El déficit autonómico y el cabreo general
martes 21 de mayo de 2013, 12:37h
Dicen que
las aguas bajan mucho más calmadas entre los barones
del PP , pero yo no creo que la cosa a haya amainado, ni mucho menos. El llamado déficit a la carta les ha puesto a todos en pie de guerra y
el cabreo es mayúsculo, desde Extremadura a Madrid pasando por Aragón, Castilla y León, La Rioja, Cantabria o
Galicia.
Que
algunas comunidades autónomas como
Cataluña no puedan cumplir su
objetivo de déficits y no pase nada, contradice todo lo que ha repetido hasta la
saciedad el gobierno y de ahí el mosqueo monumental que tiene algunos. Se nos dice que
no se trata sólo de beneficiar a Cataluña que otras autonomías del PP como Valencia estaría la misma situación, pero el argumento no convence en tanto en
cuanto en este país las cosas o tienen su premio o deben recibir el justo castigo.
Se puede
advertir que Cataluña no se puede hundir porque arrastraría a toda España en la caída y es verdad ,
pero lo que no puede pretender el Gobierno
es que ahora los presidentes que se han apretado cinturón hasta términos insospechados y han
sometido a sus ciudadanos a una auténtica y estricta
cura de adelgazamiento, queden como los
"primos" de la película. Por eso
precisamente algunos como Monago o
Ignacio González han alzado su
voz y advierten con grandes dosis
de sentido común que si
se permite que Cataluña, Valencia, Murcia o Baleares lleguen a un déficits cercano al 2 por cierto, será casi imposible conseguir cumplir el objetivo del conjunto.
El déficit a la carta tiene muchos inconvenientes y muy pocas
ventajas, al menos de momento . Sobre
todo porque planea la sospecha, bastante fundada, de que
su origen está en el encuentro secreto-
que finalmente fue un secreto voces-
entre Rajoy y Artur Mas que tuvo su continuación
un poco después con Rubalcaba. Todos
comentan en voz baja que lo que ha
habido es un acuerdo tres bandas y que se trata de darle un respiro al presidente de
la Generalitat a cambio de que baje un poco el" pistón" sobre el
tema de independencia. De ser así, de momento, no se ha visto ningún fruto porque el
catalán no desaprovecha la ocasión para recordar que su
objetivo es la celebración de un referéndum para , finalmente,
separarse de España. Debería, sin embargo, ser
consciente de lo que le está pasando a la imagen de
Cataluña de puertas para fuera. Sólo recordar que recientemente el consejero de economía de la Generalitat
ha vuelto de su viaje a Wall Street- donde pretendía para vender deuda
catalana y conseguir inversores norteamericanos- con las manos vacías. De hecho para
aceptar el préstamo los bancos y los fondos
inversión le pidieron unos intereses
del 7,5 por cierto muy superior al que paga, por ejemplo, el tesoro. Con un ranking de bono basura la
deuda de Cataluña sigue sin despertar confianza de los mercados
internacionales lo que les debería servir como reflexión , si no estuvieran
obsesionados ,como están, en negar lo evidente que nadie entiende a
Cataluña sin España ni viceversa.
Dice José Antonio Monago que el Gobierno de Extremadura no permitirá que se beneficie a Cataluña a costa. de las comunidades cumplidoras y su
postura es secundada por muchos otros
que no lo han dicho tan abiertamente.. Su discurso es lógico teniendo en cuenta
que el " Barón rojo" ha
basado su gestión en el cumplimiento del déficit y repetido hasta la saciedad que Extremadura ha
pasado de ser la segunda comunidad con mayor déficits en el 2011 al más
bajo el pasado año , según los datos del
Ministerio de Hacienda. De momento ha
tenido que ir la vicepresidenta del
gobierno a su tierra para limar asperezas,
pero la cita que todos tienen señalada en rojo es la del próximo lunes, el día en que Rajoy se reunirá con los presidentes
autonómicos de su partido para intentar
apaciguar las cosas por el lío que se ha organizado con esa
ocurrencia del déficits a la carta . De todas formas todo tiene un
precio y esta cuestión sólo se solventa con dinerito contante y sonante. O sea que
las que han cumplido tendrán que recibir compensaciones claras, se tendrá que poner sobre la mesa un sistema de incentivos que puede
ser de los fondos europeos destinados a
la inversión u otras fórmulas
que se están estudiando ya a marchas forzadas. Eso si también las incumplidoras, deberán
ser penalizadas para que no se rompa la baraja.