¿Por qué llevar el casco en la bicicleta?"
martes 04 de junio de 2013, 14:24h
Pues
la verdad es que siguiendo algunos de los eslóganes que se han hecho realmente
famosos en prevención, podría asegurar que ese "por qué" se puede decir en tres
palabras y de dos formas distintas: "porque
es seguro" y "porque te quiero".
Y no se trata de ninguna demagogia, sino de dos grandes razones basadas en lo
que se conoce desde hace años como "medicina basada en la evidencia", porque
existe una gran multitud de estudios y artículos publicados en la literatura
científica que acreditan que "el casco es el elemento de protección más
efectivo en la bicicleta".
Ahora
se abre un debate en cuanto a la obligatoriedad de llevar el casco al montar en
bici en las vías urbanas, con motivo de los cambios que el Gobierno quiere
introducir en la normativa de tráfico, y como era de esperar se escuchan voces
en ambos sentidos, obligatorio o aconsejable. Y en este debate de actualidad merece
la pena destacar dos puntos esenciales: por una parte, una gran mayoría de
usuarios de la bicicleta están en contra de la obligatoriedad de llevar puesto
el casco en las vías urbanas, mientras que por otra, los médicos, aunque de
momento de forma más que tímida, somos los que tenemos que recordar los
argumentos científicos para que esta norma sea de obligado cumplimiento, pero
no por apoyar al "paternalismo" del que hacen gala algunos ciclistas, sino
porque la evidencia científica así lo demuestra.
Pero
vayamos con los argumentos de ambas partes. Muchos grupos y asociaciones de
ciclistas, incluso algunos responsables políticos, se oponen a la medida argumentando,
si es que a las excusas se les puede llamar argumentos, que el casco disminuye
la visibilidad, que no es estético, que es un engorro, que "total, para un
paseíto de nada...", y lo más llamativo, que si al final la nueva normativa
obligara a llevar el casco para montar en bici por la ciudad, los que
defendemos esta postura seremos los responsables del aumento de la obesidad y
las enfermedades cardiovasculares en un futuro cercano, porque muchas personas
dejarán de montar en bicicleta junto a sus hijos. En otras palabras, que los
que nos dedicamos con más o menos acierto a la prevención, seremos los responsables
de que disminuya la cantidad y la calidad de vida de la población. La verdad,
es que no recuerdo otro pasaje tan irónico y kafkiano en la historia de la
medicina.
Pero
vayamos ahora con los argumentos sólidos de la ciencia médica. Existen multitud
de publicaciones y la más reciente, el estudio publicado por la Fundación
Mapfre este mismo año, que demuestran que el casco reduce en un 40-80% las
lesiones en la cabeza, tanto del cuero cabelludo como del propio cerebro, lo
que se conoce como traumatismos craneoencefálicos, que el casco evita 2 de cada
3 lesiones graves en la cabeza y que previene el 85% de las lesiones en los
huesos del cráneo y el 88% de las lesiones cerebrales en las caídas. Asimismo,
de 67 accidentes mortales en niños menores de 15 años, 5 eran ciclistas entre
los 5 y los 12 años, y ninguno llevaba puesto el casco.
Por
otra parte conviene recordar que el casco, antes de llegar al consumidor, pasa
por controles muy estrictos de seguridad: se prueba en un choque violento a 20
km/h contra un yunque plano y a 15 km/h contra un yunque en forma de bordillo.
Y dispone de varios sistemas de seguridad: un sistema de regulación y anclaje
posterior para ajustarlo a la parte posterior de la cabeza, para que no quede
suelto, pero tampoco demasiado ajustado y que resulte cómodo; un sistema de
sujeción delantera con dos cintas y un clip de cierre que se debe ajustar en la
parte inferior de la mandíbula; una protección interna con almohadillado y unas
aberturas en el casco para facilitar su ventilación; y el material, siempre
dependiendo de su precio, como sucede con los casos de los motociclistas, se
encarga de absorber el impacto del golpe en caso de accidente.
Pero
ante todos estos argumentos, que desde luego no tienen discusión desde la
ciencia y el método científico, quienes se oponen a la medida, insisten en que
"el casco no previene los accidentes". Pues claro que no, pero tampoco los
previenen ni el cinturón de seguridad o el protector cervical en un coche, pero
lo que si previenen estos sistemas de seguridad pasiva, son las consecuencias
de los accidentes en el caso de que ocurran.
Y
menos mal que aunque pocas voces más, pero afortunadamente autorizadas por su
gran experiencia, como la de Mario Arnaldo, Presidente de Automovilistas
Europeos Asociados, se suman desde el principio y con fundamentos científicos a
defender el uso del casco obligatorio en la bicicleta, tanto en vías
interurbanas como en vías urbanas. De todos modos, el debate está servido y yo
creo que el sentido común, que es el que debe imperar siempre, ha de aconsejar
a quienes se oponen a esta medida de seguridad, a que utilicen al menos otros
argumentos más sólidos y que no se escuden en que "el Gobierno quiere limitar
las libertades individuales", porque no se trata de un problema o una decisión
individual, sino de un claro problema de salud pública que a todos nos ha de
preocupar, si de veras queremos conseguir una ciudad más saludable y más
segura. Pero además de lo dicho, como ciudadano libre me preocupan esos
responsables políticos y los alcaldes de una veintena de ayuntamientos, que se
oponen al uso obligatorio del caso, porque estoy seguro que el que más y el que
menos estará invirtiendo fondos del erario público en pagar a sus asesores. ¿No
tienen asesores médicos? Pues que sepan que tanto yo como muchos otros médicos,
estamos dispuestos a asesorarles sin que les cueste ni un solo céntimo de Euro.
¿Estamos en crisis financiera o también estamos atravesando una verdadera de
crisis de valores? El tiempo será quien nos de o nos quite la razón, pero no
por las mayorías en las urnas que en este caso poco pueden decir, sino con los
datos de la evidencia científica que son los que nos han de llevar por el
camino del rigor.
Dr.
Jesús Sánchez Martos
Enfermero y
Médico Catedrático
de Educación para la Salud
Universidad Complutense de Madrid
Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
21853 | Inaki dde - 04/06/2013 @ 18:08:29 (GMT+1)
La accidentabilidad en bicicleta es muy pequeña, tanto en números absolutos como relativos. La bici es un vehículo muy seguro. No hay ningún dato objetivo que justifique una medida tan desproporcionada e inédita en nuestro entorno socio-económico. Ningún país de nuestro entorno prohíbe usar la bici sin casco.
Por otra parte, los mismos argumentos, exactamente los mismos, se pueden usar para obligar a usar casco al montar en coche. Estoy seguro de que ud., como médico, habrá visto cráneos dañados en ocupantes de coches. Es más, los hay en mucha mayor cuantía que en ocupantes de bicis. Tanto en números absolutos (lógico, porque hay más desplazamientos en coche que en bici) como también relativos. Recuerde, la bici es un vehículo muy seguro.
La imposición del uso obligatorio del casco para montar en bici es estrictamente ideológica y, como con casi todo en esta vida, con un fondo económico: por primera vez en la historia de este país, el lobby del coche ve en la bici a un serio rival en el reparto modal.
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