Las parejas esperan
mucho de mí cuando empiezan el tratamiento, aunque yo al principio
les conozco muy poco. No sé cuales son los límites de su
tolerancia,
no sé si son flexibles sus deseos o si están dispuestos a cambiar
las cosas, y a menudo les pregunto si se
aman ...
Siempre
tengo la esperanza de que ellos quieran
trabajar para conseguir
cambios
realistas, para que abran un espacio a la compatibilidad entre ambos,
y estoy abierta a ir descubriendo y aceptando su manera de comprender
las cosas. Y atenta a cualquier cosa que surja en cada momento, para
que la pareja sienta que
sus necesidades son entendidas,
aceptadas y estén satisfechos.
A
los seres humanos les cuesta saber
lo que quieren. No saben
pedir y es difícil hacerlo con delicadeza, y sobre todo en el
terreno sexual.
Cada uno de ellos dice que desea lo
mejor para su pareja,
pero desconfía
de que el otro quiera lo mejor para él. Están llenos de dudas
y recelos respecto al
comportamiento de su compañero.
Sabemos
que el camino de la
intimidad no es fácil
porque hay barreras importantes, expectativas problemáticas, cuesta
expresar los deseos y la
vergüenza, y los que no
superan estas limitaciones pueden vivir un aislamiento solitario. Les
cuesta pedir
lo que quieren sin que se perciba como egoísmo
en lugar de tomarlo como un acto de sinceridad.
¿Cuál es la alternativa? Para evitar el problema se aferran a
la esperanza nada realista, de que su pareja adivinará
sus deseos.
Y
además las personas les suele costar decir
"no" para satisfacer las demandas en el terreno
sexual,
temen los conflictos y el rechazo de su pareja. Otros que no quieren
parecer vulnerables
exigen lo que desean ... Todos estos factores complican mucho las
cosas y son más peligrosos
e intimidan más cuando
son necesidades
sexuales .
Cuando
la relación entre ellos es
buena, la pareja siente
que sus necesidades están satisfechas y cambian la visión que
tenían del matrimonio, piensan que es un acuerdo positivo, aunque
puedan surgir problemas. Claro si quieren más
sexo del que tienen
... quizá la mejor solución es que se separen para que no insistan
en cambiar al otro. Aunque si hay ternura y se aceptan
mutuamente les
facilito
situaciones en las que puedan compartir tanto sus deseos como sus
decepciones, y así consigan hacer posible su relación.