No soy asiduo lector de
esquelas, aunque de vez en cuando, al pasar las hojas, alguna salta a la vista.
Eso me ocurrió el martes 1 de noviembre de 2005 cuando en DEIA, en la parte
superior izquierda, se anunciaba el fallecimiento de Doña María Alava Sautu, viuda
de D. Alberto Cortadi. Decía que había fallecido en Murgia, el 31 de octubre, a
los 103 años de edad. La esquela estaba publicada en euskera y en castellano.
El apellido me saltó a la
memoria porque sus apellidos coincidían con el patriota nacionalista alavés del
PNV fusilado por Franco en 1943, Luis de Alava Sautu.
Fíjense en la fecha: 1943,
cuando la guerra había terminado en 1939 en España y en Euzkadi en 1937. La
venganza franquista fue fría e inexorable seis años después.
La historia de Luís de
Alava Sautu, uno de los grandes olvidados de nuestro reciente pasado es hermosa
por su entrega, aunque trágica por su final y merece ser conocida. En
Inglaterra la honraría todo el mundo y habría actos en su homenaje. En este
país de amnesia colectiva, no se le ha hecho justicia aunque este año, una
nueva generación va a volver a encender la llama de aquel recuerdo para que
figuras como las de Alava sean un referente de patriotismo y hombría de bien. De
ahí que recomiendo el libro del Dr. Iñaki Barriola, "19 condenados a Muerte",
donde narra una vivencia ejemplar por su consecuencia, y donde el propio doctor
Barriola, fue también protagonista de la misma ya que era miembro de dicha red
de información, y sufrió las consecuencias de la represión.
La fecha trágica fue la mañana del día seis de
mayo de 1943 cuando fue fusilado en Madrid don Luis de Alava, presidente de la
Junta Municipal del Partido Nacionalista Vasco en Gasteiz. Me gusta recordar
este dato.
Luis de Alava había sido condenado a
muerte bajo la acusación de actividades de resistencia antifranquista. Su
proceso, fue el de un grupo numeroso de patriotas detenidos a fines del año
1940 y en el que llegaron a pronunciarse diecinueve condenas a la última pena,
de las que todas menos la de Alava fueron después anuladas por el Tribunal
Supremo Militar.
La condena de Luis de
Alava suscitó
la intervención de numerosas personalidades, corporaciones oficiales y
representaciones diplomáticas de países extranjeros que hicieron todo lo
posible por salvar la vida de aquel vasco ejemplar. El Consejo de ministros
franquista se opuso por mayoría de votos a que el indulto fuera concedido para
dar, según se explicó entonces, una prueba de su "independencia", y también de
su crueldad.
Luis de Alava
fue ante el pelotón de ejecución con la serenidad del inocente y con la
dignidad del apóstol de una causa digna. Su conducta humana y caritativa en la
prisión de Madrid había ya suscitado la admiración y el cariño de los que
fueron sus compañeros de cárcel. Las cartas que dejó al morir y que circularon
poco después clandestinamente fueron la prueba más elocuente del temple de
aquel abertzale cuya memoria se debería haber hecho inolvidable no sólo entre
vascos sino entre todos los perseguidos por la tiranía franquista.
LA
NOTA DE LOS BURUKIDES DEL ARABA
Desgraciadamente
los protagonistas de aquellas duras vivencias ya no están con nosotros, pero
traigo aquí un documento que en 1976 me entregaron en Bilbao dos miembros del
Araba Buru Batzar indignados por la manipulación de la historia que se estaba
produciendo y donde daban cuenta de aquellos años de hierro así como del protagonismo
alavés en la lucha reivindicativa vasca. Uno era Julián de Aguirre y el otro G.
de Miguel Caicedo. Los dos desgraciadamente fallecidos. Su nota decía lo
siguiente:
"En el número 13 de su interesante revista leemos en una entrevista con D. Carlos
de Legazpi, el siguiente párrafo: "Durante la guerra, la posición del P.N.V.
creo que fue oportunista. El P.N.V. por boca de Irujo, declaró que estaba con
la República. Yo pienso que como no podía salir en defensa de la rebelión como
lo hicieron en Vitoria, se mantuvieron al margen en Vizcaya y Guipúzcoa con la
esperanza de que Mola ocupase Guipúzcoa".
