Dos son los asuntos
que, mayoritariamente, reflejan los diarios de este domingo, víspera de
festivo: De un lado, el rescate de
Chipre, a cuenta de sus ahorradores... De otra parte, las primeras declaraciones.,
en rueda de prensa, del nuevo Papa Francisco...
Rescate de Chipre
- El País: La UE
obliga a los chipriotas a pagar con sus ahorros parte del rescate. Merkel
impone su tesis a cambio de diez mil
millones para los bancos
- El Mundo: Merkel
obliga a confiscar parte del ahorro en Chipre. Impone una tasa del 6,7 al 9,9
por 100 sobre el dinero depositado en los bancos. El Parlamento debatirá hoy sobre el corralito
- ABC: El Gobierno
advierte que el corralito de Chipre no es extrapolable a Españla. Los chipriotas
colapsan sus bancos ante la quita del 10 por 100 -
- La Vanguardia: La UE
confisca parte de los ahorros de los chipriotas. SA cambio del rescate de diez
mil millones, se incauta del 6,75 al 9,99 por 100d e los depósitos. El Gobierno
español advierte que es un caso no extrapolable a otros países
- Rescate de Chipre, pagan los clientes. Amenaza de corralito en un país de la UE. Los ahorradores habrán de abonar una tasa de hasta el 9,9% de sus depósitos bancarios. España asegura que el acuerdo "no es extrapolable" a otros estados
- La Voz de Galicia:
Los clientes de los bancos de Chipre pagarán parte del rescate de su país.
Perderán al menos un 6,75 % de sus ahorros tras aprobar la UE una ayuda de
10.000 millones
El Papa Francisco
-
Francisco
bendice a la prensa invocando la libertad de conciencia -El Mundo
-
Cómo me
gustaría una Iglesia pobre y para los pobres. Francisco, un Papa que ilusiona a la cristiandad. Bergoglio recibió en la última votación una
avalancha de apoyos mayor que la de Benedicto XVI -ABC
-
Me
gustaría una Iglesia pobre y para los pobres. El Papa Francisco desmitifica el cónclave al revelar algunos detalles, en principio secretos.
Explica cómo eligió su nombre -La Vanguardia
-
Los
zapatos del pescador. El Pontífice asegura ante la Prensa que le gustaría una
Iglesia pobre. La Razón publica la última entrega de los ejercicios espirituales que dio en
España -La Razón
-
Los
documentos que demuestran que Bergoglio ayudó a los jesuitas perseguidos por la
dictadura. Se reunió con Videla para lograr la liberación de los curas Dorio y
Yardics y que les ayudó a salir del país -La Razón
-
El Papa
Francisco: Una Iglesia pobre y para los pobres. El Pontífice invita a la prensa a conoicer más la verdadera naturaleza
de la Iglesia -La Gaceta
-
«¡Cómo me
gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!», dijo el papa en una recepción a
periodistas de todo el mundo -La Voz de Galicia
Informaciones
políticas
-
Soldados
españoles maltrataron a prisioneros irakíes en Diwaniya. Un vídeo que difunde
hoy El País muestra las pruebas, a los diez años de la invasión de Irak -El
País
-
Irak, diez
años de una invasión estéril -El Periódico
-
El 87 por
100 de los españoles cree que el
Gobierno no les protege de los desahucios -El País
-
Método 3
espió al menos a 15 políticos y a diez
empresarios -El País
-
La mayoría
de los líderes del PSOIE quiere cambiar ya a Rubalcaba. Sólo discrepan en si
convocar antes primarias o congreso
extraordinario. Patxi López, candidato de Ferraz y de Chaves, si Rubalcaba tira la toalla -El Mundo
-
Nevenka
Fernández se refugia en Irlanda, asesora fiscal en Dublín -El Mundo
-
Dice
Jacques Rogge: La crisis no afecta a Madrid porque lo tiene todo construido,
sobre los preparativos de los JJOO -El Mundo
-
Arantza
Quiroga, portavoz del PP vasco: Este Gobierno debe estudiar si Bildu puede ser
ilegalizada. La justificación proetarra de Mintegi prueba que cuando se les
aprieta sale lo que son -ABC
-
Mas ordena
