Según un informe de la Comisión Nacional de la Energía
que ha filtrado FACUA, en 2012 España se ha mantenido en el top 3 de los países
de la Unión Europea con los precios más caros de la energía antes de impuestos.
En este podio, que penaliza el día a día de las familias y lastra la
competitividad de las empresas, sólo nos superan Chipre y Malta.
Los últimos datos oficiales y desagregados publicados
por la oficina europea Eurostat y la CNE son del ejercicio anterior. Al cierre
de 2011, los españoles pagamos 15,97 euros por kilowatio hora antes de
impuestos. Por delante, Malta superó los 16 euros y Chipre los 17. La media de
la UE se situaba en 12,15 céntimos. Mientras, Francia se encontraba por debajo
de 10 céntimos, Reino Unido en 13,6, y Alemania e Italia en apenas 14 céntimos
Kwh.
Lo llamativo es que en 2007 España estaba casi en
línea con la media europea. Entonces el precio por Kwh antes de impuestos era
de 11,52 céntimos y hasta 10 países tenían una energía más cara. En 2007, la
brecha de precios con la media comunitaria era del 8,5%. Cinco años después esa
distancia se ha disparado hasta el 31,4%, casi cuatro veces más.
60% más en 5 años
El descenso que va a experimentar la tarifa en abril
contrasta con los últimos movimientos en los recibos y que, en su gran mayoría,
han sido al alza. Solo en 2011, la llamada tarifa de últimos recurso, que pagan
más de 20 millones de consumidores, subió un 10%.
En 2012 lo hizo un 5,4% adicional, sin incluir el 7%
de más que los consumidores estuvieron pagando entre octubre y diciembre para
acatar una sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a reintegrar el
encarecimiento no repercutido entre octubre de 2011 y marzo de 2012. En el
último lustro, el recibo se ha encarecido un 60%.
La confusión en torno al recibo de la luz se hizo
evidente el año pasado, cuando el recibo llegó a "bajar subiendo y a subir
bajando". En octubre de 2012 la tarifa de último recurso bajó un 2%, pero
la subida del IVA y las refacturaciones del Supremo la encarecieron, mientras
que en enero la TUR subió un 3%, pero el final de las refacturaciones la
abarataron.
Las eléctricas amenazan
El descenso que se registrará el próximo 1 de abril es
el más elevado desde que se puso en marcha este sistema en 2009. Pero la
alegría puede durar poco. Porque las eléctricas ya han amenazado con trasladar
a los consumidores los nuevos impuestos aprobados por el Gobierno a la energía.
El Gobierno aprobó en septiembre un anteproyecto de
ley que está tramitando el Congreso que incluye una batería de siete nuevos
impuestos para las empresas del sector energético con el fin de taponar el
agujero de 24.000 millones de déficit de tarifa. Con los nuevos tributos, que
incluyen uno general del 6% para todas las tecnologías y un impuesto especial
al gas natural, el Ejecutivo espera recaudar 2.943 millones de euros.
La tormenta fiscal, así la define alguna de las
empresas afectadas, no es la anunciada reforma del sector que ha hecho correr
ríos de tinta en los últimos ocho meses. Ni siquiera se parece al plan de
Industria conocido en verano que cargaba diferentes impuestos según la
tecnología aplicada al negocio y que provocó un fuerte encontronazo entre el
ministro de Industria. Se trata de un intento de apuntalar el sistema para
evitar que el déficit siga creciendo y para cumplir con la ley que exige
déficit cero en 2013.
Riesgos sobre el déficit
El consumo de electricidad ha caído a niveles de 2006
(un 5,5% en febrero y un 1,3% en 2012), por culpa del ahorro forzoso de los
hogares y de la desaparición de miles de empresas. Pero el enrevesado sistema
eléctrico provocará que el abaratamiento de los precios en abril afecte
negativamente al déficit de tarifa. Y es que cuanta más energía renovable entra
en el mercado donde se casa diariamente el precio de la electricidad, el
conocido como pool, más bajan los precios del kilovatio, pero más suben las
primas y el déficit.
Las energías renovables, que han funcionado a pleno rendimiento en los últimos
meses, especialmente la eólica y la gran hidráulica, entran en el mercado
ofertando su energía a tipo cero. Cuanto más renovables, precios más bajos.
Pero cobran, como el resto de tecnologías, los precios que marcan las más
caras, el carbón y el gas.
La tarifa que cobran las renovables desde enero está compuesta del precio que
obtienen en el pool más una prima equivalente que garantiza la rentabilidad
pactada. Cuanto más baja el precio de mercado, más aumenta la prima. Esa prima
forma parte, por decisión política, de la parte regulada del recibo, los
peajes. La consecuencia es que si no suben los peajes, como ha anunciado el
ministro de Industria, aumentará el déficit.
Lea también:-
La luz bajará un 6,7% en abril