lunes 04 de marzo de 2013, 10:00h
Un abrazo para Iñaki Oyarzabal; se le habrá pasado por la cabeza eso
tan cabanillesco de "cuerpo a tierra, que vienen los nuestros". Jorge Fernández
Díaz, Ministro del Interior, se ha opuesto en Roma al matrimonio homosexual con
el argumento, definido por él mismo como "racional" de defender "la pervivencia
de la especie". ¿De cuál? Somos siete mil millones de seres humanos en una
tierra contaminada, superpoblada y dotada de recursos limitados. Las
perspectivas demográficas son aterradoras por el escaso trabajo para todos o el
precario suministro de agua potable, y el Ministro se preocupa porque nos
reproducimos poco. Cuando las proyecciones para dentro de unos años nos acercan
a los nueve mil millones de seres humanos ¿Eso es racional? ¿Lo es no criticar en
el Vaticano el celibato católico de monjas y sacerdotes y el voto de castidad
de los numerarios del Opus Dei si le preocupa al Ministro la escasa natalidad
en el planeta?
El problema de conciliar Fe y Razón nunca terminará para la carcundia
integrista. Pero al menos, en Roma, uno espera escuchar argumentos ontológicos
elaborados con una cierta pretensión de rigor intelectual, donde nunca se ha
aceptado la pérdida de control sobre los matrimonios. No ya entre católicos,
sino entre agnósticos, ateos o mediopensionistas.
Desmontemos también, de antemano, otras coartadas. Ningún estudio
serio avala la tesis del ejemplo de los referentes paternos o maternos como
causa de la homosexualidad. Tampoco de la supuesta mala crianza de los hijos,
biológicos o no, de parejas homosexuales. En el Islam y el cristianismo la
heterosexual parece ser la única unión "sana" y "adecuada" para criar hijos
según las normas de la más estricta calipedia; palabra cuya etimología deriva
del griego "kalos". No me puedo resistir a incluir su preciosa definición; "el
arte quimérico de procrear hijos hermosos". Por supuesto el amplio concepto
griego de "kalos" no sólo implica lo bello; también bondad, salud y equilibrio.
Como el mismo concepto de homosexualidad en la Grecia Clásica. Y ahora
fijémonos en el adjetivo "quimérico" en el sentido de "imaginado sin
fundamento"; muy raramente las parejas "normales" heterosexuales crían hijos
calipédicos. No digamos las disfuncionales o marginales, aunque estén
compuestas de varón y mujer, cuando no saben educar, ni criar, ni, en muchos
casos amar a sus hijos biológicos. El concepto según el cual los niños deben
ser protegidos de la adopción por parejas homosexuales es tremendo. Implica
creer que la homosexualidad es una perversión incontrolable y/o una enfermedad
trasmisible por convivencia, y no una opción más, como que le gusten a usted
rubias o morenas, gordos o flacos, altas o bajas, militares o hippies, ministros
o gentes con sentido común, culés o colchoneros.
Nuestros carpetovetónicos más leídos apelan al argumento etimológico
desde sus cavernas. "Matrimonio" dicen, deriva de madre. ¿Cómo va a existir el
matrimonio sin madre? Su lógica nos llevaría a suponer que una pareja de
lesbianas, comparada con una de heteros, será el doble de matrimonio además de dos
veces más legal. Y embarazadas a la vez las dos lesbianas se podrían reproducir
el doble de rápido que una pareja más convencional, solucionando el problema de
nuestra extinción como especie incluido entre las prioridades de la agenda
ministerial de Interior.
Otros respaldan el asunto con la autoridad de la RAE. Matrimonio es la
"unión de hombre y mujer". Como si las definiciones no cambiaran con el uso y
el tiempo. Una vez más habrá que recordar como la palabra "coche" pasó de
designar al vehículo tirado por caballos, al automóvil con motor de explosión
cuando los nobles brutos acabaron dentro de las albóndigas de reno suecas. Como
las "azafatas" eran bandejas o canastas, y luego su uso cambió para designar
nuevas realidades.
Relacionar la reproducción con el matrimonio en el mundo de hoy no es
tampoco muy racional. Se pueden tener hijos sin casarse o casarse sin tenerlos.
Se puede adoptar o recurrir a la inseminación artificial o natural con un
amigo, opción mucho más divertida, sin duda.
Existe en el mundo una cultura que no conoce el matrimonio. Son los
Mosuo en China, en el lago Lugu, cercano al Tibet. No celebran bodas, y son muy
raras las uniones de pareja estables entre hombres y mujeres. Eso nunca ha sido
un obstáculo para la reproducción de la etnia. Y en muchos aspecto parecen
mucho más felices que otras gentes; tal vez por ser un matriarcado donde a los
hombres, seres simples a sus ojos, no se les deja ni ser ministros ni hacer las
tareas complicadas, reservadas a las hábiles mujeres.
No es la Religión, pese a nuestro Ministro del Interior, la asignatura
que hay que colocar al nivel de las instrumentales. Es la Filosofía, para no
quemar a nadie en las hogueras de la Santa Inquisición y aprender a pensar por
uno mismo, comprendiendo lo que es la Lógica y los argumentos racionales.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (4)
18698 | pascuamejia - 05/03/2013 @ 12:55:27 (GMT+1)
Lo peor, Bruno, como bien señalas, es la nadería argumentativa. Lamentablemente cada vez hay más tópicos en el ambiente y menos razonamientos. En fin, parece que "el todo sea por la causa" está más vigente que nunca. Afortunadamente para la salud polñitica del país, cada vez más comatosa, empiezan a oírse voces interiores que enmiendan la plana a unos y otros.
18696 | Angel - 05/03/2013 @ 12:18:38 (GMT+1)
Gracias a esta polémica me entero de que, como el expresidente Bush, nuestro flamante ministro de la Caverna es un cristiano renacido que encontró a Jesús en Las Vegas... Miedito dan. Y luego miras a Arabia y ves que vuelven a crucificar personas, que mundo, que mundo...
18671 | B M-T - 04/03/2013 @ 17:05:51 (GMT+1)
Salud, don Ángel, qué alegría verle de nuevo por aquí. Muchas gracias por sus lecturas y comentarios. En efecto, malos tiempos estos, cuando hay que repetir lo mismo, por obvio, una y otra vez. Pero para mala época aquella, cuando éramos cuatro homínidos en el etíope valle de Afar y en Olduvai procreando como conejos para asegurar la precaria supervivencia de la especie acechada por leopardos y leones. Ahora son los felinos quienes corren grave peligro de extinguirse por la presión que sufren a nuestras manos. Pero hay quien no ha cambiado de mentalidad desde los tiempos del Austrolopithecus, y temen evolucionar hasta el Homo Habilis y Erectus, no vaya a ser pecado tanta habilidad manual con la soberbia en erección, como el duque ese, Urdantontín.
18661 | Angel - 04/03/2013 @ 15:02:27 (GMT+1)
Mala época ésta en la que hay que repetir una y otra vez los asuntos más obvios. Bienvenidas sean sus argumentadas palabras don Bruno, aunque la lástima es que, seguramente, nunca llegarán a adentrar las entendederas de los carpetovetónicos. Salud.
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