a su Govern que abra todas las vías de diálogo posibles con Madrid. El
president convoca una reunión extraordinaria de su Ejecutivo en Pedralbes ante
la gravedad de la situación económica por la que atraviesa la Generalitat -La
Vanguardia
-
Federico
Jiménez Losantos, se incorpora desde este lunes a Intereconomía TV. En
declaraciones a La Gacheta dice: España es una nación sin Estado -La Gaceta
-
Setenta y
siete criminales pueden ir a la calle. Si el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos deroga la Doctrina Parot, numerosos delincuentes peligrosos quedarán libres -La Gaceta
-
La
venganza de Gómez Bermúdez. El juez sigue la escuela de Garzón, entre el
protagonismo y la vendetta -La Gaceta
-
Parada de
Sil, de 700 habitantes, se prepara para dar la bienvenida al primer bebé en
cuatro años -La Voz de Galicia
Informaciones
económicas
-
El
fracking recibe la primera bendición legal. El Gobierno propone las normas para
las empresas que extraen gas pizarra -El País
-
Peter
Sutherland, London School: Hoy el riesgo es Italia, y a medio plazo, Francia -ABC
-
Galicia
pone en venta sus aldeas abandonadas. Ingleses, noruegos, árabes y americanos
muestran interés en comprar una
treintena de los 1.408 núcleos deshabitados en la comunidad -La Voz de Galicia
-
España
perdió en los últimos doce meses casi 3.500 empresas, de las que 325 eran
gallegas -La Voz de Galicia
-
El País
resucita la intervención de España en Irak
Un general que ocupó durante cuatro años el más alto mando de las
Fuerzas Armadas solía presumir, con cierta temeridad, de que ninguno de los
miles de militares
españoles que en el último cuarto de siglo han desarrollado
misiones en el exterior ha hecho nada de lo que haya que avergonzarse. Lo decía
después de que se conocieran imágenes de marines estadounidenses orinando sobre
cadáveres o soldados alemanes mofándose de calaveras en Afganistán.
Hasta ahora, se ha visto a los militares españoles repartiendo comida a los
niños o curando a civiles en zonas de conflicto. También, aunque menos, se les
ha visto combatir. Todo eso lo han hecho. En cambio, no se les ha visto nunca
infligir malos tratos a prisioneros. Y muchos preferirían que nunca se les
viera hacerlo. Pero eso no significa que no haya sucedido. El vídeo que hoy
difunde EL PAÍS muestra a cinco soldados españoles
entrando en una celda. En el suelo, sobre una manta, con dos botellas de agua a
su lado, hay un hombre. Uno de los soldados le ordena a gritos que se
incorpore. El hombre, postrado, no parece entenderle. A su lado hay otro
detenido que a mitad de la grabación, que dura 40 segundos, es arrojado sobre
el primero. Tres de los soldados la emprenden a patadas con ambos. Otros dos
observan desde la puerta de la celda. Un sexto graba la escena. Uno de los
militares los patea con especial saña. En dos ocasiones parece a punto de
marcharse, pero se vuelve para descargar toda la fuerza de su bota sobre los
cuerpos indefensos. De las víctimas solo se escuchan jadeos y gemidos. Un
militar, que durante la paliza se ha quedado mirando desde el quicio de la
puerta, comenta al final: "¡Jo! A este se lo han cargado ya". No a la guerra. Miles de ciudadanos se
lanzaron a las calles a principios de 2003 para intentar evitar que Estados
Unidos atacara Irak. Las manifestaciones fueron masivas en España. El Gobierno de George W. Bush
afirmaba que Irak poseía armas de destrucción masiva y tenía lazos firmes con Al Qaeda. El
5 de febrero, su secretario de Estado, Colin Powell, había presentado ante el
Consejo de Seguridad de la ONU los "hechos". Irak debía expiar las muertes
norteamericanas en los atentados del 11-S.
Era el preludio de una guerra que ocasionó miles de muertes y que se fundamentó
en una mentira.
