No
es que nos tomen por tontos, es que somos gilipollas con balcones a
la calle. El famoso decreto de la vivienda de la consejera
expropiadora
Elena
Cortés no
es sino un paripé, un engaña viejas, una pamplina mas de las que
acostumbra a sacar
Griñán
de la chistera cada
cierto tiempo como si fuese un prestidigitador de la política, para
que el personal se entretenga en banalidades y no piense en los
millones de parados que hay en Andalucía ni en los millones de euros
que han desaparecido gracias, en el mejor de los casos, a la
ineptitud de los gobernantes socialistas cuando no a la chorizada de
unos cuantos. Pero lo peor es que aquí picamos todos. En toda
España, las tertulias de radios y televisiones, los sesudos y
enterados tertuianos, llevan una días analizando concienzudamente el
decreto en cuestión. Hay opiniones para todos los gustos, a favor y
en contra, cuando un análisis pormenorizado del decreto no
resistiría ni dos minutos de debate. Ni la Junta va a expropiar
nada, ni va a sacar pisos nuevos, ni va a solucionar, como dicen, el
problema de la vivienda de seiscientas familias, ni mucho menos va a
multar a las entidades bancarias a las que les debe hasta de
callarse. Así, que menos lobos,
Caperucita
Roja Cortés, que por
más que vendas la película de los derechos humanos, esta moto solo
te la van a comprar los de la cuerda que ya se sabe que están para
dorarle la píldora a todo lo que salga del Palacio de San Telmo que
es quien da las subvenciones. No vale la pena, por lo tanto, darle
más vueltas al asunto. Un asunto cuyos resultados podremos comprobar
dentro de pocos meses que, como casi todo lo que promete Griñán,
siempre es mucho humo, mucha traca, bastante alharaca y pare usted de
contar. Si te vi no me acuerdo. Vamos un enorme bluff al que los
andaluces hemos encumbrado con nuestros votos en las urnas. En el
pecado tenemos la penitencia. No sé si es lo que nos merecemos,
quizás usted que no le votó, no, pero, dadas las circunstancias,
deberíamos aprender para no caer de nuevo en el futuro en el error
que llevamos repitiendo durante varias décadas.
Y es que
José
Antonio Griñán,
llámame
Pepe,
es solo fachada, pura apariencia, una máscara de carnaval. Son
muchos, sobre todo quienes lo conocen desde hace tiempo, los que no
creen que el compañero Pepe tenga oportunidad alguna para hacerse
con las riendas del PSOE porque consideran que se trata de un bluf
surgido gracias al escaso liderazgo de su jefe
Rubalcaba
y a la crisis interna
en la que está sumido el partido. No les falta razón, pero hay que
tener en cuenta que en el país de los ciegos el tuerto es rey y
Ferraz se parece cada día más a la sede central de la ONCE. Solo
hay que ver como toda la Ejecutiva se ha enganchado al decreto de
Cortés como si fuese la tabla de salvación de unos desahucios que
propició Zapatero y que la ahora consejera de Vivienda andaluza
consintiò sin rechistar cuando era miembro del Consejo de la extinta
Cajasur cordobesa.
No sé lo que ocurrirá en el futuro con
Griñán,
pero hay momentos en los que los andaluces echamos de menos a su
antecesor,
Manuel
Chaves. Ayer, el ex
presidente de la Junta, ex presidente del partido, ex vicepresidente
del Gobierno, ex secretario general del PSOE-A y ahora simple
diputado en el Congreso tuvo un arranque de genio al enfrentarse con
su compañero
Odón
Elorza cuando éste
insultaba a la bancada popular. Cuentan las crónicas parlamentarias
que a Chaves, no le gustó nada la actitud mantenida por varios
compañeros de escaño en el tenso debate de las preferentes, tanto
que se encaró con uno de los protagonistas, el exalcalde de San
Sebastián
Odón
Elorza y le preguntó
a voz en grito: «Pero, ¿tú no sabes en que partido estás?».
Elorza estaba en ese momento enfrentandose de escaño a escaño con
diputados del PP que afeaban a los socialistas que aplaudieran a los
preferentistas expulsados de la tribuna del público porque
consideran que el gobierno de
José
Luis Rodríguez Zapatero esta
en el origen del problema. Chaves dio un manotazo a la mesa de la
diputada Esperanza Esteban, que inmediatamente dejó de aplaudir a
los preferentistas. Hombre, no digo yo que Chaves sea un ejemplo a
seguir, después de haberlo soportado casi dos décadas, pero no cabe
duda que actitudes como ésta devuelven parte de la credibilidad
perdida y ponen a cada uno en su sitio. Ya mismo se iba a enfrentar
en público y abiertamente Griñán con un compañero, Si no es capaz
ni siquiera de rechistarle a los secretarios provinciales de su
partido a quienes ha ido descabalgando uno a uno con trampas y
puñaladas traperas. Que se lo pregunten a
José
Antonio Viera, a
Gaspar Zarrías,
a
Luis Pizarro,
a
Martín SolerLo
que habría que comprobar es si Chaves es capaz de echarle los mismos
huevos cuando llegue la hora de enfrentarse a Griñán si éste
continúa su carrera hacia Ferraz o si opta por agachar la cabeza y
ponerse a su disposición como hizo en el Congreso Regional de
Sevilla cuando su amigo Pepe le arrebató la secretaría general del
PSOE-A. Y es que las circunstancias han cambiado y ni uno,
Chaves, ni otro, Griñán, están para muchos trotes. El primero
porque sabe que su futuro está en la vuelta a la Universidad, el
segundo porque trata de asegurarse un puesto que le convierta en el
salvador de la patria. Estamos apañados.
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