Tráfico intensificará los controles sobre el uso del teléfono móvil y otras conductas que provocan distracción durante la conducción
Conducir utilizando el móvil o el navegador es una
infracción sancionada con multa de 200 euros y pérdida de 3 puntos
viernes 31 de mayo de 2013, 18:11h
La Dirección General de Tráfico llevará a cabo, entre el 03 y el 09 de junio,
una campaña especial de concienciación a través de divulgación de mensajes en
medios de comunicación y de intensificación de controles en las carreteras,
tanto por parte de los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil,
como de los agentes de las Policías Locales de los ayuntamientos adscritos a la
campaña, sobre el uso de teléfonos móviles y otras conductas que provocan
distracción, como el uso del navegador mientras se conduce, con la intención de
trasladar a la sociedad la idea de que hay que mantener en todo momento la
atención en la compleja tarea que supone la conducción. Los controles en las
carreteras se acompañarán con emisión de cuñas divulgativas en radio, anuncios
en prensa y mensajes en los paneles de información en carretera.
En el
pasado año, la distracción aparece como la primera causa de producción de
accidentes de tráfico mortales en carretera, por delante de las infracciones a
las normas de circulación, estando presente, como factor concurrente, en un 45,95% de los mismos.
La desatención a la conducción suele producirse por
acciones que se realizan a la vez que se conduce. Una conversación por el
teléfono móvil, aunque se produzca usando el manos libres, fumar, manipular en
marcha aparatos instalados en el automóvil, como son los navegadores o
reproductores de música, suelen ser los hechos que concurren con mayor
frecuencia como factores desencadenantes de los accidentes.
Las distracciones como factor de riesgo
Se produce distracción en la conducción cuando algún
suceso, actividad, objeto o persona, dentro o fuera del vehículo, captan la
atención del conductor y la desvían de la tarea de conducir.
Cuanto mayor es la velocidad del vehículo, menor
margen de reacción tiene el conductor frente a los imprevistos y más
conveniente resulta que se concentre totalmente en la tarea de conducir y trate
de evitar las posibles distracciones.
Distracción y velocidad se convierten así en un
binomio que aumenta muy significativamente los niveles de riesgo durante la
conducción. El tipo de accidente más frecuente debido a la distracción es la
salida de la vía, choque con el vehículo precedente o atropello.
La evidencia disponible indica que el uso del
teléfono móvil convencional durante la conducción aumenta de forma
significativa el riesgo de colisión. Según se desprende de las conclusiones del
estudio que citamos a continuación, ese riesgo podría ser entre cuatro y seis
veces superior al riesgo en condiciones normales de conducción. (Redelmeier,
D.A. y Tibshirani, R.J. -1997).
Marcar un número de teléfono móvil, responder a una
llamada telefónica, encender un cigarrillo, ajustar la radio o el reproductor
de CD mientras se conduce, supone apartar la vista de la carretera durante un
tiempo, periodo en el que el vehículo circula sin control y pueden surgir
circunstancias que provoquen un grave accidente.
Conducción y teléfono móvil
El uso del teléfono móvil, según diversos estudios,
es un factor que multiplica por cuatro el riesgo de sufrir un accidente.
El teléfono móvil aporta seguridad y protección,
especialmente en momentos de urgencia o de necesidad. Por eso llevarlo en el
vehículo, permite en caso de avería, accidente, o cualquier otro tipo de
incidencia, transmitir información rápida y precisa, así como demandar la ayuda
necesaria en su caso. Sin embargo, la utilización del móvil mientras se
conduce, genera un elevado riesgo de distracción según datos que aportan los
diferentes estudios realizados: "Tras un minuto y medio de hablar por el móvil
(incluso con manos libres) el conductor no percibe el 40% de las señales, su
velocidad media baja un 12%, el ritmo cardíaco se acelera bruscamente durante
la llamada, y se tarda más en reaccionar."
Algunos estudios constatan que la peligrosidad por
un uso inadecuado puede llegar a ser equiparable a la conducción con exceso de
alcohol. Mientras se habla y conduce, se pierde la capacidad
de mantener una velocidad constante, de guardar la distancia de seguridad
suficiente con el vehículo que circula delante y el tiempo de reacción aumenta
considerablemente: entre medio a dos segundos, según los reflejos de cada
conductor.