Corruptores y corrompidos
martes 05 de marzo de 2013, 07:42h
Día tras día, con una monotonía agobiante, se suceden
episodios donde, desgraciadamente, la
corrupción es protagonista. Se habla
mucho de corrupción, y a veces se calla lo más importante, que hay dos clases
de corruptos, los sujetos activos que promueven la corrupción, y los sujetos
pasivos que se dejan corromper.
Corruptores
y corrompidos son la cara y la cruz de la misma moneda, y no existirían unos
sin los otros. Si los corruptores encuentran motivo para ir repartiendo
prebendas a cambio de favores, es porque hay corrompidos dispuestos a hacer
favores a cambio de prebendas. Una cosa llama a la otra. Si es malo el que
compra voluntades, también es malo el que las vende al peso.
Cuando
un individuo, llámese como se llame, comienza a repartir sobres con dinero de
dudosa procedencia, es porque sabe que hay gente dispuesta a recibirlos y guardar
un silencio cómplice. Y quien dice sobres, dice trajes, o bolsos o comisiones.
Una
sociedad sana, es una sociedad que no permite que se produzcan estas relaciones
peligrosas. Cuando este espíritu de moralidad cívica se consigue, los
corruptores tienen que largarse a otras latitudes con sus sobres, sus trajes,
sus bolsos y sus comisiones.
La
corrupción existe porque existe un caldo de cultivo, donde puede crecer y
desarrollarse a su antojo, donde hay gente que hace y gente que deja hacer,
gente que paga y gente que cobra, gente que ejecuta y gente que mira para otro
lado. Y también, como no, gente que recibe una pasta gansa por su cara bonita, pero
que cuando agarran al corruptor con las
manos en la caja, se escandaliza y proclama a los cuatro vientos su inocente
ignorancia. Esos son los peores, esos fariseos que van de honrados y son unos
corruptos de doble cara.