lunes 08 de abril de 2013, 17:30h
Conocí a María Antonia Abad, Sara Montiel, de
manera superficial en tres ocasiones, pero siempre me pareció que poseía
esa mezcla de intuición, desconfianza y listeza, muy propia de los
menestrales manchegos, y que equivaldría a lo mismo que se advierte en
otro paisano conocido, admirado y famoso, como Pedro Almodóvar. Claro
que Sara Montiel era más mujer que Pedro, y eso le procuraba un plus de
perspicacia que ella supo usar en Hollywood, sin necesidad de sacarse
el certificado de inglés de la escuela de idiomas, a pesar de que nos
demostró que era una experta en lenguas, sobre todo cuando, delante de
la cámara, pronunciaba las interdentales, labiodentales y palantales,
como si fueran su última voluntad, en esas ocasiones en que el órgano
lingual salía de la boca, y se asomaba como una serpiente curiosa al
exterior, y los espectadores creían que allí comenzaba y terminaba una
pasión prohibida.
Estaba en París cuando le dijeron que regresara con urgencia a
España, porque aquella película de bajo presupuesto que había tenido la
caridad de rodar con Juan de Orduña, recién regresada de Hollywood, "El
último cuplé", era un éxito sin precedentes. Y nunca he vuelto a ver
las manzanas que rodean el cine, con una guirnalda de espectadores en
fila, que anhelan conseguir una entrada en taquilla. Hoy, a las medidas
de la Sara Montiel que encandiló a Méjico, Estados Unidos y España, le
haría ascos un esteta gay especializado en pasarelas de perchas de
alambre, pero Sara sedujo a este y al otro lado de América. Y un día,
cumplidos ya los sesenta, se arremangó la falda que cubría las columnas
de su belleza ante Paco Umbral, y el escritor se quedó extasiado ante
aquello muslos suaves y acogedores que parecían encerrar la dulzura de
los caminos que conducen al paraíso. Le enseñó a fumar puros Hemingway,
le dedicó un poema León Felipe, estuvo a punto de casarse con Mihura,
rodó con Gary Cooper, fue amiga de Marlon Brando y la muerte de James
Dean se publicó con una fotografía de él y Sara. Para una chica de Campo
de Criptana no está nada mal.