Se
celebra el 8 de marzo, el Día
Internacional de las Mujeres, en plural, para y porque no haya un modelo único
de vivirse y sentirse como tales...
¿Tiene
sentido, en este tiempo, que celebremos un día que visibiliza lo que somos la mitad de la población mundial?... ¿Tiene
sentido que hasta la fecha no hayamos podido construir entre todas y todos,
desde nuestras facetas profesionales y personales, desde las responsabilidades
políticas, institucionales, normativas... una sociedad, donde más allá del género, se nos valore por lo que somos, por las capacidades y talentos que tenemos, lejos de lo que se nos supone que hemos de
tener por haber sido socializadas en un entorno que nos indica como hemos de
ser, sentir, hacer y vivir?
Desafortunadamente
sí. Es necesario que aún visibilicemos que las mujeres, por el hecho de serlo,
cobramos menos por nuestro trabajo (15,3% menos por hora).
Que asumimos mayor
responsabilidad en los espacios y trabajos de cuidados (dedicamos casi 3 horas
más cada día a la limpieza del hogar).
Que estamos infrarrepresentadas en los
espacios donde se toman las decisiones (en el mundo hay en torno a una decena de presidentas de Gobierno).
Que el acceso a los puestos
de poder nos está vetado (12,7% mujeres
en Consejos del Ibex 35).
Que se cuestione que nuestra presencia sea a través
de cuotas que ponen en duda nuestras capacidades, cuando quizá de otro modo nos resultaría aún
más difícil, (¿imposible?), llegar.
A
ello, hemos de hacer visibles los obstáculos sobre las expectativas sociales en
relación al papel de cuidadoras que hemos de cumplir las mujeres.
Por ello y para poder cumplir con nuestro
cometido, es esperable que renunciemos o compaginemos la maternidad y otras
tareas de cuidados con el empleo (23,2 %
trabajamos a tiempo parcial, frente a un 5,4% de los varones). Cuando la
tarea es insostenible, optamos o bien por la reducción de jornada (solicitamos
el 98,3% de permisos para atender a las
criaturas y a los mayores) o bien por la
salida del mercado laboral, después de haber sufrido múltiples desgastes para
poder llegar a todo y tras pagar con nuestra salud presente y futura tan arduo
cometido.
Pensemos, si somos varones
y mujeres 1440 minutos cada día, 7 días a la semana, 365 días al año, el
vivir la/en desigualdad es un hecho que afecta transversalmente a lo largo de nuestra vida y a través de todo
lo que hacemos en cada uno de nuestros días. Por ello, sumemos esfuerzos
personales, reivindiquemos compromisos políticos en pro de la igualdad que supondrá
un avance hacia una sociedad más igualitaria, justa, democrática y, también,
más feliz tanto para los hombres como para
las mujeres.
Dra. Vicenta Rodríguez Martín
Profesora Titular de Trabajo Social y Servicios Sociales
Departamento de Derecho del Trabajo y Trabajo Social
Facultad de Ciencias Sociales. Talavera de la Reina
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