jueves 07 de marzo de 2013, 09:33h
Para entender el
desconocimiento palmario que algunos dirigentes de CIU y ERC tienen sobre la
situación militar actual tenemos que remontarnos a 1977.
Por aquellas fechas, las
gentes clamaban "libertad, amnistía y estatuto de autonomía". Finalmente se
consiguieron todas sus pretensiones, pero la amnistía no fue para todos, pues
los militares que permanecieron fieles al Gobierno de la República y los condenados
por pertenecer a la UMD fueron excluidos de la amnistía. Incluso los
legisladores se tomaron la molestia de añadir en la Ley de Amnistía una frase
dedicada a perjudicar exclusivamente al Comandante de Ingenieros D. Antonio
Herreros Robles y a mí.
En este ambiente de
control militar del parlamento se elaboró la Constitución que dio una solución
global a todos los problemas pendientes, en vez de resolverlos de forma
individualizada. Lo lógico y democrático hubiese sido someter a referéndum la
forma del Estado, monarquía o república, y la estructura del Estado, central,
autonómico o independencia.
Esos referendos no se
hicieron porque la cúpula militar no lo permitía a pesar de que todas las
encuestas confirmaban con rotundidad que ganaría la monarquía y el estado
autonómico, pero sólo para Cataluña y el País Vasco.
Bajo este clima de
presión militar, una docena de personas decidieron crear el Estado de las
Autonomías, el famoso "café para todos", con un doble objetivo. En primer
lugar, para que los militares vieran que no había peligro de secesión, pues
Cataluña y el País Vasco iban a tener el mismo grado de autogobierno que
Murcia. El segundo objetivo del famoso "café para todos" era dificultar el
desarrollo autonómico de Cataluña y el País Vasco.
En 1975, todos los
partidos democráticos creían imposible llegar a un Estado de Derecho a partir
de la legalidad franquista. Todos los partidos, desde la democracia cristiana
de Ruiz-Giménez hasta la extrema izquierda, pensaban que la única forma de
traer la democracia a España era rompiendo con la legalidad franquista y
convocando elecciones para unas Cortes constituyentes.
La existencia de unas
fuerzas armadas fieles al franquismo hacía inviable la ruptura democrática, por
lo que pronto todos los partidos aceptaron lo que vinieron en llamar "ruptura
pactada", nombre que pronto cambiaron por el de "transición a la democracia".
Tras numerosos intentos
de golpe de estado, hemos llegado hasta aquí gracias a que se han guardado las
formas; es decir, se ha respetado en todo momento la legalidad vigente,
incluida la legalidad franquista. Este encaje de bolillos jurídico se ha
llevado a cabo para no dar motivos a los militares para interferir en la
transición.
Muchos han tenido que
sacrificarse y renunciar provisionalmente a sus derechos, pero sobre todo hemos
sido los militares demócratas los que más hemos sufrido y de hecho seguimos
sufriendo las consecuencias de haber sido demócratas en tiempos de Franco.
Tuvimos que esperar 11
años para que se nos diese la amnistía y dejásemos de ser oficialmente unos
delincuentes por haber pertenecido a la UMD, y hemos tardado 36 años en ser
reconocidos como militares honorables por el Ministerio de Defensa, si bien en
determinados ambientes se nos sigue discriminando con el beneplácito del
Gobierno.
El punto quinto del
programa militar de la UMD, elaborado en 1974, se ha cumplido hace siete meses,
con casi 40 años de retraso, con el desarrollo de la Ley Orgánica 9/2011 sobre
derechos y deberes de los miembros de la Fuerzas Armadas.
Esta lentitud en
construir un Estado de Derecho similar a cualquier otro europeo, meta que aún
no se ha conseguido plenamente, se ha debido al miedo a una intervención
militar que desbarate todo lo avanzado.
Táctica fundamental para
no dar pie a una intervención militar es el respeto a la legalidad vigente; por
eso, cuando algún político dice que conseguirán la independencia de Cataluña
con o sin amparo legal, provoca un enorme malestar en las Fuerzas Armadas,
sobre todo entre los retirados, todos provenientes de la etapa franquista.
En aplicación estricta de
los más elementales principios democráticos, los catalanes tienen derecho a
decidir si quieren ser españoles o no, pero dentro del marco legal.
Dicho esto, veamos con
qué bagaje están dispuestos a llevarnos a un callejón sin salida estos
"líderes" de la clase política catalana.
El censo electoral en las
últimas elecciones catalanas era de cinco millones trescientas mil personas.
Entre CIU y ERC obtuvieron un millón seiscientos mil votos, es decir, consiguieron
el respaldo del 30,10% de los ciudadanos catalanes.