A estas
afirmaciones, tenemos que responder como miembros del Araba-Buru-Batzar o sea
las primeras autoridades del PNV en Araba en 1936:
El estado de
guerra se declaró en Gasteiz el 19 de Julio de 1936 y para antes de
tres horas clausuraron todos los centros abertzales de Gasteiz, empezando por
Euzko-Gaztedi. Bastante antes de que lo hicieran con los centros políticos de
izquierda.
Inmediatamente
empezaron nuestras detenciones: el doctor Olabarría, Aguirre, De
Miguel y Pagalday. Hemos pasado por la cárcel muchas veces, algunos hasta en
siete ocasiones. Hemos sido torturados, insultados, multados y desterrados.
Martínez de Aguirre y Unceta fueron condenados a muerte. Luis de Abaitua fue sacado de la prisión la noche del 31 de marzo de 1937 y ejecutado con otros quince y enterrados en el Puerto de Eguileta,
La autoridad máxima del PNV en Vitoria era D. Luis de Álava y Sautu, presidente del
Gazteizko Uri-Buru-Batzarra. Este gran abertzale fue fusilado en Madrid el 6 de
mayo de 1943, o sea, pasados los cuatro años de terminada la Guerra Civil. Al
caer París en manos alemanas, la policía española descubrió una carpeta en la
que se detallaban las grandes hazañas de éste y de otros extraordinarios
abertzales.
También queremos recordar que todos los arabarras y los Ayuntamientos de la
vertiente cantábrica (Aramayona, Lezama, Amurrio, Llodio, Ayala, Okendo y
Arciniega) junto con varios cientos de gasteiztarras lucharon como gudaris y
que muchos murieron en el frente y otros en la retaguardia.
Juntos con éstos pasaron por las cárceles muchos cientos de alaveses.
No decimos esto
para pasar la cuenta o por presunción, y mucho menos por
espíritu de venganza. Únicamente lo exponemos para que la verdad prevalezca y
cada uno quedemos en el lugar que nos corresponde.
Quizá las afirmaciones del señor Legazpi estén apoyadas en una carta que
"a punta de pistola" tuvieron que firmar los señores D. Javier
Landaburu y D. Manuel Ibarrondo, ambos abogados y fallecidos. El valor de este
"documento" fue enorme. Landaburu estuvo escondido hasta que pudo
huir a Francia. Allí ocupó cargos tan importantes como miembro del E.B.B. y
Vice-Presidente del Gobierno Vasco. En cuanto a Ibarrondo fue condenado a
treinta años de presidio y expulsado de su cargo de Secretario de la Caja
Municipal de Ahorros de Vitoria.
Beti
ozkatasun-aldez, Beti egiakin.
Julián de
Aguirre.
G. de Miguel
Caicedo.
Gasteiz
QUIEN ERA LUIS
ALAVA
Nacido en
Murguía (Zuia) el 18 de noviembre de 1890.
Realiza sus primeros
estudios en un colegio religioso de esta localidad y posteriormente se traslada
a Madrid y Bélgica, donde cursará la carrera de ingeniero agrónomo y químico,
para dedicarse más tarde a la fabricación de colas y gelatinas.
Su afiliación al PNV se producirá a raíz de
su estancia en Madrid. Durante la década de los años diez se incorporará como
socio, primero al recién creado Centro Vasco de Vitoria, y posteriormente a la
Juventud Vasca, convirtiéndose en uno de sus miembros más destacados. El 7 de
marzo de 1917, la Comunión Nacionalista Vasca le designará candidato para las
elecciones de diputados a Cortes por el distrito de Murguía. Su candidatura
será apoyada por la Juventud Vasca de Bilbao. Obtendrá 1.503 votos, por detrás
de los 2.926 de Urquijo. Las elecciones, plagadas de irregularidades, darán
lugar a importantes protestas. A consecuencia de ellas Luis Álava será detenido
en Areta por la guardia civil. Durante los siguientes años seguirá trabajando
activamente dentro del mundo nacionalista.
Al estallar la sublevación
militar de julio de 1936, ostentará el cargo de presidente de la Junta
Municipal del PNV de Vitoria. A finales de 1937 comenzará a funcionar una red
de resistencia organizada por Pepe Michelena a instancias del propio
lehendakari, José Antonio Aguirre. Su función constituirá en prestar ayuda a
los presos nacionalistas, mantener las líneas de comunicación entre las
cárceles y el exterior, impedir la captura de militantes y simpatizantes
escondidos, facilitando su huida a Francia y transmitir información a las
embajadas de los países democráticos sobre las condenas de muerte.
