La crisis que ahoga a las ONGs
martes 30 de abril de 2013, 16:19h
Esta crisis se está
llevando por delante a millones de personas, sin empleo, sin vivienda, sin
subsidio, muchos de ellos también sin patria, o sin poder volver a ella, sin
familia o sin futuro. Sobreviven gracias a la ayuda de muchas ONGs que son el
último recurso de los más vulnerables. Cáritas, Cruz Roja, Unicef, Aldeas
Infantiles, Save the children, Mensajeros... Pongan los nombres que quieran
porque de tras de cada una hay solidaridad, comida, casa, dinero para pagar una
hipoteca, ropa para los más pequeños y casi siempre, además, miles de
voluntarios que acompañan, que escuchan, que abrazan, que tienen tiempo para
los que nadie quiere ver ni oír... Sin ese enorme colchón de solidaridad el
estallido social sería imparable y el Estado tendría que reconocer su
imposibilidad para atender las necesidades básicas de millones de personas, las
más vulnerables.
Pero las ONGs también son
otra víctima de la crisis. Un reciente informe del Instituto de Innovación
Social de Esade, La Caixa y PriceWaterhose prevé que la financiación de las
ONGs caerá entre un 20 y un 33 por ciento hasta 2016, lo que coincidirá,
además, con un aumento de la población a atender, la que sufrirá aún más los recortes
sociales en el acceso a la sanidad, la educación o la justicia.
Los ingresos de las ONGs
vienen cayendo desde hace años casi sin excepciones. La mayoría tiene una
dependencia de la financiación pública tan alta que lastra su futuro. Los
recortes del dinero público les harán quebrar. Además, hay muchos socios que
están dándose de baja porque no pueden pagar las cuotas y algunos incluso piden,
con lágrimas en los ojos, si les pueden devolver las últimas cuotas pagadas... El
perfil medio de los socios no es alguien a quien le sobra el dinero. Son personas
que saben lo que es no tenerlo. Gente de clase media y media baja que valora el
esfuerzo de unos pocos a favor de los desfavorecidos. Pero la crisis afecta
cada día más a esa clase media o media baja. No puede haber para que coman
otros porque no hay para comer en casa.
Sólo sobrevivirán con
cierta solvencia las ONGs que se nutran de financiación privada y no del
Estado, que además es mal pagador y tardío. Y, en la medida de lo posible, necesitan
alguna reserva porque hay que garantizar sí o sí, la supervivencia de los
programas de atención, la supervivencia de las personas que los reciben.
Por eso hay que llamar a
la solidaridad de todos los que aún pueden. En tiempos de crisis, más que
nunca. Hay que colaborar con las ONGs, especialmente las que atienden a niños,
a mayores, a desempleados, a marginados, a dependientes, a vulnerables. Marquen
la X en la casilla de la Declaración de la Renta. En la de la Iglesia y en la
de las ONGs. No hay dinero mejor empleado