"Esta crisis se estudiará en los libros
de historia". Seguro que han oído esta frase en más de una ocasión, sobre todo
si se mueven cerca de círculos económicos o empresariales. Puede que así sea,
pero lo malo de esto es que no hará ni falta. Todos y cada uno de nosotros
habremos sufrido sus consecuencias o, en el mejor de los casos, habremos
conocido o tendremos cerca a alguien que la haya padecido con toda su virulencia.
Seremos nosotros, y ellos, los que
contaremos esta historia a las generaciones que vengan. Algunos ya lo hacen
-hacemos-, periodistas, filósofos, investigadores o economistas que ofrecen su
visión y conocimientos sobre la materia para desentrañar las claves de esta
situación. Será una historia rica en contenidos y perspectivas. Imagínense el
capítulo de desahucios. Desde la historia que contará el banquero, la del
funcionario que debe poner el sello a la ejecución hipotecaria, la visión del
abogado que debe ir a precintar el inmueble, la del policía que debe
custodiarle, la del cerrajero o bombero para abrir la puerta, la del vecino que
no pierde detalle desde la mirilla de su puerta, a la del colectivo que se
agolpa con pancartas en la calle para evitarlo. Y eso es sólo un episodio de
esta historia.
También habrá que contar la de aquel que
vivió siempre de su trabajo -y dentro de sus posibilidades- y acabó pidiendo en
la calle. La del enfermo que no recibió la asistencia adecuada por los recortes
en sanidad. La del maestro que no pudo prestar la suficiente atención a aquel
alumno rezagado porque le desbordó la ratio. La de los jóvenes con estudios,
carreras, máster o postgrados obligados a emigrar y, en el mejor de los casos
claro, a trabajar en puestos muy por debajo de su capacidad. Y dando gracias.
Lo malo: que serán un sin fin de
historias las que no aparecerán en los libros. Lo bueno: que esas historias
permanecerán en el imaginario colectivo y serán las que pasen de padres a
hijos. Yo ya me veo empezando: "La de 2008, aquella sí que fue una señora crisis..."
Porque esta historia la podremos contar en primera persona.
Sí, se estudiará en los libros de
historia, y en los de economía, y en los de sociología... Pero en esos libros
deberá aparecer lo que llevó a esta crisis, y lo que no deberá volver a suceder
para evitar catástrofe de tal magnitud. Porque eso es lo que no podremos
contar, eso es lo que no se vio tras la mirilla de la puerta del vecino, eso no
se lo contaron al paciente que no recibió asistencia, eso no se lo explicaron a
los alumnos en clase. La crisis estará en los libros, pero nosotros le
tendremos que poner los nombres y los apellidos.
Javier D. Bazaga
Periodista
http://javierdbazaga.wordpress.com/