Aquí, hasta el más tonto hace relojes
martes 23 de abril de 2013, 08:06h
Muchos
lectores me han preguntado en alguna ocasión si yo conocía al
secretario general de la UGT Andalucía, Manuel
Pastrana, porque tras
oírle hablar tan pausadamente en alguna conferencia o en algún
mitin pensaban que tenía alguna tara física que le impidiera
verbalizar con mayor fuerza e ímpetu y daba la impresión de que
estuviese bebido. Nada más lejos de la realidad. Pastrana ha llevado
el sindicato prosocialista con mano de hierro en los últimos quince
años y ahora se retira por fuerza mayor después de haber sufrido
una larga y penosa enfermedad. Es una pena que el líder sindicalista
jiennense, heredero de su paisano Cándido
Méndez, acabe su
trayectoria al frente de la UGT andaluza con una mancha que
difícilmente podrá borrar de su biografía, un ERE en el que ha
puesto en la calle con veinte días de indemnización (acogiéndose a
esa reforma laboral de Mariano
Rajoy que tanto han
demonizado los sindicatos y contra la que han salido decenas de veces
a la calle con sus banderitas) a 159 trabajadores de su plantilla. Si
a ello sumamos las implicaciones de algunos de sus dirigentes
imputados por la jueza Mercedes
Alaya en la trama de
los EREs fraudulentos de la Junta y las denuncias sobre los gastos de
representación (incluída una comida de 852 euros en Sudáfrica)
pagados con la Visa Oro del sindicato, el panorama de la despedida de
Pastrana no es muy halagüeño.
Dice el implicado en su
descargo que se trata de gastos en restaurantes, complementos que
considera "sobresueldos", gastos de las viviendas que
ocupan los dirigentes sindicales, así como los cargos de las
tarjetas por parte de los miembros de la Ejecutiva de la UGT.,
añadiendo que "si se rompe el frigorífico, no sé si soy yo
con mis 1.700 euros de sueldo quien lo tenga que pagar. Lo normal es
que el sindicato ejerza de casero". Y acusa a la perito que ha
hecho la denuncia de "no tener ni puñetera idea" y de ser
todo esto una "campaña de desprestigio del sindicato urdida por
el PP". Ya. Aclarado. Aquí son todo campañas. Así ya entiendo
yo por qué otros dirigentes del otro sindicato mayoritario hermano,
también cargan obras en su piso al personal de CC.OO. Y es que los
pobres míos, subvencionados con cientos de millones de euros todos
los años por el Gobierno socialista de Pepe
Griñán, no tienen
ni para arreglar el frigorífico. ¿Quién lo diría?
Y es que
aquí hasta el más tonto hace relojes...y encima le funcionan. Ya lo
hemos podido comprobar con los EREs fraudulentos. Los "cuatro
golfos" que dice Griñán, se tiraron más diez años
llevándoselo calentito sin que nadie por encima de ellos se diera
cuenta (¿o sí se dieron cuenta y se callaron para proteger al
partido?) que habían defraudado cientos de millones de euros, que se
dice pronto. Un dinero que tenía que destinarse a los parados y que
iba a los bolsillos particulares de políticos, sindicalistas y
empresas de intermediación, todos ellos amparados por un sistema
inexpugnable en el que la corrupción sólo existía cuando los
implicados eran "los otros" y en el que cualquier denuncia
sobre unos métodos algo oscuros en el manejo del dinero públco no
era sino una campaña mediática de la derecha cavernícola y sus
adláteres contra el Gobierno progresista de la Junta. La culpa no es
sino de los propios andaluces que han permitido con su voto que un
mismo partido se eternice durante más de cuatro décadas al frente
de la Administración autonómica.
Mientras todo esto ocurre
en Andalucía, mientras se destapan una tras otra corruptelas del
poder, el paro sigue creciendo sin que el Ejecutivo de Pepe Griñán
mueva un solo dedo para paliarlo. El informe de Analistas Económicos
de Andalucía, sociedad perteneciente al Grupo Unicaja, prevé una
caída de la economía andaluza para este año 2013 del 1,6 por
ciento, frente al 1,5 por ciento que se espera en el conjunto de
España. Además, las previsiones apuntan a un incremento del paro
hasta llegar a 1,47 millones de desempleados, situándose la tasa de
paro en la región en el 36,7 por ciento. Y, pese a todo, ni los
sindicatos ni ningún grupo de indignados hace los famosos escraches
ante la fachada del Palacio de San Telmo. ¿Por qué será?