Con ese treinta por
ciento de los votos, CIU y ERC, tienen mayoría en el parlamento pero no
olvidemos que no son los representantes directos del pueblo, sino los
representantes de sus respectivos partidos, que no es lo mismo.
Si estas elecciones
catalanas se hubiesen celebrado con listas abiertas, a lo mejor D. Artur Mas no
habría resultado elegido, como tampoco hubiese sido elegido en su día el Sr.
Barrionuevo, cuando el PSOE lo presentó en sus listas cerradas, con el único
objeto de proporcionarle inmunidad parlamentaria.
No siendo los
representantes directos del pueblo, sino de su respectivos partidos, y con el
respaldo de este 30 por ciento de ciudadanos catalanes, cuya principal
preocupación no es precisamente la independencia de Cataluña, los dirigentes de
CIU y ERC están poniendo en peligro la convivencia pacífica de los españoles
que tantos sacrificios nos ha costado conseguir, sobre todo a los militares
demócratas.
Hay que pensar que esta
actitud la llevan a cabo por puro desconocimiento de la realidad
político-militar en la que se mueven pues de lo contrario habría que acusarles
de irresponsabilidad e insolidaridad.
Estos dirigentes piensan
que es imposible una vuelta a la dictadura militar, sin embargo los estado
mayores de algunos países europeos no lo piensan así.
Por ejemplo, el Estado
Mayor suizo tiene planes para desplegar su ejército y blindar toda la frontera
si se produce un éxodo masivo de exiliados procedentes del sur de Europa, incluida
España.
En la actual coyuntura de
crisis en la Unión Europea, el ambiente militar en Grecia no es muy distinto
del español, con la enorme ventaja para los griegos de que no tienen el
problema del independentismo catalán y vasco.
En Portugal, la situación
es similar, las ansias por tomar el poder de algunos militares portugueses, son
públicas y notorias. Amplios sectores populares de la izquierda portuguesa
apoyan públicamente la vuelta al poder de los militares, como ya sucedió el 25
de abril de 1974. Muchos militares se pronuncian y escriben artículos donde
teorizan sobre la mejor preparación actual del Ejército portugués para tomar el
poder, con respecto a abril de 1974. Afirman que en 1974 el ejército estaba
acostumbrado a operar solamente en campo abierto y, sin embargo, ahora tienen
mayor entrenamiento para actuar en ambiente urbano.
En Portugal, la toma del
poder por los militares sería de signo político opuesto a la griega o española,
al menos eso era lo que se comentaba en la cena multitudinaria de militares
celebrada el pasado 22 de febrero de 2013, en la Rua da Junqueira de Lisboa.
Los políticos que
comparan Escocia o Quebec con Cataluña viven fuera de la realidad española. En
Canadá o el Reino Unido hay unas democracias firmemente asentadas y a ningún
militar se le ocurre la posibilidad de que las fuerzas armadas puedan
interferir en política. Por otro lado, la honorabilidad de la clase política de
esos dos países está en las antípodas de la clase política española y catalana
que gozan de un merecido desprestigio difícilmente superable.
Los dirigentes de CIU y
ERC pueden conseguir la independencia por vía legal, pues si el Tribunal
Constitucional no les da la razón, tienen la posibilidad de anular esas
decisiones en tribunales de justicia internacionales, acudiendo a instituciones
internacionales, o esperando una coyuntura más favorable para modificar la
Constitución.
Los "lideres" catalanes,
en vez de repetir reiteradamente que se está negando a Cataluña el derecho de
autodeterminación, podían plantear un recurso ante el Tribunal Europeo de
Derecho Humanos, ante la Corte Internacional de Justicia de la ONU, o ante la
instancia que consideren oportuna, alegando que España está vulnerando el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos o cualquier otro pacto que obliga
legalmente a España a respetar el derecho de autodeterminación. Si acuden a la justicia nacional o internacional en defensa de sus derechos, no molestarán a
nadie, lo que si molesta, y mucho, a las Fuerzas Armadas es que estén
repitiendo constantemente la misma cantinela.
Si piensan que el
Tribunal Constitucional vulnera algún derecho fundamental, tienen instancias
internacionales donde defender esos derechos, como hacemos el resto de los
ciudadanos. Si no acuden a esos tribunales es porque temen que no prospere su
demanda pues de acuerdo con el Derecho Internacional, el derecho de
autodeterminación se refiere exclusivamente a la independencia de las colonias
y es poco probable que un tribunal internacional homologue a Cataluña con una
colonia.
Si ese tránsito hacia la
independencia lo hacen ordenadamente, sin estridencias, y de forma legal, es
posible, aunque difícil, que consigan sus objetivos, pero si pretenden acortar
plazos y vulnerar la Constitución, como ya tienen anunciado, la oposición
militar será unánime. En ese caso, los militares no tendrán que intervenir
unilateralmente puesto que al estar la legalidad de su parte les bastará con
cumplir las órdenes del Gobierno que no tendrá más remedio que intervenir
presionado por los militares, presiones que ya han comenzado.
