En la última reunión de la dirección del Partido Popular de Madrid, su
secretario general y presidente de la Comunidad tras la renuncia de
Esperanza Aguirre tuvo que "parar" a su anterior jefa en el gobierno
para que no fuese más allá en sus críticas directas e indirectas a
Mariano Rajoy, a
Maria Dolores de Cospedal, a
Ana Botella, a
Ana Mato y a
todo aquel que se estaba cruzando por delante en esos momentos dentro
de la crisis interna desatada en el PP por las andanzas de su
ex-tesorero,
Luis Bárcenas, con insultos directos dirigidas a la
presidenta de Castilla la Mancha, peticiones de dimisión de la ministra
de Sanidad, más mano dura con el ex-tesorero y una ácida crítica de la
gestión del caso del "Madrid Arena" por parte de la alcaldesa de la
capital.
Ignacio González sabe que no le bastará con el apoyo de la Secretaria
general de su partido para encabezar la futura lista autonómica dentro
de dos años. Cospedal le ha defendido ante Rajoy y ya consiguió un
acercamiento entre ambos que parecía imposible. En justa compensación,
González la defiende ante todos, incluyendo a la díscola e impredecible
Esperanza Aguirre. Logró que tras la reunión, y en la posterior rueda de
prensa, Aguirre no fuera más lejos de proponer una regeneración de la
política y de los partidos a través de listas abiertas y mayor
democracia interna en las organizaciones.
González ha iniciado -con pleno conocimiento de Aguirre- un lento
adiós de las tesis y comportamientos de la ex- presidenta. Quedan muchos
meses por delante y el control que tiene sobre el partido en Madrid es
muy fuerte, con personas de su absoluta confianza colocados en puestos
claves del aparato, además de estar en el gobierno regional, como son
Salvador Victoria, que está en el Comité electoral, desde el que se
elaborarán las listas, a
Borja Sarasola, que controla el territorio,
pasando por gente como
Javier Lasquetti,
Bartolomé González,
Eva Durán,
Pablo Abejas o
Cayetana Alvarez de Toledo, y por supuesto con
Gador
Ongil, la vicesecretaria general del PP.
Poco a poco, con prisa y sin pausa, ha ido desmontando desde que accedió
a la secretaria general del partido que ostentaba su máximo rival y
ahora enemigo declarado,
Francisco Granados, la estructura de poder que
éste había montado de forma paralela en muchos de los pueblos de la
Comunidad, sobre todo en aquellos en los que gobernaba el PP desde hacía
años. Otra presencia incómoda en la estructura de mando de los
populares, como era la del ex consejero de Economía y Hacienda,
Antonio
Beteta, se "solucionó" con la marcha de este al equipo de
Cristobal
Montoro y los "pactos" logrados con el ministro de Rajoy.
Si no aparecen nuevas acusaciones, ni nuevos casos de espías, y el tema
de Eurovegas se pone en marcha a finales de este año, el actual
presidente madrileño cree que, junto a una recuperación económica
nacional que deberá "notarse" de formas significativa a comienzos de
2015, sus posibilidades de revalidar el cargo que ganara Esperanza
Aguirre en 2011 son muchas. Solo tiene que ganarse la confianza y el
apoyo de Mariano Rajoy. y para eso sabe que es necesario que se aleje de
la alargada sombra de la que ha sido su mentora desde que llegara al
Ayuntamiento de Madrid en el año 1984 como Técnico Superior. A partir de
aquel momento toda su carrera política ha estado marcada por el fuerte
carácter de la hoy pluriempleada "consejera" de Seeliger y Conde, bien
como articulista en ABC,
bien como comentarista en las mañanas de la
COPE.
Ignacio González es consciente de que se le mira y examina con lupa
dentro y fuera del PP. Se le mira en lo que hace, en lo que dice y en lo
que tiene. Se le espió en sus viajes al extranjero, se han hecho
informes por distintas agencias públicas y privadas sobre su patrimonio y
el de su familia, se han examinado a sus amigos...en un largo etcétera
que llevaría desde Método 3 al CNI. Una tensión que ha sido capaz de
soportar y de superar hasta el momento, bien apoyado eso sí, en sus
numerosos contactos y en una proverbial capacidad negociadora con todo
tipo de adversarios y hasta enemigos.
Una capacidad de acuerdo que le permitió llegar a las puertas de la
presidencia de Caja Madrid a finales del año 2009, un tema en el que
nunca agradecerá bastante a Rajoy el haberse inclinado finalmente por
Rodrigo Rato para dirigir la actual Bankia. Tras unas semanas de
"despiste" volvió a coger las riendas del gobierno regional y en
septiembre del 2012 se convertía en el sucesor de Aguirre, en una
ceremonia en la Asamblea en la que contó con la presencia de la persona
que mejor y más fielmente le ha acompañado en su carrera, su mujer.