Cumbre de las Azores. El presidente de Estados
Unidos, George
W. Bush, se reúne con el de España, José
María Aznar, y los primeros ministros de Reino Unido, Tony Blair,
y de Portugal, José Manuel Durão Barroso. Los mandatarios
deciden lanzar un ultimátum a Sadam el 16 de marzo. Mientras tanto, países
como Francia, Alemania o
Rusia piden prudencia. Comienza la invasión. Fue el 19 de marzo de 2003, el martes hará 10 años. El
presidente Bush promete el ataque a objetivos concretospara
desarmar Irak y liberar a su gente. Hasta abril, se libra una guerra
convencional, liderada por tropas estadounidenses y británicas, acompañadas de
efectivos de una coalición de países. Los primeros
soldados españolesllegaron el 30 de julio. Hubo 11 bajas.
Cae
Bagdad. En abril los tanques norteamericanos llegan a la capital de
Irak. Ciudadanos y soldados estadounidenses derriban la descomunal estatua de 12 metrosque
se alzó en honor de Sadam en la plaza del Paraíso. Bush declara la victoria en mayo, lo cual no significa una
declaración legal del fin de la guerra, que tampoco tuvo un inicio oficial. Captura
de Sadam. Estados Unidos anuncia que ha capturado a un desaliñado Sadam Husein al sur de Tikrit, su ciudad natal, el
13 de diciembre. Se hallaba oculto en un zulo. Será juzgado por un tribunal
iraquí y ahorcado
por crímenes contra la humanidad en
diciembre de 2006.
Los abusos de Abu Grhaib. La
cadena CBS yThe
New Yorker destapan los
abusos de soldados estadounidenses hacia los prisioneros en la cárcel de Abu Grhaib. En 2010 WikiLeaks
difunde 400.000 cables del Gobierno estadounidense que dejan al descubierto másaspectos oscuros del conflicto.
España retira
sus tropas. Tan solo un día después de su toma de posesión como
presidente del Gobierno español, el 18 de abril de 2004, José Luis Rodríguez
Zapatero informa de la retirada de las tropas españolas en Irak. El repliegue se completa en mayo.
Se
recrudece el conflicto. A finales de 2003, los insurgentes
contraatacan y comienzan las luchas entre milicias rivales. El conflicto se agudiza con los enfrentamientos entre suníes y
chiíes. Ante el fortalecimiento de la resistencia,EE UU envía nuevas tropas al comienzos de 2007.
Retirada
de EE UU. Barack Obama anuncia que la retirada de las tropas de
combate se hará el 31 de agosto de 2010. Se quedan 50.000 soldados como fuerzas de transición. Alrededor
de un millón habían servido en Irak desde 2003. La misión de EE UU en Irak pasa
de ser llamadaOperación Libertad Iraquí a Nuevo Amanecer. El 18 de diciembre
de 2011 se marchan los últimos 500 soldados. Dejan atrás un país en ruinas. La escena está grabada en
Diwaniya, la base principal de las tropas españolas en Irak, en los primeros
meses de 2004. La participación en laguerra de
Irak, de cuyo inicio se cumple una década el próximo día 20, tiene
algo que la hace radicalmente diferente a la de Bosnia o Afganistán: no solo se
hizo sin el aval de la ONU y con la abrumadora oposición de la opinión pública
española, sino que llevó a los militares españoles a colaborar con las fuerzas
estadounidenses de ocupación. Ante el vacío de poder dejado por la disolución
del Estado iraquí y del partido Baaz de Sadam
Husein, la llamada CPA (Autoridad Provisional de la Coalición), en
la que había oficiales y diplomáticos españoles por decisión del entonces
presidente José
María Aznar, se
convirtió en Gobierno ocupante. "Para hacer cumplir las leyes impuestas
por la CPA" y puesto que "las fuerzas de la coalición representan la
ley y el orden en Irak", en septiembre de 2003, solo un mes después de que llegase a Irak la Brigada Plus Ultra,
con 1.300 españoles, se
distribuyó entre sus mandos un documento de la Sección de Inteligencia del
Estado Mayor titulado Procedimiento de
detención y actuación con el personal detenido. La guía, a la que ha tenido acceso EL
PAÍS, ordenaba que "durante y después de la detención se empleara la
violencia mínima imprescindible" y que se mantuviera "en todo momento