La estructura orgánica de esta
red estaba compuesta por un responsable político por cada territorio, que
llevaba el nombre de Delegado. Desde la finalización de la Guerra en Euzkadi,
Luis Álava desarrollará una importante labor, facilitando apoyo a los presos
políticos y sus familias. Todo ello no pasará inadvertido a su primo, el
dirigente nacionalista Juan Ajuriaguerra.
En noviembre de 1938 se lleva a cabo una importante reunión de Delegados de
Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Navarra para tratar de dar un impulso nuevo a la
organización. Luis Álava será nombrado en esta reunión secretario general de la
organización interior, responsabilizándose también de la convocatoria de las
reuniones generales. Dentro de la misma utilizará diferentes nombres como
"Vicente", "Victorino" o "Venancio". Álava
conseguirá, junto con la delegación guipuzcoana, extender la red hacia otras
zonas del estado como Burgos y Galicia y mantener estrechos contactos con los
sacerdotes vascos presos.
Tras el estallido de la IIª
Guerra Mundial, esta red centrará su labor en la transmisión de información
política, economía y militar para las tropas aliadas. El dirigente del PNV no
había sufrido directamente los efectos de la represión y desarrollaba una vida
aparentemente normal. Juan Ajuriaguerra le encargará el reclutamiento de nuevos
miembros y confidentes capaces de suministrar información de los organismos
oficiales. Otros miembros de esta red fueron José María Sanz Eguren, Victor
Ruiz de Gauna, Ceferino, Andrés Silva, Francisco Madinaveitia y Victor González
de Herrero. Álava captó a este último y aprovechó su condición como perito
radiofónico para establecer una primera emisora clandestina en su propia casa.
La segunda será responsabilidad de otro de los miembros de la organización,
Primi Abad. Para el desarrollo de esta operación contarán con el apoyo del
ejército francés, que les facilitó las dos emisoras morse en julio de 1939.
Álava trató de instalar una importante delegación en Bizkaia en medio de graves
dificultades.
Entre 1937 y 1940 la red dirigida
por Luis Álava consiguió enviar al Gobierno Vasco en el exilio un importantísimo
volumen de información, que, a su vez, será remitido al Ejército francés. Los
informes se centraban en aspectos militares, aunque también incluían datos de
tipo político e incluso religioso con la intención de que fueran utilizados por
la propaganda antifranquista en las publicaciones nacionalistas del exterior.
El grueso de la información se refería a la organización del ejército de
Franco, la "Legión Cóndor", la localización de los aeródromos
militares, o las fuerzas legionarias italianas. Junto a estos informes
realizarán otros sobre la situación de presos, las condenas de muerte (caso de
los sacerdotes vascos), situación sociopolítica, los enfrentamientos entre
carlistas y falangistas en el País Vasco, etc. La mayor parte de la información
era facilitada por otros miembros como Sanz y Polo, a los que Álava había
conseguido captar para la organización.
La entrada de las tropas alemanas
en París y la ocupación de la sede del Gobierno Vasco propiciarán la caída de
los integrantes de la organización. La captura de importantes documentos
comprometedores en la sede de Eusko Jaurlaritza en París y el retraso de sus
responsables en comunicar esta circunstancia a la dirección del Servicio
Interior resultarán decisivos. Luis Álava será detenido en Vitoria el 2 de
enero de 1941, donde le serán incautados el aparato emisor de radio, así como
una cierta cantidad de dinero. Tras los primeros interrogatorios intentará
descargar la responsabilidad de la red sobre un nacionalista recientemente
fallecido, algo que no impedirá la caída del grueso de los miembros del aparato
clandestino. Serán detenidos 28 activistas, de los cuales 21 serán procesados
en un Consejo de Guerra. La vista se celebrará el 21 de junio de 1941 bajo la
acusación de "Adhesión a la Rebelión".
Esta primera Red
de Información Vasca, porque después se organizaron otras de una
importancia que merecen estudio, duró desde 1937 hasta finales de 1940. Su
labor queda resumida en el Sumario de los encausados con los siguientes datos:
71 pasos clandestinos de frontera, con 1.242 documentos (además de boletines,
revistas, prensa prohibida) y correspondencia de presos, sentencias, cartas de
fusilados e información militar.
Esto es lo que constó en el Sumario.
