A su juicio, la Feria Nacional del
Vino se muestra como el lugar idóneo para disfrutar de la gran variedad de los
vinos españoles, de tener una fotografía del mercado del vino español en un
momento en el que, en su opinión, "un mundo tan conservador como éste" debería
aprovechar las posibilidades máximas de comunicación que ofrecen las propias
botellas y las etiquetas y que aún no se utilizan al máximo para ir más allá y
llegar mejor a los consumidores.
Precisamente de ello hablará en la primera de
sus conferencias, el día 7 de mayo a las 11 horas. En la segunda, que se
celebrará el mismo día, a partir de las 12, Joseph planteará la pregunta de si
el consumidor está realmente abierto a los nuevos desarrollos en el mundo del
vino y de qué manera percibe quien bebe cada nueva categoría, como pueden ser
los vinos bajos en alcohol, los vinos con sabores o los vinos naturales, todos
ellos respuestas a la búsqueda de una vida más saludable sin tener que
renunciar al vino.
Pregunta.- ¿Qué peso tiene la creatividad en el mundo del vino,
tanto en el propio caldo como en el
packaging?
Respuesta.- El mundo
del vino, en general, es demasiado conservador y mantiene unas tradiciones que
no siempre tienen un valor real en la actualidad. ¿Por qué las botellas deben
tener 75 centilitros y no otra medida? Lo cierto es que fueron hechas
originalmente en este tamaño, ya que era la capacidad pulmonar de un soplador
de vidrio. Apenas una mínima razón para mantener el tamaño actual. Cien años
atrás, las botellas de vino tenían un 12% de alcohol; hoy en día, puede que sea
14%, otra razón para botellas más pequeñas.
Las etiquetas son otro ejemplo de la falta de imaginación. Se trata de una vía
de comunicación libre para las bodegas que rara vez se utiliza. En estilos, las
bodegas más antiguas del mundo hacen lo que hicieron sus padres, mientras que demasiadas nuevas
bodegas del nuevo mundo siguen copiando el viejo mundo.
P.- ¿No cree que las clasificaciones de vinos
pueden llegar a confundir al consumidor?
R.- Hay muy distintos tipos de clasificaciones. Las más útiles son aquellas como
las estrellas Michelin, que ofrecen un tipo de guía para la calidad actual.
Al menos, en opinión de los responsables de la redacción
de la clasificación.
P.- ¿Son conservadores los consumidores de vino? ¿En
qué países europeos o del mundo son más atrevidos para probar nuevos vinos,
nuevas denominaciones de origen?
R.- La respuesta simple podría ser que los países en los
que el consumo de vino no es
parte, al menos, de la tradición general, tienden a ser los menos conservadores. Australia, Canadá y los EE.UU y Brasil están muy abiertos a la novedad. Pero
también lo es el Reino Unido,
donde el consumo de vino es tradicional, pero sólo
entre una pequeña parte de la
comunidad.
Sin embargo, creo que hay otros países muy abiertos a las nuevas ideas.
Portugal e Italia, por ejemplo, parecen ser más aventureros que Francia, España o
Alemania. En Francia y en España,
por ejemplo, el conservadurismo está dando lugar a que los jóvenes no se acerquen al vino: una tendencia muy triste.
P.-¿Cuáles son los vinos españoles que mejor funcionan
para las sensibilidades de todos los países? ¿Hay una sensibilidad común
internacional más allá de gustos?
R.- Esta es una gran pregunta. Hay muchos países donde el suave y tradicional
Crianza Rioja encaja muy bien como alternativa a los vinos Merlot hechos en una
manera similar, suaves, de medio peso, bien "robleados". Estos vinos funcionan muy bien en países como Alemania, Holanda y Reino Unido. En EE.UU. hay un mercado más grande que pide
vinos más intensos y afrutados. Veo una limitada demanda para los
tradicionales Gran Reserva. El Albariño, por ejemplo tiene un gran potencial internacional, al
igual que el Navarra rosé y
el verdejo de Rueda, pero necesitan un impulso específico de la
marca en cada país.
P.- En las elecciones del consumidor, ¿qué peso tiene
el packaging? ¿Y las
etiquetas?
R.- Con todo respeto, ésta sería una cuestión extraña para plantear en casi cualquier otro sector. Los consumidores no pueden probar el producto
hasta que lo han comprado, a menos que sea una repetición
de compra. En cualquier caso,
el packaging es crucial
- ya sea para convencerme de
comprar una botella por primera vez,
o para reconocer aquello
de lo que he disfrutado. En mi trabajo como consultor, ésta es una de las áreas más importantes -incluidos asuntos como las contraetiquetas y los códigos QR- y, probablemente, una
de las menos comprendidas.
P.- Para
que un vino funcione en un país ¿es mejor adaptarse a sus gustos concretos o
imponer una personalidad propia con la propuesta de la bodega?
R.- Obviamente, eso depende
de la fortaleza de la marca, pero el vino podría aprender de otros productos. Coca Cola varía de un
país a otro. En los EE.UU.,
el picante de una salsa en una cadena de restaurantes varía de un estado a otro. Los
productores de champán cambian su mezcla de un país a otro. Los consumidores de
Estados Unidos y el Reino Unido hablan
el mismo idioma, pero tienen gustos
muy diferentes en los alimentos
y bebidas. Es arrogante ignorar eso.
P.- ¿Cómo
valora el diseño, en general del packaging
de los vinos españoles?
R.- Es mucho mejor que en el pasado, pero hay margen para comunicar
más y mejor el estilo el estilo del vino en la botella. Los códigos QR bien utilizados podrían ser de gran ayuda.
P.- Ésta es la tercera vez que visitará FENAVIN, ¿qué
opinión tiene de esta feria?
R.- FENAVIN es
una buena feria que ofrece una gran oportunidad para probar la variedad
de los vinos españoles
P.- Usted visita otras ferias del mundo, ¿cómo valora
FENAVIN respecto a todas ellas?
R.- En otros lugares hay una tendencia cada vez mayor hacia las ferias internacionales con vinos de diferentes países. Me parece un desarrollo saludable.