domingo 21 de abril de 2013, 15:48h
Se llamaba Samba Martine, congoleña, 34 años. Pasó
cuarenta días en un Centro de Internamiento para Extranjeros reclamando ayuda y
atención sanitaria para su grave padecimiento -era portadora del virus del sida,
presentaba una anemia importante y un número de leucocitos muy bajo- pero
falleció seis horas después de que finalmente fuera llevada al hospital. Su
estado de salud era conocido por el CIE de Melilla, pero no fue comunicado al
de Madrid cuando fue trasladada y esa falta de información, esa descoordinación
entre ambos centros, sin duda, tuvo como consecuencia una atención insuficiente
y su muerte. El asunto está en la Audiencia Provincial de Madrid, después de
que el Juzgado de Instrucción descartara una negligencia médica. El defensor
del Pueblo mantiene abierta una investigación.
Samba Martine protagoniza
uno de los cinco monólogos de la obra de Juan Diego Botto "Un trozo invisible
de este mundo" que, si no me equivoco está de gira por España. No se lo pierdan
si llega a su ciudad y cuando cuente la historia de Samba Martine, una manera
hacer imposible el olvido de la invisibilidad, acuérdense de ella y de que esa
tragedia se podía haber evitado fácilmente si, simplemente, los dos centros de
internamiento de extranjeros se hubieran comunicado los datos de esta
inmigrante.
Pero Samba es solo un
caso. Hay muchos más, seguramente miles más. Hace un año, este Gobierno decretó
la exclusión de la sanidad pública de los sin papeles, de los inmigrantes
irregulares, salvo en Urgencias o salvo que pagaran un seguro especial que, dada la situación de
desempleo, es prácticamente imposible. La consecuencia: se han agravado algunas
enfermedades, se ha denegado la asistencia, incluso en Urgencias, a quienes ya
no tienen tarjeta, hay personas que no van al médico por miedo a que les cobren
y se han interrumpido tratamientos imprescindibles. Incluso, según denuncia
Médicos del Mundo, a algunos inmigrantes les han cobrado de forma irregular en
Urgencias. Además, se ha roto el principio de equidad porque hay comunidades
autónomas que sí atienden a estos inmigrantes, otras que lo hacen sólo en
algunos casos y algunas que no lo hacen en ningún caso.
Hay recursos de varias
comunidades autónomas ante el Tribunal Constitucional. La defensora del Pueblo
ha dicho que la asistencia sanitaria debe ofrecerse con independencia de su
situación administrativa. Nueve de cada diez médicos consideran que esta medida
atenta contra su deontología y muchos se han negado a dejar de atender a estas
"personas" en su consulta. Pero cuando llegue la solución, puede ser demasiado
tarde, como pasó con Samba Martine. Y lo que es peor, de los 3.063 millones que
la ministra de Sanidad dijo que nos íbamos a ahorrar -el dinero frente a los
derechos fundamentales- parece que no hay nada de nada. Tampoco dan datos.
Muchos ciudadanos que viven en España siguen siendo ilegales e invisibles.
Hasta para recibir atención sanitaria. Una vergüenza.
francisco.muro@planalfa.es