¿Pero nos hace falta un defensor?
jueves 23 de mayo de 2013, 11:07h
Pepe Chamizo de la Rubia ha
estado nada más y nada menos que diecisiete años en una institución
parlamentaria que la mayoría de los andaluces prácticamente desconoce por su
absoluta inutilidad e inoperancia. El cura Chamizo lleva desde 1996 al frente
del cargo de Defensor del Pueblo andaluz en el que sustituyó a Manuel Conde
Pumpido, más conocido en los ambientes políticos como Manolito
"canapès". Durante todo este tiempo nadie, ni PSOE ni PP ni IULV-CA
han cuestionado su figura y su labor ya que pese a alguna que otra crítica a
los Ejecutivos de Manuel Chaves o de Pepe Griñán, siempre ha
procurado no molestar demasiado al poder. Reelegido en el cargo en 2001 y en
2007, Chamizo acababa ahora su tercera legislatura con la secreta intención de
continuar en el cargo otros seis años más. Pero hete aquí que unas veladas
críticas a la clase política lo han puesto de patitas en la calle Reyes
Católicos con la misma unanimidad con la que fue elegido. Ni siquiera sus
amigos de IULV-CA han podido salvarle. Chamizo, defensor de las causas
perdidas, de los parados, de los sin techo, de los desahuciados, de los
inmigrantes sin papeles ha comprobado en sus propias carnes que en política no
existen fidelidades irrenunciables y que no hace falta ser un
"tocahuevos" para que alguien decida que ese puesto tan bien
remunerado podría dar de comer a un compañero de partido menos belicoso y
bastante más dócil porque, tal y como está el cotarro, cada día que pasa hay
menos donde repartir.
Como aquí no se cuidan las formas, Chamizo se ha enterado de su destitución por
los medios de comunicación cuando, tras una reunión urgente de la Junta de
Portavoces del Parlamento andaluz, los representantes de las tres fuerzas
políticas presentes en la Cámara han decidido darle puerta, camino y mondeño al
Defensor. Y, claro, a Pepe Chamizo le ha faltado tiempo para poner a
caldo a quienes él supone que son los artífices de su cese que no son otros que
(sic) "la chica que está ahora en Presidencia, unida a una especie de
psicópata del Partido Popular". Con esta frase se le ha visto el plumero
de por donde van los tiros. Ha obviado a IULV-CA, ha llamado "chica"
a la consejera de Presidencia, Susana Díaz, y ha arremetido llamando
psicópata al representante del PP. No sé si le habrá podido su ideología, pero
si somos realistas, culpar al PP de su expulsión es una gilipollez propia de
alguien que no quiere admitir la realidad. Si alguien ha decido echarle ha sido
la coalición de Gobierno, más concretamente la "chica" de Presidencia
y el "chico" de Bollulos, Diego Valderas, que son quienes
ahora manejan el cotarro político en Andalucía. Buscar culpables ahora en algún
"psicópata" de la derecha no es sino inventarse falsos fantasmas para
no romper las ataduras y los vínculos ideológicos que le ligan a una coalición,
IULV-CA, que no ha movido un solo dedo para mantenerlo en el cargo. Chamizo,
que dice que volverá a las barrricadas, afirma que estamos al borde de un
"estallido social", que debería ser evitable porque puede ser muy
violento.
De todas formas a mí me parece que esta es una de las instituciones más
prescindibles de la comunidad, entre otras cosas porque, además de la
duplicidad al existir ya un Defensor del Pueblo Español, ha demostrado
fehacientemente que no sirve para nada útil. Más que cesar a Chamizo, los
pàrtidos con representación parlamentaria lo que deberían hacer es desalojar la
costosa sede de Reyes Católicos y ahorrarnos a todos los andaluces un buen
número de suedos. Como eso no lo van a hacer, sólo queda rezarle los kiries al
cura de Los Barrios y anotar en la libreta de defunciones a otro más de los
históricos que van cayendo sin prisa pero sin pausa en el harakiri impuesto por
Pepe Griñán en todas las instituciones andaluzas. Muchas tardes, a eso
de las ocho, veía pasar por la puerta de "Óleo-le", la tienda que mi
mujer tiene en la céntrica calle García de Vinuesa, a Pepe Chamizo de
vuelta de su trabajo. También dejaré de verlo. Cada vez quedan menos
representantes de la "vieja guardia". Ya solo me queda toparme las
mañanas de los lunes con el ex presidente Pepote Rodríguez de la Borbolla en
el estanco de Felipe II donde ambos echamos la primitiva y desearnos un "a
ver si esta semana hay suerte". Aunque parezca una perogrullada, ese gesto
semanal de un ex presidente de la Junta de Andalucía en busca de esos miles de
euros que la mayoría de los españoles perseguimos con los seis numeritos de los
jueves y los sábados es un síntoma de que no todos los politicos son iguales o,
al menos, que no todos roban igual.