Wert, Mourinho, la educación
domingo 19 de mayo de 2013, 18:58h
El ministro Wert y el Gobierno Rajoy han lanzado su proyecto de ley de educación, que debería
marcar el futuro de la educación española en los próximos años. Debería, pero tal
como se ha hecho, parece difícil que lo haga. Este Gobierno tiene derecho a
poner en marcha una reforma educativa cuando el PSOE ha hecho seis que nos han
llevado a la situación en la que estamos: un fracaso mayúsculo. Pero la torpeza
de este ministro y de este Gobierno ha sido no dialogar lo necesario, no
encontrar argumentos para el pacto, aunque fuera parcial, y, sobre todo, hacer
que un tema menor, como es la evaluación de la religión en la enseñanza, se
convierta en el tema central del rechazo a la reforma.
Cuando deberíamos estar
discutiendo sobre la calidad de la enseñanza y de los profesores, sobre la
autonomía de los centros, sobre lo que hay que enseñar hoy, sobre el rigor y el
esfuerzo, sobre las evaluaciones, sobre la implicación de las familias y de los
alumnos... resulta que vamos a discutir de revisar el Concordato con la Santa Sede
o de que hemos vuelto al franquismo... Es una estupidez, una pérdida de tiempo,
pero, sobre todo, desaprovechar una oportunidad única de cambiar la pésima
educación que hay en España. ¿Nadie de quienes nos gobiernan sabían que entrar
en ese jardín era un error mayúsculo, dar armas a los que no quieren este
cambio? Religión en las escuelas, sí, para todos los que la quieran porque el
hombre es un ser trascendente y es un derecho de los padres; educación en
valores también para todos los que pasan por las aulas, porque sin esos valores
no se construye una sociedad sana. Pero nada más.
La educación es la clave
de nuestro futuro y hoy, más que la escuela, educan la televisión, internet o
los líderes. ¿Cómo pedir a los alumnos que respeten o escuchen a su profesor si
en la tele lo que prima, lo que se paga son "debates" en los que todos hablan
al tiempo, se gritan, se insultan?
¿Y en el deporte también
tiene que haber buena educación? El todavía entrenador del Real Madrid ha dado
en los últimos meses un pésimo ejemplo que añadir a su comportamiento natural
soberbio y prepotente. Ha menospreciado a jugadores de "su equipo", despreciándoles
públicamente. Les ha culpado de los fracasos de los que él es principal
responsable. En la final de Copa del Rey se autoexpulsó para no estar en el
campo si se consumaba la derrota.
Y luego -lo mismo que Cristiano Ronaldo-hizo
un desprecio al Rey al no subir a recibir la medalla. Finalmente, en la rueda
de prensa siguió comportándose de forma maleducada, olvidando que le pagan una
millonada para cumplir sus obligaciones y que representa a un gran club. Está
de sobra. Hay que acabar con la mala educación en las aulas, en los estadios,
en la familia, en todas partes. Y eso sólo se consigue con buena educación. Y
con acuerdos.
francisco.muro@planalfa.es