Mi columna de hoy iba a ser la crónica de la que hace años ya es la más divertida y glamurosa de las fiestas de la Feria del Libro: la gala del Premio Llanes de Viajes, que fue anoche. Pero no se me arregló.
Así que, con dos opciones vintage de ropa de gala (contradictoriamente informales, por así
decir) y la peluquería hecha, se me torció la cosa, y mira que mi amiga Laura Pérez Trejo me había insistido, y
yo lo había prometido; y mira que el premio recaía sobre el escritor Luisgé Martín, por su libro Donde el silencio, publicado por la
editorial Imagine; que Luisgé, que
también me había requeteinvitado, no para de vivir un momento dulce, con este
premio y su estupenda novela La misma
ciudad, recientemente aparecida bajo el siempre envidiado sello de
Anagrama. Que me ha gustado mucho, que le debo la crítica, que no tardará. Y
mira que el año pasado -que tampoco fui- la novelista Lourdes Ventura, y la poeta -y novelista, que tiene otra en el
horno- Juana Vázquez, que si fueron,
me riñeron muchísimo.... En fin, que no pudo
ser. Y a mí me gustaría hoy hacer un
pequeño homenaje de memoria a los y las -estadísticamente muchas más las- que están detrás de estas fiestas.
Organizándolas, difundiéndolas, reuniendo a tirios con troyanos. Y consiguiendo
que, aunque haya alguna cuchara afilada, que siempre las hay, el personal se
encuentre, comparta, cotillee y, en fin, se divierta.
¿Nombres? Muchos. Algunas, como Ana Gavín, Laura Franch
o la que fue pionerísima Ymelda Navajo,
están más en trabajos propiamente editoriales, aunque estoy segura de que miran
muy de cerca las llamadas relaciones
públicas de sus editoriales, y, como Silvia
Martín, que mantiene el veneno
para la Academia, me han enseñado muchísimo en un terreno que también probé. Como me enseñaron Laura Roig y Aurora Díaz-Plaja, que hacían una fiesta de cada uno de sus viales a Madrid -y de los nuestros, a Barcelona-, y la frágil encantadora "primina", Mónica Faimberg, a la que homenajea Antonio Muñoz Molina en una de sus novelas, y nosotros adoramos, y que ya no está. Y Lola Ferreira, que está de actualidad
-siempre lo ha estado- porque para celebrar el 50 cumpleaños del Círculo de
Lectores -que tanto ha hecho por la extensión de la lectura en este país,
llevando los libros a las casas de los que no se atrevían a entrar en las
librerías- acaba de organizar un ciclo sobre la cosa digital en la que da la
palabra a autores y críticos. Será el
lunes 10, y cuenta con nombres seguros, que, por orden de aparición, son Eduardo Mendoza, Javier Sierra y Blanca
Berasategui; Milagros del Corral,
Rodrigo Fresán y Fernando Rodriguez Lafuente; Julia Navarro, Lorenzo Silva y Juan Cruz,
y actúa como relatora y maestra de ceremonias Elvira Lindo.
Y el trabajo.... Muy complicado, se lo digo yo que he estado
en los dos lados de un mostrador que tiene muchas barras. Y apasionante: salir
de la rutina, pensar esos extras intangibles que llevan derechos al libro
concreto y a su mundo: por ejemplo, las localizaciones: algo tiene fletar un
tren de escritores o aparecerse en un viejo cabaret, por poner dos ejemplos;
abrir un viejo palacio, o convencer a un exclusivo hotel de cinco estrellas de
que abra sus puertas a este tipo de acontecimientos.... La historia ha ido
cambiando, los gabinetes de comunicación son cada vez más complejos, y cambian
los acercamientos de los críticos y lectores a los libros. Y los recortes, y
los cambios de edad. Ahora, les toca a esos editores jóvenes y a sus jóvenes
autores crear esos lazos, esas sinergias imaginativas, atractivas y curiosas
que van haciendo masa. Esta feria del
libro que se inaugura el viernes próximo, ofrecerá un poco de todo. Y ahí, de
una manera u otra, estaremos. Y se lo contaremos.
Como les quiero contar, puesto que de años y
cumpleaños hemos hablado un poco, que hoy mismo clausura su curso número
sesenta la vieja tertulia latinoamericana de
Rafael Montesinos. Lo hacen con un documental del poeta Maxi Rey, que nos vuelve a traer a los
poetas de la Generación de los Cincuenta
leyendo en esa tertulia por la que han pasado tantos, todos, de la Generación del 27 a nuestros días. Y lo
hace porque Marisa y Rafael Montesinos Jr. se empeñan en
continuar el trabajo que mantuvo tanto tiempo su marido y padre. O sea, memoria
y cariño. Que esto también forma parte de nuestro mundo. De nuestra feria.
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