martes 12 de marzo de 2013, 08:01h
Días
tristes para mi querida Ponferrada. Y no porque haya perdido su encanto, sigue
estando tan guapa como siempre. Son días tristes por culpa del rifirrafe
político que empaña la realidad de un pueblo en marcha. Días tristes porque mi
ciudad natal ha abandonado las páginas del arte, de la gastronomía, de la cultura, o del deporte, y ha saltado a
los titulares sensacionalistas del politiqueo, donde abundan las falsedades y se
urden las componendas, donde las traiciones y los rencores corrompen antiguas
amistades, donde se ajustan viejas cuentas, a costa de lo que sea y de quien
sea. Los partidos políticos son incapaces de apagar el incendio mediático que
ellos mismos han provocado, y la ciudad queda dañada en su imagen, sin tener
ninguna culpa.
Hoy
tendría que hablar de la Ponferrada real y auténtica, de esa Ponferrada minera
que si ayer consiguió eliminar la montaña de carbón que afeaba su caso urbano,
hoy está metida en un proyecto de trabajo, a través de la Fundación Ciudad de
la Energía, CIUDEN y en colaboración con
un consorcio europeo, para conseguir que
la práctica totalidad de la electricidad sea generada de forma limpia, sin
emitir CO2 a la atmósfera.
Tendría
que hablar de la Ponferrada turística, ecológica, enamorada de la naturaleza, parada y fonda en el Camino de Santiago, capital
de un Bierzo irresistible, donde las minas de oro romanas de Las Médulas, compiten
con un paisaje único y una excelente gastronomía, bien regada por el impresionante
vino de sus 70 bodegas.
Tendría
que hablar de la ciudad enamorada de la cultura y orgullosa de sus museos como
el Templum Libri, donde se exponen impresionantes joyas bibliografías, o del
Museo de la Radio al que tan estrechamente estoy ligado, y que conserva testimonios
que resumen la historia sonora de España. Tendría que hablar
también de la Ponferrada deportiva, que tantas alegrías nos da, no solo por las
victorias de la Ponferradina, que va camino de la primera división, sino también
por ser la sede de los campeonatos mundiales de ciclismo de 2014.
Tendría que hablar de muchas cosas buenas
de Ponferrada, y no de las luchas fratricidas
de una casta política que solo desea acaparar la tarta del poder. Envainen vuestras
dagas, queridos paisanos, cesen vuestros pleitos, olviden absurdos agravios, y
trabajen unidos por una ciudad que merece una política mucho mejor de la que se
está haciendo. Ponferrada es mucho más y los políticos han de estar a su
altura. La Ciudad de los Templarios, necesita más políticos con temple.