El pluralismo en Catalunya
viernes 01 de marzo de 2013, 08:19h
Lo
anormal sería que la sociedad catalana no fuera plural. Que fuera monolítica,
como preferirían ciertos extremismos, de uno y otro signo. Pues no, resulta que
es una sociedad normal, con algunas características muy acentuadas.
Por
su historia peculiar y su rica composición social, no puede ser otra cosa que
plural en todos los aspectos: lingüístico, cultural, demográfico, racial,
religioso, ideológico, etc. Y esto se refleja, lógicamente, en su pluralismo
político.
Este
pluralismo político que resuelve -o debería resolver, siempre- sus tensiones en
el campo de las reglas democráticas. Con juego limpio, sin trampas, sin animo
de imposición de unos sobre otros. No siempre ocurre de forma tan nítida. En la
política hay intereses y pasión que, con frecuencia, obnubilan la mente;
entonces empieza la incomprensión mutua.
El
tema identitario, sobretodo cuando se alía, o sirve de tapadera, a intereses
económicos, tensiona el debate político hasta extremos que dificultan la
convivencia, poniéndose, a veces, en fuera de juego de la normativa democrática
vigente, hurgando e incluso 'inventándose' otros terrenos democráticos..La
inventiva es libre, pero la convivencia requiere normas.
En
el campo de juego democrático deben caber todas las tendencias políticas para
competir en buena lid. Por ejemplo, todas las derivadas de la distinta
conjunción de posiciones identitarias y sociales diversas. Todas las que en el
escenario actual pugnan por conservar o por ganar cuotas de poder.
El
panorama es amplio y complejo. En los extremos están las formaciones políticas
que consideran Catalunya como una parte de la España unitaria (PPC), y las que
defienden que constituye una 'identidad nacional' a parte, totalmente
distinta.(ERC). Dentro de estas últimas, hay las que circunscriben esta
'identidad nacional' al antiguo Principado, y, contrariamente, las que (como
CUP) la extienden a todos los 'Païssos Catalans' (la histórica Corona de
Aragón); posición ésta bastante
marginada o en declive. Entre estos extremos, con sus peculiaridades, están las
demás tendencias.
Tres
importantes movimientos recientes han trastocado el panorama clásico de
'catalanistas' y 'españolistas', en sus distintos grados: el nacionalismo
moderado y colaborador con el Estado (CiU de Jordi Pujol); el 'españolismo
matizado' defensor de la singularidad catalana dentro de España (PSC-PSOE), y
el 'autonomismo constitucionalista' (PPC, de Sánchez-Camacho).
Pero los tres movimientos que han cambiado la escena han
sido, principalmente: la radicalización repentina de Artur Mas (CDC), apostando
por el 'soberanismo' rupturista con España; la aparición con fuerza de
Ciutadans (Albert Ribera) optando por el respeto escrupuloso del marco
constitucional desde una izquierda catalana ilustrada, y la irrupción de Pere
Navarro (PSC) liderando un socialismo catalán federal y contrario a la
independencia pero a favor de que una nueva relación Catalunya-España surja del
ejercicio, legal y pactado, del 'derecho a decidir' reconocido al pueblo
catalán, en virtud de un invocado "principio democrático", que ampara personas
y pueblos.
Convendrían
nuevas matizaciones para una mayor clarificación. Pero lo que más llama la atención
ahora, es el paso dado por el PSC de Pere Navarro (distanciándose claramente
del PSOE), pero manteniendo una fundamental diferencia con CiU de Artur Mas, a
cuya órbita, sin embargo, parece acercarse.
Artur
Mas (CiU) pactando -para mantener la presidencia de la Generalitat- con Oriol
Junqueras (ERC), no solo se ha propuesto liderar el proceso independentista,
sino que ha conseguido que el Parlament proclamase la "soberanía del pueblo
catalán", definiendo a Catalunya como un "sujeto político y jurídico
soberano". Es decir, primero proclama unilateralmente la "soberanía" para
que después, en referéndum o consulta, se consagre un "estado independiente",
sea de forma legal o al margen de la ley. Como era de esperar, el gobierno del
Estado ya ha anunciado que recurrirá este acuerdo ante el Constitucional. Con
lo cual, por ahora, el freno está echado.
¿Qué
hace Pere Navarro (PSC)?. Primero se declara contrario a la independencia y
afirma, además, que un eventual referéndum ha de ser "legal y pactado" con el
Gobierno, y que en este caso su partido votaría en contra. Sin embargo, de
entrada proclama que el pueblo catalán, por un principio democrático, tiene ya
"el derecho a decidir" sobre su futuro, pudiendo decir "sí" o "no" a la
independencia. Pero la cuestión de fondo es esta:: atribuirse el "derecho a
decidir" sobre el futuro ¿no supone ya una implícita declaración de
"soberania", aunque luego en un referéndum se vote "no" a la independencia?.
La
diferencia con la "Declaración" del Parlament, propiciada per. Mas y Junqueras,
está en que esta presupone que -proclamada ya la soberanía- habrá que votarse a
favor de la secesión, mientras que la propuesta de Navarro se sitúa,
aparentemente, en una una posición más neutra, pero sobre todo se diferencia en
que la consulta habrá de hacerse por la vía del diálogo y de forma "legal y
pactada". Casi nada.
Catalunya es y seguirá siendo plural y diversa,
quizás más que cualquier sociedad normal. Y con una personalidad muy acusada.
Pero, en el contexto actual, esta misma diversidad y pluralidad pueden ser un
obstáculo infranqueable a su proclamado sueño, más o menos amplio, de
soberanía.