el respeto a los derechos del detenido". Los motivos para practicar una
detención eran muy amplios. "Cualquier persona puede ser detenida si crees
que representa una amenaza contra las fuerzas de la coalición" o si
"tienes la sospecha razonable de que ha cometido un delito", se
instruía a los militares. El manual incluía un catálogo de derechos del
detenido y advertía de que "no podrá invocarse circunstancia alguna como
justificación de la tortura o de otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes". Tampoco nadie podía ser sometido, "durante su
interrogatorio, a violencia, amenanazas o cualquier otro método de
interrogación que menoscabe su capacidad de decisión o juicio". Lo que no
existía es control judicial alguno, y el propio manual confiaba en "el
buen juicio y sentido común" del oficial al mando. Los detenidos por
delitos comunes eran entregados a la policía local iraquí, a través de la
policía militar de EE UU; mientras que los detenidos por delitos contra la
coalición (es decir, los insurgentes) eran conducidos al Centro de Detención de
Brigada de Base España. Los papeles de Wikileaks sobre la guerra de Irak, difundidos en
otoño de 2010, incluyen dos referencias a este centro de detención,
al que denominaDetention Facility. En uno de ellos, de 7 de enero de
2004, se alude a un registro de una casa en el noroeste de Diwaniya, donde se
encontraron armas "que podrían ser usadas contra las fuerzas de la
coalición". Un hombre y una mujer fueron arrestados, y el primero,
conducido a Base España "para ser interrogado en profundidad".
El
segundo, fechado el 11 de febrero de 2004, da cuenta de un atentado con un
artefacto adosado a una bicicleta contra militares españoles que patrullaban a
pie en Diwaniya. La explosión causó seis heridos, y dos presuntos insurgentes
fueron llevados a Base España "para un interrogatorio adicional". Según
testigos consultados por EL PAÍS, el centro de detención era un barracón con
cinco celdas situado a la entrada de la base, cerca del edificio del cuerpo de
guardia. El manual disponía que en cada calabozo hubiera un camastro, aunque en
la filmación no aparece cama alguna, a lo sumo una manta o una fina colchoneta
sobre el suelo de cemento. En varias operaciones se capturó a más de cinco
insurgentes, lo que obligaba a compartir celdas. En total, varias decenas de
iraquíes pasaron por el Detention
Facility español. La
custodia de los prisioneros estaba a cargo del cuerpo de guardia; una sección
de 30 hombres encargada de la vigilancia de la base. El oficial al mando
registraba las entradas y salidas de los detenidos. Los soldados se encargaban
de entregarles la comida, acompañarles al aseo e impedir la entrada a quien no
estuviera autorizado. El problema es que los miembros del cuerpo de guardia
carecían de formación para custodiar detenidos. Es más, este cometido lo hacían
en turnos de 24 horas y lo alternaban con la escolta de convoyes o las
patrullas. Es decir, un soldado que hubiera sido objeto de un ataque podía
estar al día siguente custodiando a su presunto agresor."La tentación de
tomarte la justicia por tu mano era grande", reconoce un soldado que
estuvo en Irak. Las tropas españolas llegaron en misión
"de paz, reconstrucción y ayuda humanitaria" a una "tranquila zona hortofrutícola", como calificó el entonces ministro de
Defensa, Federico
Trillo, las provincias
iraquíes de Al Qadisiya y Nayaf, donde se desplegó la Brigada Plus Ultra, para
la que se reclutaron también contingentes centroamericanos. En solo 10 meses de
misión, de agosto de 2003 a mayo de 2004, España sufrió 11 bajas mortales en
Irak. El conflicto abierto estalló cuando el imán chií Múqtada al Sáder rompió
con las nuevas autoridades y llamó a sus fieles, agrupados en el Ejército del Mahdi, a
la guerra santa contra
las fuerzas de la coalición. Para los españoles no fue una sorpresa. En el
manual de área elaborado en junio de 2003 por el Centro de Inteligencia y
Seguridad del Ejército de Tierra (CISET) ya se advertía de que Al Sáder
