A los políticos, perdigón
lunes 29 de abril de 2013, 11:55h
Pongámosles de pin, pan, pum en las casetas de feria. Tirémosles
pelotas a la cara, pateemos sus culos engordados en las poltronas púrpura de
los palacios, untemos de merengue sus jetas.
Los seres humanos siempre hemos canalizado la violencia colectiva,
enfocándola en un chivo expiatorio a quien vemos como responsable de una
determinada crisis. Ese es el contexto en el que brota la violencia; en las
comunidades tradicionales son hambrunas, catástrofes naturales o epidemias. Crisis. El sacrificio humano como salida a esa escalada de violencia homicida
tiene su reflejo en la crucifixión, y a partir de ese momento, para el
cristianismo, será sustituida por el ritual incruento de la Eucaristía. Los
aztecas arrancaban el corazón a sus chivos expiatorios y se dedicaban a las
"guerras florales" para canalizar la violencia colectiva. La palabra náhuatl "quechcotona", según observa
Roberto Calasso, significa decapitar y, a la vez, arrancar el maíz con la mano.
Sacrificio nutricio y Renacimiento. Las obras de René Girard explican bien los
mecanismos antropológicos de la violencia ritualizada.
En nuestros días esa agresividad encuentra un fácil objetivo en la
"clase política". Ellos y nosotros. Judíos y arios. Pero el ritual debe
convertirse en drama; escenificarse en el gran teatro de los media. Si los
políticos son culpables de hybris, el coro del pueblo, dirigido por Ada Colau,
favorecerá la catarsis colectiva canalizando contra los chivos expiatorios la
violencia explícita y ritualizada en los panfletos de la PAH a modo de
protocolo litúrgico; distancias, ruidos, epítetos, gestos permitidos y otros
que entran en el terreno del tabú...
El magnífico historiador Huizinga, en un artículo publicado en el
"Times" en 1961, avisaba de uno de los grandes riesgos que corren los hombres
libres; aburrirse de las verdades establecidas. Se proponía contribuir a la
recuperación de la confianza en las virtudes de la política como una excelente y
civilizadora actividad humana, y advertía de cómo "por todo el mundo hay
hombres que aspiran al poder que, sea cual sea el nombre bajo el que se
escuden, tienen en común el rechazo de la política" Y Beppe Grillo sólo tenía entonces
13 años. Huizinga recordaba como en 1958, muchos franceses, entusiastas
defensores de la República, sostenían que el general De Gaulle libraría a la nación
francesa de los políticos. Fidel Castro acaba de declarar a un periodista: «No
somos políticos. Hicimos la revolución para echar a los políticos", y recordaba
las palabras del dictador portugués Oliveira Salazar cuando dijo que "detestaba
la política desde lo más hondo del corazón; todas esas promesas ruidosas e
incoherentes, las demandas imposibles, el batiburrillo de ideas infundadas y
planes poco prácticos, el oportunismo al que no le importan la verdad ni la
justicia, la vergonzosa búsqueda de la gloria inmerecida, las incontrolables
pasiones desatadas, la explotación de los instintos más bajos, la distorsión de
los hechos, toda esa febril y estéril agitación".
Huizinga nos recuerda que "no obstante, por muy imperfecto que sea el funcionamiento de este proceso
deliberado de conciliación", esto que llamamos democracia, es un sistema muy
superior a cualquier otro. Y cualquiera que se dedique a mantenerlo en
funcionamiento, con todas sus averías, es digno de encomio, y no de ser utilizado
como blanco de toda agresión.
Desgraciadamente la violencia de género en las parejas nos muestra
todos los días los pasos de la escalada violenta; primero violencia psicológica denigrando a la
víctima, luego violencia verbal, agresión física y homicidio.
En el caso del
tiroteo ante la sede del Gobierno en Italia, con dos "carabinieri" heridos por
un calabrés que quería derramar la sangre de los políticos en el altar del
populismo no hemos llegado, de milagro, al homicidio.
Escojan ustedes en que fase de la escalada ritualizada de violencia
nos encontramos con los escraches y los consabidos chivos expiatorios.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (4)
20672 | B T-M - 30/04/2013 @ 00:48:08 (GMT+1)
Maestro!!!
20664 | pascuamejia - 29/04/2013 @ 20:32:57 (GMT+1)
Grande!!!
20660 | B T-M - 29/04/2013 @ 18:44:29 (GMT+1)
Don Ángel, cuánto bueno por aquí... Ya le echaba yo de menos. Pues tiene usted toda la razón. El coctel (Molotov) puede llegar a ser explosivo. Y si de hecho no lo es, y ha fallado la convocatoria para asediar el Congreso que apenas congregó a cuatro pelanas en una escenificación de la violencia tan ritualizada como los escraches es por la solidaridad familiar, la economía sumergida y mucho fraude, porque las cifras oficiales son incompatibles con esta paz social apenas turbada por la agitación de la primavera. Habrá que esperar al verano, cuando suelen explotar las grandes crisis y corren los ríos de sangre. Luego habrá que poner nuevos políticos en lugar de los políticos sacrificados como chivos expiatorios. Un abrazo y muchas gracias por su comentario. No se haga usted de rogar tanto la próxima vez.
20658 | Angel - 29/04/2013 @ 16:17:08 (GMT+1)
Si a todo eso le unimos que cada vez son más los que "no tienen mucho (nada) que perder" el cocktail puede llegar a ser explosivo. Es difícil defender a los que escudados en la democracia someten a la población a los abusos más flagrantes, al expolio actual, a la pobreza (no solo material), beneficiando a su vez las élites que esos mismos defienden y representan. La sima entre la población y los políticos no deja de aumentar y eso, lejos de llevar a la preocupación a dichos políticos, parece que les espolea a atrincherarse aún más en sus posiciones. El resultado puede ser catastrófico. Sin política/políticos estamos perdidos.
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