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Imagen de Santa Águeda para ilustrar la opinión de Águeda del Pozo |
No llamen a Ferraz, no hay nadie en casa
lunes 11 de marzo de 2013, 08:17h
Un año después de ser elegido Secretario General del PSOE y a 16 meses
de haber cosechado la mayor derrota electoral para el Partido
Socialista, Rubalcaba ha demostrado una vez tras otra su incapacidad
para dirigir al PSOE.
Quienes con mucha generosidad intentan exculpar al máximo dirigente
socialista, desgracidamente se equivocan. Es Rubalcaba el autor de una
dirección endeble, mal preparada y sin el menor liderazgo, no ya ante
los ciudadanos, ni siquiera ante sus compañeros.
No es verdad que a Rubalcaba le crezcan los enanos, no, es que se ha
rodeado de gente mediocre que no sabe ni puede imponer disciplina, si,
disciplina. En los partidos debe haber democracia, sin duda, pero
también disciplina, sin ella, un partido no funciona. Y no
es que a mi me guste, todo lo contrario, por eso, por ser indisciplinada, nunca, nunca me afiliaría a un partido.
Alfredo
Pérez Rubalcaba o ya no es el que era o nunca fue como creíamos que
era. El caso es que el Partido se le levanta una vez tras otra y el
Secretario General del PSOE no sabe o no puede poner orden. Que un
socialista, desconocido hasta hace 2 días, prefiera dejar el partido en
lugar de obedecer a su máximo dirigente, por ser alcalde, es muestra más
que suficiente de la falta de liderazgo de Rubalcaba. Que los diputados
del PSC rompieran, por primera vez, la disciplina de voto del Grupo
Parlamentario del Congreso para seguir las instrucciones de Navarro,
Navarro, no un Maragall, con perdón, no, a Navarro, y se enfrentaran a
Rubalcaba, es un claro ejemplo de debilidad.
Cuando la sociedad anda en la calle manifestandose una vez tras otra
contra las medidas del Gobierno no puede ser que no haya nada enfrente,
no puede haber un PSOE desaparecido y desacreditado. Y lo siento, el
responsable es el que debería ser y no es , su líder. Ha llegado la hora
de que Rubalcaba piense si es la solución o el problema. Ni los
militantes ni los votantes del PSOE se merecen una dirección sin
capacidad, sin ilusión, y sin ideas en una de las peores épocas que
hemos vivido. Ferraz no puede seguir vacío.