Eran 2 alaveses, 7 navarros, 2 vizcaínos y 10 guipuzcoanos.
Diversas personalidades políticas
y miembros de la jerarquía eclesiástica se movilizarán en protesta contra este
consejo, como el Arzobispo de París. El Mariscal Petain llegará a reunirse
personalmente con el Ministro Español de Asuntos Exteriores, José Félix de
Lequerica y entregará diversas misivas entre el 16 y el 20 de
agosto, solicitando, sin éxito, un indulto para los condenados. Por
disentimiento del Auditor, el caso pasará al Tribunal Supremo de Justicia
Militar.
La vista se celebró el 3 de julio
de 1941. Como hemos dicho se les acusó de "Adhesión a la rebelión y
espionaje, con las agravantes de transcendentalidad y peligrosidad". El
fiscal pidió 19 penas de muerte; otra inferior para Víctor González Herrero y
una absolución, la de Celestino Olaizaola. Los cargos que hizo el fiscal fueron
aceptados por el Tribunal y dictados tal como los había fijado él. Por
disentimiento del Auditor, el asunto pasó al Tribunal Supremo de Justicia Militar.
La vista de su causa en el Supremo se celebró el 18 de septiembre de 1942, a
los catorce meses largos del Consejo anulado.
El Supremo seguía pidiendo 8 penas de muerte.
La sentencia, al
fin, fue de 30 años para 6 de ellos; 25 años para 7; 20 años y un día
para 1; 12 años y un día para 3, y 6 años y un día para 2; sólo hubo un
absuelto.
De todos ellos
se mantuvo la pena de muerte para Luis Álava.
Se le hizo la
comunicación la noche del 5 de mayo de 1943. Su conmutación dependía en última instancia de Franco; éste lo tuvo hasta última hora
sobre la mesa de su despacho.
Pero no la firmó.
El 5 de mayo de 1943, cuando los jardines estaban en flor y el cielo
empezaba a poblarse de estrellas, al anochecer, se le comunicó la nueva: sería fusilado al amanecer
junto a otros diez detenidos, por otras causas. Por testigos de primera mano
sabemos que Luis de Alava estaba sereno: había cumplido su deber y no sólo eso, había conseguido que el resto de quienes componían la red, no fueran condenados a la última pena. Los telegramas llegados a El Pardo de personajes muy
importantes de la política internacional, en el
mes de febrero sólo habían logrado retrasar la
ejecución de la sentencia. En
aquellos días de 1943, antes del
desembarco aliado en Normandía, no estaba clara la
suerte de la guerra y Franco no quería estar a mal con su amigo
Hitler, a pesar de que no era teóricamente su aliado. Luis
de Alava tenía que morir.
Faltando unas horas para
cumplirse la sentencia, permanecía tranquilo y sus labios no
temblaban: rezaba. Uno de compañeros se le acercó para preguntarle: "¿es que tú no tienes miedo?. Y él respondió: "Si, lo tengo, pero también tengo fe". A lo que su interlocutor le contestó: "¿Puede ayudarme a tener
fe?". Y Luís le puso la mano en el hombro y le dijo: "Vamos a
rezar juntos". Aún ante el verdugo, Luís
quería, ayudar a sus semejantes.
Varios presos se unieron a
ellos. Si la escena se hubiera desarrollado en la Francia ocupada por los
nazis, por esos días, no hubiera extrañado a nadie, pero ¡en Madrid!.
A las seis de la mañana, los once condenados entraron en el patio. Su compañero de una noche pidió que le dejaran morir
agarrado a él. Cuando el jefe del pelotón preguntó si alguno quería un mensaje, todos contestaron que sí, que querían morir como aquel hombre.
El sacerdote los fue absolviendo uno a uno. Luego una descarga cerrada mató a un hombre que amaba a
su país, se sentía profundamente vasco y europeo y moría por la causa de la libertad. Porque él era de los que entendía que todas las libertades son solidarias y no se puede amar la de
Euzkadi y olvidar la de otros pueblos oprimidos.
Quienes le fusilaron permitieron que su cadáver fuese trasladado a su tierra natal. En la villa de Murguía (Álava) descansa en paz y
cuando llegaba el mes de mayo había muchos que iban a rezar por él y poner un ramo de flores
tricolores sobre su tumba. De esto hace setenta
años. Lo ejecutaron a las seis de la mañana. Toda una venganza.