lunes 20 de mayo de 2013, 10:29h
En verdad no
hay muchos adornos que añadir a las recetas que la Unión Europea recomienda a
España para curarnos de la crisis. A Rajoy apenas le queda una labor de
dosificación de los remedios para acomodar el tratamiento a la resistencia del
paciente. "Vamos a empezar a mejorar" dice, como un médico moderadamente
optimista pero prudentemente cauteloso. Habla como un especialista en el
aparato digestivo, en este caso el sistema financiero y su repercusión social.
Pero ¿es solo en este terreno donde hay que mejorar?.
Da la
impresión de que nuestra enfermedad política es más grave y está más extendida.
Existen síntomas de apatía y desilusión que debilitan el ánimo de nuestra
comunidad nacional y aflautan el tono de su voz colectiva. Los grandes partidos
políticos parecen secuestrados, como indolentes señores dominados por unos
"aparatos" que actúan como administradores aprovechados en medio de la
indiferencia social. Y los pequeños solo se dedican a agitaciones callejeras de
poca monta y sin consistencia programática alguna. Solo consiguen el eco que
les otorgan los medios de comunicación necesitados de anécdotas para cubrir
páginas o pantallas con algo más que la vulgar inercia oficial de cada día,
antes de dar paso a la crónica rosa y a las secciones de deportes. El síndrome
general es el de una vaciedad en la que flotan los globos anacrónicos de los
nacionalismos y chapotean las comparsas callejeras que dicen no sentirse
representadas, sin ellos representar a nadie más que a su misma poquedad.
La sordera de
los partidos que desarrollan una vida burocrática y ordenancista, sin
receptividad al pulso popular ni calidad en la promoción de núcleos de
pensamiento, ha conseguido excluir de sus escalafones a las ideas, a las
convicciones y a cualquier dinámica de regeneración que no sea una recolocación
entre sus cargos o suplentes. La vocación política ha sido sustituida por una
especie de vocación administrativa de segunda clase a la que basta con
conservarse en su pasividad si no mete la pata o mete la mano escandalosamente
donde no debe. Los huecos de esta tropa mediocre se van rellenando, de arriba
abajo, con gentes que no dicen nada, no escriben nada, no escuchan nada más que
la voz de sus inmediatos superiores. Los participantes en cada casa, más que
fervientes partidarios, se miran entre sí con recelo, pensando que quien
destaca por algo positivo o por nada negativo es un peligro para el exclusivo
manejo del patrimonio que surte sus tesorerías centrales por procedimientos
regulares o irregulares y mantiene unas presencias desangeladas a través de
unos medios de comunicación publicitarios que cada vez se parecen más a la publicidad comercial,
por la que suspiran aquellos medios, también en crisis, en los que las chispas
de ingenio son como versos sueltos entre la prosa cotidiana. La vaciedad es el
mérito más estimado en esta situación porque no ocupa espacio propio más allá
que la proyección rutinaria inherente al cargo desempeñado. Por ello no hay
antídotos eficaces contra las minorías tóxicas del populismo, el separatismo,
la demagogia o el anarquismo que se mueven con irresponsabilidad en un espacio
despoblado de figuras políticas de peso y sin guías de opinión con capacidad
orientadora. Afortunadamente, el mal de la vaciedad afecta a todos los partidos
por igual y, también, fuera de los partidos, a las comparsas callejeras que se
mueven en escenarios con escaso público. Este es el peligroso mérito de la
vaciedad soporífera que alimenta el desinterés del pueblo como un
tranquilizante. Veremos cuánto dura este paréntesis de aburrida resignación si
el diagnóstico de que "vamos a empezar a mejorar" no empieza pronto.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
|
elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
|