Su coste es un 70% inferior al de levantar la misma
infraestructura desde cero
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Conservar las carreteras es una inversión rentable |
Conservar las carreteras es una inversión muy rentable
martes 21 de mayo de 2013, 20:12h
La conservación de
carreteras es una de las partidas que más se ha ajustado para cumplir con la
política de austeridad marcada desde Bruselas pero, lejos de suponer un gasto
superfluo, representa una inversión muy rentable, ya que su coste es un 70%
inferior al de levantar la misma infraestructura desde cero, según las
estimaciones de la compañía de ingeniería y servicios energéticos Euroconsult.
La
rehabilitación total o parcial de las infraestructuras viarias españolas en
base a la medida de su comportamiento puede ser la única forma de garantizar
que se mantengan en pie a medio y largo plazo, sobre todo si hay que ajustar
la inversión en conservación preventiva, la más importante de todas.
Según datos del RACCy de la Asociación Española de la Carretera (AEC), el gasto en la Red
de Carreteras del Estado ha descendido de 1.257 millones en 2012 a 818 en 2013, por lo
que se hace imprescindible que ahora más que nunca se optimice la
inversión.
Como cifra global, los 500
millones de euros anuales que se dejan de invertir en conservación preventiva
se transformarán, en apenas diez años, en un desembolso de 2.500 millones de
euros, que se multiplicará hasta los 12.500 millones en el plazo de 25 años. Y
es que cada euro que se deja de invertir en conservación preventiva supone al
menos cinco euros de inversión futura, un coste que aumenta exponencialmente
con el paso de los años.
Estos datos evidencian que una
inversión sin criterio puede producir un deterioro de la calidad del patrimonio
viario, que es uno de los principales sustentos de la cohesión social y
actividad económica del país. En la actualidad, el 86% del transporte interior
de mercancías se realiza por este tipo de vías, y nueve de cada diez trayectos
de personas son también por carretera.
Con todo, Euroconsult destaca que la inversión en conservación tampoco
tiene que ser indiscriminada, sino que debe analizarse en dónde, cuándo y
cómo invertir para optimizar al máximo los recursos públicos empleados. Y, sobre
todo, debe dirigir sus esfuerzos a la conservación preventiva, como por ejemplo
al refuerzo de los pavimentos, repintado de las marcas viales y mejora de
la señalización vertical.
Además de los beneficios
inmediatos, la conservación alarga la vida útil de la infraestructura entre 20
y 30 años, por lo que no sólo se evita un mayor desembolso en su
reconstrucción, sino que al mismo tiempo se amortiza la inversión inicial. El
director técnico de Euroconsult, Fernando Sánchez, explica que "si se
conserva de manera programada una carretera, a los veinte años puede mantenerse
intacta, como recién construida".