El 31 de marzo, domingo de gloria, todos mis recuerdos estuvieron centrados
en Ramón Ferrando, Pepe Sánchez de la Rosa, Ángel Cuevas, Faustino López, José
Antonio Domingo, José Fidel López, Mayte Martínez, Mercedes Sánchez, Ana
Martínez, Manuel Podio y en otros muchos profesionales del periodismo, a los
que he conocido personalmente, que han hecho posible durante 40 años que el
diario La Verdad de Albacete haya sido, aparte de un gran periódico,
nuestro medio de comunicación por excelencia. No me olvido de la cantidad
de medios de comunicación que en los últimos tiempos han desaparecido de esta
Comunidad Autónoma, ni de los cientos de profesionales que se han visto con
ello incorporados a las filas del paro, ni de las consecuencias que ello tiene
para el propio sistema democrático.
La Verdad de Albacete, ha estado vinculada desde sus inicios, principios de
los años 70, a nuestra historia, y desde sus páginas, incluso en momentos
muy difíciles, ha estado comprometida en defensa de los valores de
la libertad y la democracia. El rigor, la seriedad, la profesionalidad, el
pluralismo, la autonomía, y la independencia, han sido principios que se han
mantenido a lo largo de todos estos años y que hemos valorado de todos sus
directores, de todos sus redactores, incluidos los gráficos. De ahí el respeto
que siempre le hemos tenido. Por eso su cierre, su liquidación, no podemos por
menos que sentirla como algo muy nuestro que se nos va, que se nos quita, y
ello al margen del desierto informativo que crea su desaparición en nuestra
ciudad y en nuestra provincia.
Con el final del mes de Marzo, su edición impresa ha visto la luz por
última vez, ha sido su último día en los kioscos y en los bares, y además del
dolor y la impotencia que ello ha supuesto, los que rigen el destino de la
empresa, los dueños, lo han incrementado, al llevarlo a efecto de la peor
manera posible: silenciando, clandestinizando su final, su muerte. Por respeto
a la historia, a los ciudadanos y los propios profesionales, su final tenía que
haberse realizado de manera completamente diferente. No hay excusa ni razón
para haberlo realizado así.
Lamentablemente lo que han hecho sus propietarios, que no los profesionales
del periódico en Albacete, ha sido llevar el anuncio de su cierre, su punto y
final, a una simple y clandestina nota a las páginas de cultura, como queriendo
negar y tapar la realidad y la tropelía que han cometido. No se han dignado, ni
tan siquiera, a algo tan normal y natural en un caso tan excepcional como éste,
a dedicar un editorial en el que, aparte de explicar las razones reales de su
cierre, hacer un recorrido por el papel que ha jugado este diario en y para las
gentes de Albacete y su desarrollo, y ¡que menos! que un reconocimiento a todo
ese plantel de profesionales del periodismo -algunos ya fallecidos- y de
colaboradores, que han pasado por el periódico a lo largo de estos 40 años y
que hicieron posible que se convirtiera en algo querido, respetado y leído por
las gentes de Albacete. Y además despedirse con un mínimo de dignidad de sus
lectores.
Me ha parecido lamentable, cuando no vergonzoso, no solo el cierre, sino la
forma de llevarlo a efecto. ¡A todos se nos ha faltado al respeto!
Juan Antonio Mata
Expresidente del Consejo Económico y Social de Castilla-La Mancha