Empezó Clara Obligado en facebook, citando el
magnífico verso de Silvina Ocampo:
"Afuera está la primavera inmunda". Y preguntándose si habrá algún poema más, sobre
esta estación, que no fuera cursi...
Clara Obligado llegó a España en 1976, huyendo de
la represión de Videla. Y se quedó.
Tiene una veintena larga de libros muy estimables: yo leí con admiración su
primera novela, La hija de Marx, que
publicó la Lumen de Esther Tusquets,
en 1996, y espero ahora el último, El
libro de los viajes equivocados, publicado por Páginas de Espuma y
premiadísimo en 2012. Es una de estas escritoras obstinadas en hacer
literatura, y en enseñarla, que tiene en su contra haber nacido en Argentina y
ser española, que viene a ser como permanecer en un no lugar, en un ni contigo
ni sin ti, en una extraterritorialidad que la coloca en los márgenes de las dos
literaturas que, es bien sabido, y citando oblicuamente a mi admirado Cabrera Infante, lo tienen todo en
común salvo el idioma. La literatura argentina y la española. Como de ese palo
tengo una escoba, sé de qué me hablo.
Total, que Clara Obligado -para más información,
el link de la wiki, http://es.wikipedia.org/wiki/Clara_Obligado - me recordó aquellos versos de T.S.Eliot, "removiendo/turbias raíces
con lluvia de primavera", que hay que ver cómo te revuelve el alma la buena
-buenísima- poesía, y ese es el sentido del poema que empieza con el verso más
citado de la literatura del mundo mundial: "Abril es el mes más cruel". Porque
resucita lo dormido, los cadáveres plantados en el jardín. Ah, la primavera es
la estación de los poetas, cursis o no, y el 21 de marzo, en que la estación florida de Góngora empieza a crujir, ha sido nombrado el Dia Mundial de la
Poesía. Y los poetas, que son, económicamente, los parientes pobres de la
literatura -que es la pariente pobre de las artes, y más ahora, hoy, cuando
esto escribo, que se están sacando de la manga en el consejo de ministros la ley Lasalle para acabar de liquidarnos-
los poetas, digo, son también y sobre todo una especie de legión salvadora del
espíritu. Ultimamente se juntan con nocturnidad en cafés y librerías -Los
Diablos Azules, el Hotel Kafka, la Librería Alberti, la sala Clamores- y
combinan el verso y la copa, o el verso y el verso, en esos espacios
alternativos a los de siempre, como el Ateneo de Madrid, que como le han
quitado las dos pesetas que le daban, ha remitido el verso de los viernes a
horario de tarde....
O el verso y
la canción. Que siempre ha sido, claro, pero es noticia Luis Farnox , que lleva por las universidades su Antología de la poesía española a través del
cante, el toque y el baile, un espectáculo -y un cd- en el que versiona por
flamenco fusión una estupenda selección de poemas españoles de toda la
historia. De este músico de la movida madrileña -recuerdan El mecánico del Swing? - hablan poetas como Ramón Irigoyen, o Luis
Alberto de Cuenca, uno de los más jóvenes novísimos. Que, por cierto, van cumpliendo años sus libros: la
editorial Libros del Aire acaba de
publicar Canon, de Jaime Siles, para celebrar los cuarenta
años de su aparición en aquella maravillosa colección Ocnos. Y es que los
primeros libros de los novísimos ya cumplen cuarenta años! Por ejemplo, Arcana Mayor, de Marcos-Ricardo Barnatán (Visor, 1973). Cualquier día les cuento lo
que me pasó con ese libro.
Que viene a
desembocar en lo que nos está pasando. "Y hoy me miras con la edad saqueándonos/
....y con la luz de abril/ resistiendo a la niebla" Esto
y citando Fugitiva ciudad, de Manuel Rico, un libro de tono elegíaco, qué le vamos a hacer, Manolo, así estamos con la que está
cayendo, en el que se desliza entre otras la sombra larga de Eliot, y al que voy y vuelvo desde hace
un par de meses, en su impecable edición de Hiperión. La poesía como salvación en primavera. En esa
"primavera inmunda" que señaló Silvina
Ocampo. Qué personaje, Silvina.
Debería
hablar del premio Primavera, que concede Espasa al alimón con Ambito Cultural,
o sea, el Corte Inglés. Este año se lo llevó el joven novelista Use Lahoz, con El año en que me enamoré de todas, una novela que llevo a medias,
y que me parece muy en la línea de María
Dueñas, pero que, hasta que no la acabe.... La mala costumbre que tiene una,
la de no hablar de las cosas que no lee.
Era Machado el que cantaba "al olmo viejo,
hendido por el rayo" al que "con las lluvias de abril y el sol de mayo", le
salió una ramita nueva. Mi generación no quería mucho a Don Antonio, seguramente por poemas como éste, pero, qué quieren:
"mi corazón espera/también, hacia la luz y hacia la vida/ otro milagro de la
primavera".
- Ediciones anteriores de 'Lágrimas de cocodrilo'