"es el más peligroso para los intereses de la coalición internacional, por
su intención declarada de establecer un Estado islámico". Los jefes de la
brigada española intentaron mantener un difícil equilibrio entre las distintas
facciones e incluso se opusieron a que se desmantelase por la fuerza un
tribunal islámico en Nayaf. Pero la intervención unilateral de las tropas
norteamericanas, que detuvieron al lugarteniente de Al Sáder sin informar
siquiera al mando español, avivó un incendio que ya no sería posible apagar. El
4 de abril de 2004 fue atacada por una multitud en armas la base Al Andalus, el
destacamento español en Nayaf. En los siguientes 50 días se produjeron 40
acciones de combate; con un muerto (del batallón salvadoreño, que compartía
base Al Andalus con los españoles) y 21 heridos por parte de la Brigada Plus
Ultra, y al menos ocho muertos y 23 heridos del lado de la insurgencia. Sobre
la base de Diwaniya llovieron al menos 227 proyectiles de mortero, sin causar
bajas, aunque uno cayó en el tejado del alojamiento femenino. Los dos
prisioneros golpeados en la grabación habrían sido detenidos con material de
mortero. En este
clima de creciente tensión imperaba la ley
del silencio en algunas
unidades, sobre todo en las más pequeñas, donde la relación entre mandos y
tropa era más estrecha. "Si alguien intentaba matar a uno de mis soldados
y él disparaba primero, yo no le pedía muchas explicaciones", recuerda un
suboficial. En teoría, los detenidos debían permanecer en Base España un máximo
de 72 horas. Estaba previsto habilitar una zona en la prisión de Diwaniyah para
el internamiento preventivo de los insurgentes por un periodo de hasta 15 días,
pero este proyecto nunca se puso en marcha, por lo que la única manera de
sacarlos de la base era ponerlos en libertad o trasladarlos a la cárcel de Abu
Ghraib, tristemente famosa por las vejaciones y torturas a las que fueron
sometidos los allí presos. Pero ni siquiera esto resultaba fácil. Según
reconoce un antiguo mando del contingente español, no siempre se podía
organizar un convoy para llevar prisioneros a Bagdad y, además, Abu Ghraib
estaba saturada, por lo que los estadounidenses intentaban que los prisioneros
se quedaran en las brigadas el mayor tiempo posible. Dos sucesos vinieron a
complicar aún más el trato con los detenidos: el primero fue el asesinato de
los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que cayeron en una
emboscada en la carretera que unía Diwaniyah y Bagdad el 29 de noviembre de
2003. Desde ese momento, el servicio de inteligencia se quedó sin un equipo
permanente en zona. Los agentes secretos viajaban periódicamente a Irak, pero
su máxima preocupación era investigar la muerte de sus compañeros. El manual
sobre detenciones les atribuía el cometido de realizar un "interrogatorio
adicional [...] cuando las características del detenido o la información que
nos pueda estar negando lo aconsejen".
El segundo suceso fue el asesinato del comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez, quien recibió un balazo en la cabeza
cuando dirigía una redada contra una banda de delincuentes comunes en la
localidad de Hamsa, a 40 kilómetros de la base. El 3 de febrero de 2004,
después de 13 días en coma, falleció en Madrid. En la terminología de la
coalición, el comandate Gonzalo Pérez era elProvost Marshall, de quien
dependía la liberación de un detenido o su traslado a Abu Ghraib. "El Provost
Marshall será el responsable de la coordinación de todos los elementos
implicados en el proceso [de captura, custodia y entrega de insurgentes] y la
corrección del mismo", decía el manual. La brigada
contaba también con un experto en Derecho, un oficial del Cuerpo Jurídico
Militar, pero el protocolo de detenciones no le asignaba ningún papel
decisorio: "El Aseju [Asesor Jurídicio] informará cuando sea requerido
acerca de la pertinencia de la detención llevada a cabo y también sobre las
acciones subsiguientes que procedan".
