Pensiones: el Gobierno nos fija el día de nuestra muerte

Hasta que llegó su hora; la del Gobierno o la de la ciudadanía pensionista. Pero lo cierto es que entre las opciones que se barajan para llegar a un acuerdo sobre pensiones en el Pacto de Toledo está la siguiente reflexión: fijar la cuantía de las pensiones en función de la esperanza de vida del ínclito e incordiante pensionista. La cosa está que arde.

No es más que una 'relfexión' a añadir a otras que están sobre la mesa, pero ésta es mucho más alocada y producto, sin duda, de una mente enferma: conlleva que el Ejecutivo tasa sin más la vida del ciudadano con una simple operación matemática, que llevada al extremo cómico-trágico podría ser algo así como lo siguiente: 'Usted tiene X euros de pensión para el resto de su vida y se jubila a los 65 años, pero como usted tiene cara de vivir hasta los 85 años, su pensión mensual será de X euros divido entre 20 dividido entre 12' .

Lo malo será cuando el ínclito fallezca, por ejemplo, a los 70, porque el Estado le habrá 'timado', siguiendo el ejemplo del caso anterior, 15 años de pensión al ya difunto y primo práctico. Por el contrario, el Estado será '¿timado?' si el pensionista incordiante sobrevive, por ejemplo, hasta los 90. En este caso, ¿la solución será matarle cuando llegue a los 85?

Lo dicho, sólo a una mente muy enferma se le puede ocurrir semejante cosa. No es admisible ni siquiera como ocurrencia. Aunque, para ser serios, la 'reflexión' -que no es, ni mucho menos, una propuesta del Gobierno- tiene su origen en el factor de sostenibilidad del sistema de pensiones fijado por el anterior Ejecutivo de Rodrígeuz Zapatero: un factor que está en función de la demografía, lo que incluye, claro, la esperanza de vida.

No es, por tanto, una propuesta, efectivamente, pero mal empezamos cuando algunos tienen reflexiones de ese tipo. En este caso, habría que decir con Goya que, efectivametne, "el sueño de la razón produce monstruos". Porque esa reflexión se ha hecho dentro de ese 'Comité de Expertos' formado por 11 hombres sin aparente piedad y una mujer de iguales características que tiene que elevar sus reflexiones al Gobierno para llevarlas al Pacto de Toledo. Pero, como decimos, mal empezamos. Habrá que estar ojo avizor.