Aznar: ¿sólo un francotirador?
viernes 24 de mayo de 2013, 12:44h
Antes de
pasar a otro tema me parece necesario cerrar bien la noticia de la
semana, la cual, nos guste o no, se refiere a la reaparición
política del expresidente Aznar, mediante la entrevista televisiva
del pasado martes en horas de alta audiencia. Para hacer ese cierre
creo necesario superar las dos lecturas más destacadas que se hacen
sobre este hecho político, que me parecen tendencialmente opuestas.
Por un lado, la de quienes interpretan que tal aparición es algo
bastante bien orquestado por fuerzas políticas y económicas, que
quieren, cuando menos, dar un sonoro golpe sobre la mesa. Y por el
otro, la interpretación hecha de que Aznar es ya un individuo
aislado, sin alianzas dignas de tal nombre, que trata
desesperadamente de reaparecer en la vida política, sin muchas
esperanzas de recuperar la influencia perdida.
Pues bien,
me parece que ambas lecturas son un tanto desproporcionadas. Cuando
me pregunté por la relevancia política de la entrevista de marras,
mi conclusión fue que ni tanta ni tan poca. Extiendo ahora esa
conclusión al análisis del hecho político en relación con el
papel del personaje en la actual coyuntura nacional.
Desde luego,
el expresidente no es el hombre influyente y bien relacionado en el
contexto político español actual como trata de presentarse. Gloria
Lomana, la entrevistadora, ha subrayado después que Aznar guardó
silencio cuando le preguntó si volvería a elegir a Rajoy como su
sucesor. Pero me pareció mucho más patética la ausencia de
respuesta cuando le preguntó si mantenía contacto con el Rey:
después de sentirse fatal buscando una salida no le quedó más
remedio que acudir al socorrido argumento de la discreción. No,
definitivamente, la aparición de Aznar no es producto de una
articulada operación política que él lidera de forma indiscutible.
Esa es una interpretación conspirativa del asunto.
Ahora bien,
no se produce en un vació absoluto y, desde luego, tampoco es Aznar
una voz que clama en el desierto. No por casualidad dos diarios
matutinos se lanzaban al día siguiente con sendos editoriales
vitoreando al expresidente y criticando radicalmente a Rajoy. De
igual forma, es perfectamente imaginable que muchos de los más de
dos millones que siguieron la entrevista, se sintieran bien
representados por las reivindicaciones de mayor consistencia que
Aznar reclamó al actual jefe de Gobierno.
¿Eso
significa que Aznar se proyecta como el líder que relanzará el
proyecto histórico del PP, como a él le gusta repetir? Pues no
parece tenerlo fácil en el escenario actual de Génova, como tampoco
es seguro que esté completamente convencido de emprender ese camino
sin destino cierto. De momento, amenaza con retornar a la política
activa, pero luego agarra el portante y se busca la vida fuera de
España, donde -si hacemos caso de sus palabras- pasa el setenta
por ciento de su tiempo. Pero quien sabe, a lo mejor las múltiples
felicitaciones desde la derecha que le han debido llover tras la
entrevista, le motivan lo suficiente para lanzarse realmente al
ruedo. En todo caso, eso le supondría un alto coste de tiempo y
espacio difícil de encarar, incluso para quien asegura tan
categóricamente estar dispuesto a cumplir con su responsabilidad
histórica hasta las últimas consecuencias.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
21584 | Esteban - 24/05/2013 @ 18:39:38 (GMT+1)
Aznar presumió de no arrepentirse de nada, lo cual es sorprendente ya que él incumplió clamorosamente su programa electoral [ No tocó la Educación en ¡8 años!, la regeneración del Poder Judicial, la reforma laboral, la del desempleo, no hablemos ya de sacrificar a Vidal Cuadras para hablar con Pujol catalán en la inyimidad, etc.]. Y ahora se lo reprocha a Rajoy. Tampoco viene a cuento presentarse como "salvador" de la Patria. Él tuvo su oportunidad, ya pasó. Vendrá otro. Nadie es imprescindible. Las carencias de Rajoy, se ventilan en otra parte, no en TV, además ¿quién lo nombró a dedo como un tapado del PRI? Él mismo. ¿Quién nombró a Blesa? ¿Quién nombró a Villalonga? Está claro que Aznar no sabe juzgar a los hombres.Y le pierde la prepotencia y la soberbia.
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