Solo se conoce una denuncia por malos tratos contra el contingente español. La del
iraquí Flayeh Al Mayali, que fue detenido el 22 de marzo de 2004 como "cooperacdor necesario"
en el asesinato de los agentes del CNI, de quienes era traductor. El 27 de
marzo -sobrepasado de largo el plazo de detención de 72 horas- fue trasladado a
Bagdad. Cuando en febrero de 2005, libre de cargos y sin haber sido juzgado,
salió de Abu Ghraib reivindicó su inocencia en declaraciones a El Heraldo de Aragóny aseguró
que, durante su interrogatorio en Base España, le pusieron una capucha, le
ataron las manos a la espalda y le pegaron. De noche, no le dejaban dormir y en
el viaje a Bagdad le insultaron y golpearon con fusiles, agregó. "Recibí
un trato inhumano y degradante, como si fuera un perro".
Las denuncias de Al Mayali nunca se investigaron. El Ministerio
de Interior le prohibió la entrada en España y Defensa ni siquiera informó de
su detención, como era preceptivo, al juez de la Audiencia Nacional Fernando
Andreu, a pesar de que apenas un mes antes había archivado provisionalmente la
causa por el asesinato de los siete agentes del CNI debido a la ausencia de
autor conocido. El general Fulgencio Coll, que estuvo al mando de la Brigada
Plus Ultra II y luego fue jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, asegura
que no tuvo "en absoluto" ninguna noticia de que en Base España se
maltratase a algún detenido y aún hoy se niega a creerlo: "Tengo plena
confianza en la gente que estaba a mis órdenes". Reconoce que la custodia
de detenidos "no era una misión que nos gustara, pero hubo que
asumirla". Eso sí, sus instrucciones eran "cumplimentar cuanto antes
el atestado y meterlos en el primer convoy para Bagdad". Mantenerlos en la
base era un problema añadido para un contingente que ya estaba
"sobrecargado de trabajo" y no daba abasto para cumplir todas las
misiones encomendadas. José Bono, ministro de Defensa
en el primer Gobierno de Zapatero, asegura que desde el momento en que tomó
posesión de su cargo tuvo hilo directo con el contingente español en Irak y no
le consta que se produjera ningún caso de maltrato. "No puedo asegurar
rotundamente que no sucediera antes, pero estoy convencido de que a mi
antecesor [Federico Trillo] no le llegó esa información", alega. Bono
tenía otros motivos para preocuparse. Nada más aterrizar en La Moncloa, el 18
de abril de 2004, Zapatero le mandó la inmediata retirada de las tropas
españolas de Irak. Bono tuvo una tensa conversación con el jefe del Pentágono,
Donald Rumsfeld -quien le recriminó haberse enterado de la noticia a través del
secretario de Estado, Collin Powell- y algo más que un roce con el jefe del
Ejército de Tierra, el general Luis Alejandre, quien le daba la impresión de
resistirse a cumplir sus ordenes. La relación con EE UU no se recuperó hasta la
salida de Bush de la Casa Blanca, ya en enero de 2009, mientras que el
desencuentro con Alejandre acabaría llevado a su destitución, junto al resto de
la cúpula militar, en junio de 2004. La Operación Jenofonte (la retirada de
Irak) no duró diez días, como quería Bono, sino casi un mes, pero el 21 de mayo cruzó la frontera con
Kuwait el último de los militares españoles.
Para ellos estaba claro
que no venían de una misión de paz, como sostuvo hasta el final Trillo, sino de
un conflicto duro y cruel del que ninguno de sus principales protagonistas
salió completamente inmaculado. La conducta de un grupo de bárbaros de
uniforme, amparados en la impunidad de la noche y la indefensión de sus
víctimas, no debe empañar la imagen de las Fuerzas Armadas y ni siquiera
salpicar a los más de 5.000 militares españoles que cumplieron con su deber en
Irak, pero ignorar el horror solo conduciría a repetir el error. -