Salió el quinto buey, que anunciaban como toro de lidia pero era mentira, una más de las que dominan la Fiesta. Salió el quinto buey, vio que había tenido la mala suerte de que correspondiese lidiarlo a
El Fandi y empezó a huir del granadino. Claro que si éste deja mucho (todo), que desear con percal (vulgar) y flámula (horroroso), de nada podía presumir el bicorne, todavía más descastado que sus hermanos. O sea que en justa respuesta, El Fandi podía haber salido corriendo del burel. Y no lo hizo.
O sí. Fue en el tercio de banderillas donde con sus carreras, eso sí, no alejándose del toro, sino buscándolo, le colocó tres pares de cierta espectacularidad. Pero, en éstas que debió acordarse, el coletudo, que no había tocado el violín y para solaz de algunos y protestas de otros, pidió permiso al usía y tras serle concedido, clavó otros rehiletes en esta suerte para algunos -los que aplaudían- o desgracia -para los otros-. Mas El Fandi, demócrata y consensuador él- tomen nota PP y PSOE- logró el acuerdo de todos con la pañosa: aburrimiento general.
Kilates y creatividadLo que, con su horroroso manejar de la sarga, ya había logrado en el anterior -de enorme envergadura cornúpeta, como todo el encierro, aunque este segundo y el sexto destacaron por encima de la alta media-, con el agravante que Fandi ni siquiera estuvo bien con los rehiletes. La antítesis del granadino, en concepto y desarrollo, es
Curro Díaz, quien realizó un inicio de faena al tercero -en el que saludó su subalterno
Montoliú con los palitroques, escuchándose una pérfida voz en el graderío aconsejando a Fandi que tomara nota- de altos kilates artísticos y de creatividad. Después cascabeleó excelsos naturales, algún redondo y... el bicho se vino abajo definitivamente.
Y más después, el jienense perdió la inspiración, le invadió la abulia, casi tanta como a los espectadores, y actuó de oficio con el quinto animal. Como realizó el toricantanto
David Galván, que dejó la impronta de espada serio, clásico y de buen gusto, en el de la ceremonia y en el que cerró festejo, ambos sin muchas opciones para más, aunque el gaditano quizás se mostrara un punto conformista. El chaval merece una repetición, pero no con bueyes. Con toros.
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