Sería de agradecer que
estos dirigentes independentistas catalanes actuaran con mayores dosis de
pragmatismo, en aras de un mayor bienestar y tranquilidad de todos los
ciudadanos españoles, incluidos los catalanes que no quieren serlo.
(*) José Ignacio Domínguez
es teniente coronel de Aviación ®, Comandante de Iberia y fue portavoz de la
UMD en el exilio
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (7)
18808 | Jose - 09/03/2013 @ 02:09:58 (GMT+1)
Si el Gobierno, con el respaldo de Las Cortes, ordena las Fuerzas Armadas controlar Cataluña, señor Perinat, porque la Generalitat ha incumplido la Constitución y se han agotado todas las demás vías, lo que deben hacer los militares, estén de acuerdo o no, es lo que usted dice, que en definitiva se traduce en obedecer al poder legítimamente constituido. Esa es la democracia, con ruptura pactada o sin pactar.
18795 | Antonia - 08/03/2013 @ 17:27:31 (GMT+1)
Tengo los pies bien plantados y me parece que el que vuela, aunque sea bajo, es usted, como buen aviador. Lo hace con buena intención, pero...hablar de cúpula militar franquista a estas alturas de curso, además de no saber contar años, denota un lenguaje un tanto obsoleto. Estos debates que permite DiarioCrítico resultan muy divertidos. No se enfade, hombre, que sólo es una opinión distinta.
18789 | Perinat - 08/03/2013 @ 14:41:04 (GMT+1)
Efectivamente, la situación actual es muy distinta a la de 1934. El Ejército en el año 34 era muchísimo más liberal que el ejército actual. Recuerde por ejemplo a la Unión Militar Republicana Antifascista o al hermano del dictador, el comandante Ramón Franco que obtuvo más de 90.000 votos en las listas de ERC. En la actualidad la cúpula militar proviene del franquismo y a ningún militar en su sano juicio se le ocurre presentarse en las listas de ERC. El primer JEMAD no franquista que hemos tenido, Julio Rodríguez, fue defenestrado nada mas llegar el PP al poder.
En cuanto a la situación internacional actual también es más desfavorable a la independencia de Cataluña.
No voy a contestar a más perogrulladas, pon los pies en el suelo y mira qué ejército y que democracia tenemos.
18784 | Antonia - 08/03/2013 @ 13:40:46 (GMT+1)
Yo no he olvidado, la Historia, querido amigo. Por eso, precisamente, tengo muy claro que la situación de hoy nada tiene que ver con la del 34. Le recuerdo que Companys, que era por cierto federalista y no independentista, actuó a rebufo de la Revolución de Octubre. Y no solamente la situación nacional, sino también la internacional y la del propio ejército. Lo siento pero las comparaciones con el pasado tienen que ser mucho más rigurosas, si es que deben hacerse que no siempre. Hoy es impensable una actuación como la de Lluis Companys y, sobre todo, me parece poco hacerle el caldo gordo a los viejos, retirados y nostálgicos militares que planean un debate inexistente: Separatismo catalán versus intervención militar.
18780 | Lucrecia - 08/03/2013 @ 12:24:44 (GMT+1)
Efectivamente Antonia si los dirigentes catalanes no cumplen la ley entraran en un callejon sin salida.
18771 | Perinat - 08/03/2013 @ 10:00:45 (GMT+1)
Antonia, desengáñate, si la Generalitat incumple la Constitución y el Gobierno central da orden al Ejército de desplegarse en Cataluña, no habrá ni un solo militar que incumpla la orden, ni uno solo. Eso ya sucedió en octubre de 1934 cuando el Gobierno de la República ordenó al General Batet que tomara el mando en Cataluña y metiera en la cárcel al Gobierno de la Generalitat, incluido el President Companys.
Esa parte de la historia y otras similares están olvidadas como consecuencia de los pactos de la Transición, pero desgraciadamente la historia se repite, sobre todo cuando se olvida artificialmente.
18758 | Amtonia - 07/03/2013 @ 10:27:52 (GMT+1)
A mi me parece que echar la culpa de lo que puedan hacer algunos militares a lo que están haciendo los catalanes, es injusto, además de un disparate. Lo que hagan los unos no es achacable a terceros. Por otro lado creo que los militares hoy día son el reflejo de la sociedad y que estarán tan fraccionados como ella. En todo caso un golpe de Estado, en las fechas que corren, es absolutamente imposible. Veo a este señor un poco alterado y con algo de mierdo en el cuerpo.
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