México y sus toreros siguen siendo los protagonistas de la Feria de Arte y Cultura. Con la cara de la magnífica tarde de
Joselito Adame el martes, que estuvo a punto de salir en volandas por la Puerta Grande -y que le ha valido la sustitución de
Fandiño para el festejo de este viernes. Con la cruz de un valentísimo
Sergio Flores, que echó toda la carne en el asador en su confirmación, resultando herido grave.
También, así, el festejo, con una descastada corrida de
Criado Holgado, nos mostró las dos partes de la Fiesta: apuntes de toreo del bueno -con estoconazo incluidos- y triunfo para un
Uceda Leal que, en su habitualísima línea, se mostró conformista pese a la oreja que cortó, porque debieron ser dos; y serio percance para el mexicano. En la zona media de ambos
Curro Díaz, con el peor lote, que apuntó alguna voluta muleteril -nada reseñable con el percal- del arte que atesora.
Flores, con un amplio historial de novilladas en Las Ventas en las que siempre jugó el naipe del valor, sorprendió gratamente en su confirmación, porque añadió un aroma de clasicismo en grado alto. Lució por delantales al de la ceremonia y después a base de exposición le extrajo series en redondo siempre con la firmeza por delante e incluso aguantando parones.
Suerte con el sobreroEn uno de ellos fue volteado feamente,aunque volvió a la carisfoca de su enemigo y se tiró a matar como un jabato,aunque no enterró la espada y, lo que es peor, siendo cogido de nuevo- El mexicano, entregado y gallardo, tuvo los arrestos de descabellarle antes de pasar a la enfermería visiblemente dolorido y de donde ya no salió.
Más fortuna tuvo Uceda Leal, que vio como le echaban para atrás al inválido de Criado que hacía cuarto y como salía un interesante sobrero de Sánchez Dalp, colorado y bocinero, que cumplió en el penco, al que lo llevó el madrileño tras veroniquearlo con prestancia y galanura y rematar con una ceñidísima media belmontina. Ya hacía el avión, el bicorne, se entiende, y así siguió en el último tercio.
En el cual un Uceda conformista mostró su clase en varias series de redondo y al natural -con algunos enganchones y ciertos ventajismo en el cite-, pero sin acabar de romperse, de macizar aquello, pese a un final de ayudados pletóricos. No estaba claro que fuera a caer la oreja -en San Isidro, con la plaza llena y mayores exigencias del público, seguro que no- pero Uceda lo estoqueó a la perfección y el trofeo fue a su esportón.
El que mató en lugar de Flores, era un mansazo que no quería pelea y fue desarrollando peligro al defenderse, lo que impidió a Uceda buscar otra oreja que le sacara por la Puerta Grande. De característica similar también fue el que abrió función, aunque más noble. E igual fue el lote de un Curro Díaz, tampoco heroico, que dejó arreboles de bellos dibujos en muletazos sueltos.
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