,
reducida para siempre a la condición de rebaño de triunfar
definitivamente y consolidarse ese brutal atentado a la seguridad
jurídica de las personas.
Las querellas contra Bankia por la estafa que algunas de las Cajas
integradas en ella perpetraron con la comercialización a particulares
de productos indescifrables destinados a arrebatarles sus ahorros,
apuntan indiciariamente a la comisión de media docena de delitos
execrables: estafa, estafa de inversiones, apropiación indebida,
publicidad engañosa, administración fraudulenta o desleal y maquinación
para alterar el precio de las cosas. Hasta aquí se ha llegado por la
codicia sin freno de la plutocracia, pero hay quienes, como el
infortunado anciano de Pontevedra, que no han podido llegar para verlo.
Foro asociado a esta noticia:
Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
22058 | No doy crédito - 13/06/2013 @ 10:42:08 (GMT+1)
Tiene usted toda la razón, señor Torres. Esto ha sido una estafa y la Justicia hará que los culpables paguen por ello, lástima que este anciano, y otros muchos que están falleciendo desengañados, no lo puedan ver. Espero y deseo que esos del PP, que son de comunión diaria, y que son los únicos responsables de este atraco, no tengan ningún descanso por el resto de sus días.
|
|