El descenso del paro en mayo es una buena
noticia y lo es sin paliativos. Cierto que nos gustaría más ver cómo los
contratos que se hacen son fijos, incluso para toda la vida, pero esto
no deja de ser una ensoñación en una economía aún en recesión. El mes
pasado encontraron trabajo casi 100.000 personas y lo hicieron en todos
los sectores y en todas las Comunidades Autónomas, excepto en Canarias,
en todos los grupos de edad y más hombres que mujeres. Además, han sido
espectaculares las cifras de afiliación a la Seguridad Social, casi
135.000.
El dato de mayo es el mejor en ese mes desde 1996, incluso
desestacionalizado. Es, además, el tercer mes consecutivo de creación de
empleo que sube 9 puntos desde mayo del año pasado.
Siempre a todo se le puede buscar un pero. Sin embargo, si unimos
la tendencia de este dato a otros que está aportando la estadística es
posible hablar de un cambio de tendencia. Por ejemplo, el consumo
privado ha caído mucho menos, se venden más coches a particulares y más
combustible en las gasolineras; ha crecido la inversión en bienes de
equipo y otros productos distintos de la construcción; el déficit
exterior ofrece superávit, cuando al comenzar la crisis arrojaba un
déficit del 10 por ciento del PIB y sigue bajando la deuda de las
familias y empresas.
Este cambio de tendencia es definitivo, ya hemos salido de la
crisis. Pues es evidente que no. Seguimos teniendo muchos parados,
problemas de cobro, falta de liquidez, bajo consumo y altos impuestos.
En todo caso, no se puede negar la realidad y es que hace un año todos
estos factores eran aún peores y la esperanza de que mejoraran mucho
menor. Vamos a confiar en que el Gobierno aborde las reformas pendientes
y entonces sí podremos ver cómo el sector público deja de detraer
recursos que irían al sector privado para inversión y empleo.
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