lunes 27 de mayo de 2013, 09:07h
No se sabe muy bien por qué (al
menos quien esto escribe, no ha visto nunca
la recomendación en ningún manual
de formación de cuadros de jóvenes en los partidos políticos), pero
el hecho contumaz es que una de sus
prácticas favoritas cuando consiguen
hacerse mayores y tocar algo de poder es la
de no volverse nunca atrás de lo dicho, lo hecho o lo propuesto.
Supongo que de lo que realmente
se trata en estos tiempos en donde la
comunicación, es decir, la forma de presentar las ideas o los hechos, llega a ser más importante que aquellos y no quiero llegar a pensar
(aunque estoy ya en camino) que se prepara tanto el envoltorio por la pobreza
de lo envuelto.
El clásico ya fue un precursor
de esta moda infame cuando dijo aquello de "Sostenella y no enmendalla". Y eso es
aplicable en nuestro país y en nuestros
días a tirios y a troyanos, porque
podemos encontrar sin esfuerzo
alguno, ejemplos en todos los partidos
políticos del arco parlamentario patrio.
Aún así, y para no cansar al lector, vamos a recordar únicamente dos
que, por ende, tienen muchas cosas en común. Las principales, que son un ejemplo como una catedral de
haber metido la pata hasta la
misma cintura, que están protagonizadas por dos mujeres, y que esa metedura de pata -también
en los dos casos- podría haber
sido perfectamente prescindible
y, en todo caso, era totalmente innecesaria.
El más reciente, el que nos ha
traído Fátima Báñez, ministra de
Trabajo, quien en ese afán de bordear
los caminos principales para evitar los paisajes desagradables, se empeñó en llamar "movilidad exterior" a esta manía
que les ha
entrado a los jóvenes en los últimos
años de salir al extranjero a
buscar lo que no encuentran aquí, es
decir, trabajo. A eso toda la vida se le
ha llamado emigración, pero a la señora
ministra le parece que un fenómeno así
debe deslucir la labor de su ministerio y, en vez de aplicar las políticas adecuadas para que, en lugar del paro, crezca el empleo, es mucho más fácil intentar
enmascarar la realidad con una ingenua
cortina de humo en forma de concepto tan light como el de
la dichosa movilidad exterior...
Un querido periodista y amigo, Andrés Madrid, que cuelga
diariamente en la red a horas intempestivas un corto,
pero inteligente, intencionado, lúcido y revelador
resumen de prensa, sugería el día
después, que la banda sonora el coro de peregrinos de Tannhäusser podría
servir como himno de la ministra del gobierno de Mariano Rajoy.
El
otro que se me viene inevitablemente a la memoria, es el acuñado por la joven ex ministra
Bibiana Aído, la "miembra" del
gobierno de Rodríguez Zapatero, que
mantuvo su metedura de pata
incluso frente a insignes académicas de la lengua, por cierto todas
ellas mucho más progresistas e
inteligentes que la exministra.
Al incontestable razonamiento de que
tan miembro soy yo como mi mujer de la asociación de vecinos del barrio, y que
tan policía es María como
su compañero Manuel, que acaban
de incorporarse al Cuerpo Nacional de Policía.
Pues
nada, erre que erre, políticas y políticos
de aquí y de allá llevan
acuñada en la sangre la enseñanza que han visto ya ejercer a sus mayores: a lo hecho, pecho.
Y, más aún, ni un paso atrás. Debe de ser
porque piensan que el pueblo necesita más mano dura
que gestos tan
humanos como el de reconocer un error.
Claro que ellos se saben dos escalones
por encima y, por tanto, este tema no les
afecta.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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