Paciencia, plasma y frialdad
martes 30 de abril de 2013, 14:39h
Se nos
puede pedir paciencia, aunque no la tengamos, pero desde luego ni comprensión ni resignación. Se nos puede decir que el gobierno sabe lo que hace. ¡Faltaría más! porque si no lo
supiera estaríamos ante una
pantomima insoportable. Se nos ha pedido sacrificios y los estamos
haciendo hasta la extenuación, pero creímos que sería cosa, como máximo de dos años, y ahora se nos dice que en el horizonte más cercano no sólo no se crearán sino que se seguirán destruyendo puestos de
trabajo.
Dice el
presidente del gobierno que "es mucho mejor explica la verdad la gente y
no hacer castillos en el aire" y y tiene razón, pero la verdad se puede decir sin ocultación, pero sin crueldad
y aquí se nos pinta una verdad tan
cruda , tan bestial , que nos cierra cualquier puerta a la esperanza y además se da un estruendoso portazo. . De hecho el
consejo de ministros que dio luz verde a la revisión de las previsiones macroeconómicas y aprobó un segundo plan de reformas
consistente, sin más, en reprogramar las ya anunciadas que aún no están en vigor, fue un cúmulo de inconcrecciones destinadas, eso sí, al desanimo del personal.
Ya nos
puede decir Luis de Guindos que el cuadro macroeconómico se ha elaborado para dar confianza los mercados, que
no a la ciudadanía , porque lo que se nos ha dado a entender es que tenemos por delante un panorama totalmente negro y no hay ni el más mínimo atisbo de luz en el horizonte. . El otro día Lucía Méndez, recordaba en uno de sus artículos una frase del
escritor portugués Gabriel Magalhaes: "el
paro está destrozando de forma
cruelmente silenciosa la vida de mucha
gente, mientras el ciudadano que aún tiene trabajo se siente agotado sin norte y con medio al
futuro ". Las cosas se pueden ver
de otra manera, pero no de forma más certera, porque
si los que no tienen trabajo están aterrorizados por su presente, quienes lo tenemos también lo estamos por nuestro futuro y cuando se tiene
miedo te acobardas y todo lo demás
sobra.
El
problema está en que un país con 6,2 millones de parados no puede esperar, y además se nos pide que esperemos
desde la calculada frialdad de un plasma
de televisión porque el presidente del
Gobierno huye como de la pólvora del contacto con los periodistas porque nos detesta
pero , lo que es peor, es que no quiere o no puede mostrarse cercano los ciudadanos. Los políticos nos han acostumbrado a no creer en su palabra y ahora
tenemos que acostumbrarnos a verlos en la distancia, subidos en aquella
inolvidable peana donde les situaba el
genial Forges pero sin el lenguaje llano con el que el dibujante alumbra sus viñetas . Antes acusábamos a nuestros
políticos de ser encantadores de
serpientes, de enamorarnos y confundirnos con bonitas palabras huecas, pero ahora
ni siquiera tiran de verbo fácil porque lo que quieren es
marcar gélidamente
su distancia con el común de los mortales.
La mayoría de los ministros
han optado también por el
lanzamiento del mensaje a través del plasma y eso tiene mal arreglo. Si el jefe se
equivoca y, Mariano Rajoy con esa frialdad gélida que demuestra lo esta haciendo, alguien
de su entorno debería decirle algo por una cuestión de lealtad.
Alguien debería recordarle que si no nos
puede dar pan, al menos que no nos siga llamando tontos o si
lo hace que lo haga de una manera más cercana y directa algo similar a. la que, hace poco más de un año, empleó para pedirnos el voto. Yo
no digo ,en absoluto, que el presidente del gobierno quiera ser
portador de malas noticias y estoy convencida de que está intentando, por todos los medios, dar la vuelta a la catástrofe que vive nuestro país, lo que digo es que no se puede mostrar con un político tan distante que de la sensación que ni siente ni parece.
Tiene que salir ante la opinión pública, someterse a las preguntas de los periodistas y dar
un poco de ánimo y sosiego . Por usar sus
propias palabras queremos la verdad, no nos interesan los castillos en el aire,
pero queremos escuchar sus razones en primera persona. Queremos "tocar líder" que se decía antaño, porque el plasma al que se ha vuelto adicto, puede
que este deformando no sólo la realidad sino su imagen . No es el registrador de la
propiedad que resuelve los temas mecánicamente entre las cuatro paredes de un despacho, es el presidente del gobierno , debe dar la
cara y también reconfortar a los ciudadanos
aunque sigan cayendo chuzos de punta.